Misa con restricciones

A.M.
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Los templos adaptan sus sistemas de calefación a 19 grados mientras los más grandes llegan a pagar por encima de 10.000 euros al año de factura, que en el caso de la Catedral supera los 22.000

La iglesia de San Martín durante la celebración de una misa. - Foto: Rosa Blanco

A La Iglesia Católica en Segovia no le inquietan las medidas adoptadas por el Gobierno para reducir el consumo de energía, aprobadas el uno de agosto,  que limita a 19 grados la temperatura en el interior de los templos, en invierno. Por un lado solo encienden el sistema de calefacción en torno a un cuarto de hora antes del culto y lo apagan nada más acabar pero, sobre todo, cuentan con el apoyo de los fieles y es que acuden con ropa de abrigo, por lo que nadie se ha quejado hasta el momento, según varios párrocos consultados por este periódico.

Tan solo se libra de la restricción la Casa Sacerdotal, considerada como una residencia de mayores, y el Obispado, entre las ocho de la mañana y las tres de la tarde, porque hay muchos colaboradores de organizaciones católicas del tercer sector que ya están jubilados, según afirma el económo diocesano, Rafael de Arcos. 

A los pocos días de la entrada en vigor del decreto, la vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, aseguró quedaban excluidos de la obligatoriedad las residencias de mayores y aquellos centros de trabajo donde, por razones justificadas, se necesite acomodar este criterio a una orientación más laxa. 

En las cuestas elaboradas cada año por Rafael de Arcos, en 2021, figura una partida de 2.980.422,06 euros (el 40,37% del total) para conservación de edificios y gastos de funcionamiento de las 337 parroquias. Aunque se están dando casos de alguna apuesta por la energía alternativa, instalado placas solares, siempre en dependencias que no sean edificios declarados Bien de Interés Cultural, como la residencia 'El Alamillo', en Cuéllar, y en la casa parroquial, incluidos los salones, en El Espinar, estudiandose también la posibilidad para la paroquia de 'El Sotillo', la calefacción de los templos es principalmente eléctrica o de gasóleo, con escasas estufas de gas o instalaciones de propano, que se colocan en el centro del templo.

El importe de la factura energética de las iglesias es muy dispar, según sostiene Rafael de Arcos, desde la Catedral, la que más gasta, entre 22.000 a 24.000 euros al año, a parroquias que pueden pagar una media de 10.000 euros anuales, las que permanecen abiertas más tiempo al culto y durante más días, hasta las de pequeños municipios que solo celebran su misa dominicial, con un consumo por el que apenas se llegan a pagar unos 35 euros al mes. 

Tras la decisión del Gobierno, los sacerdotes del Arciprestazgo de Segovia, que encabeza el sacerdote Jesús Riaza, párroco del Cristo del Mercado, mantuvieron un encuentro en el que abordaron el tema, acordando fijar en 19 grados la temperatura en los termostatos de aquellas iglesias que contaban con ellos, que no son todas.  

Lo que ha aumentado es la factura, reconoce el arcipreste, quien también considera que hay sistemas de calefacción que están un  anticuados en algunas iglesias. Para Riaza, «no hay constancia de quejas de ningún feligrés de que  hace frío porque, además, la gente acude a los cultos con abrigo».  En el arciprestazgo hay templos que son más fríos que otros, porque iglesias, como San Millán, es muy alta, y es difícil de calentar,  o San Miguel, donde los cultos suelen tener lugar en una de las capillas. Aunque son distintas las de construcción más recientes, «aún así la de Nueva Segovia es muy fría y la de San frutos también porque tienen un gran volumen», matiza Jesús Riaza. Incluso, antes de la decisión de Ejecutivo ya era difícil que muchos templos alcanzaran los 20 grados en invierno.

«Frío no se pasa», argumenta  Andrés de la Calle, responsable de la unidad parroquial centro, que reúne a las iglesias de San Martín, San Andrés, San Esteban y la Santísima Trinidad, donde más oficia, incluso recurre a lo que le ha comentado una de sus feligresas mayores, quien le ha asegurado que «aquí estamos muy agregaditas», en relación a la temperatura ambiente porque quizá es la más recogida y la que mejor calefacción tiene de todo el conjunto de templos del recinto histórico.

Andrés de la Calle subyara que procuran «no gastar más de lo debido, la calefacción se tiene a horas concretas para el culto, pero no demasiado, un poquito menos que otros años, porque debemos de ser un poco coherentes con la economía y con la sociedad». 

Como a otros compañeros sacerdotes, a De la Calle también le preocupa la factura –cada parroquia tiene la posibilidad de contratar con la compañía que estime, rindiendo luego cuentas al Obispado–  y más si, como en el caso de La Trinidad, tiene que calentar los salones parroquiales que, cada vez que se abren se pone a temblar por el coste.  San Martín, con una misa a las 11,30 a diario, tiene menos coste que la Trinidad o SanMiguel, sobre todo lleva a cabo celebraciones en la nave principal.