Fernando Lussón

COLABORACIÓN

Fernando Lussón

Periodista


Primera- ¿y única?- oportunidad

06/01/2023

A todos los líderes políticos de los grandes partidos que han fracasado en su primer intento de asalto a La Moncloa se les ha concedido una segunda oportunidad, e incluso una tercera, hasta que han logrado culminar el sorpasso y convertirse en presidentes del Gobierno. En un tiempo en el que han sido frecuentes las repeticiones electorales resultaba muy difícil cambiar de general en mitad de la contienda. De José María Aznar a Pablo Casado, pasando por Mariano Rajoy, los líderes del PP se han curtido en la oposición. Ahora es el turno de Alberto Núñez Feijóo que arranca su año decisivo con el viento de cara de los sondeos electorales y que debe confirmarlos en las elecciones autonómicas y municipales del mes de mayo, que una vez más se presentan como unas primarias de las generales, en las que importan menos los problemas locales que el asalto definitivo a la  presidencia del Gobierno. 

La pregunta pertinente es qué ocurrirá si los resultados de mitad de año no son tan favorables como se presumen para el PP, medidos en el poder territorial que arrebaten a los socialistas y luego no se confirman las expectativas en las generales, y si a Núñez Feijóo le darían una segunda oportunidad si los populares se quedan otros cuatro años en la oposición, porque una nueva coalición Frankenstein mantiene en el gobierno a Pedro Sánchez.  

Un partido de gobierno como el PP lleva muy mal estar en la oposición, no solo porque tenga un concepto patrimonialista del poder que le impide llegar a pactos de Estado con el  gobierno –una cuestión es ofrecerlos y tratar de que el oponente acepte tu programa electoral y otra bien distinta sentarse a negociar-, incluso le lleva a negarse a cumplir la Constitución en la renovación de instituciones troncales, o trata de dinamitar la acción del Gobierno dentro y fuera de España con previsiones y vaticinios negativos que no se han cumplido. Además una organización como el PP, o el PSOE, son máquinas de ganar elecciones y si no lo hacen toda la responsabilidad se descarga sobre el líder.  

A raíz de la defenestración de Pablo Casado y de la potencia que ha demostrado tener el ala más dura del PP, representada por la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso,, con la que Feijóo mantiene una entente cordiale no exenta de recelos y que ya le ha dado algunos toques de atención sobre la senda por la que debe transitar, el presidente de los populares debe combinar el discurso de la moderación con las acciones radicales, para tratar de recabar votos tanto de las zonas templadas que apoyan al PSOE críticas con el sanchismo, como de los votantes de VOX dispuestos a regresar a la casa grande de los conservadores, para que su dependencia de la ultraderecha sea la menor posible cuando haya que sumar los votos para conseguir gobiernos.    

Como en el PP hay solución de recambio a la vista, las posibilidades de que a Feijóo se le conceda una segunda o tercera oportunidad, en el caso de que fracase en la primera, son más bien escasas. Para lograr su propósito de llegar a La Moncloa, además de no cometer errores de bulto, de que le acompañen los resultados territoriales, cuenta con la desaparición de Ciudadanos y el trasvase de todos su votos, más los errores de cálculo de Pedro Sánchez y porque la situación económica pesa más negativamente cuando va mal que positivamente cuando va bien.