Luis Miguel de Dios

TRIGO LIMPIO

Luis Miguel de Dios

Escritor y periodista


En espera

29/03/2022

Como ando muy preocupado, casi histérico, por el nuevo gobierno de la Junta, ayer llamé a las Cortes a ver si había novedades. Una señorita muy amable me dijo que ella no sabía nada, pero que me pasaba con un departamento donde quizás pudieran informarme. «Es que llevamos tres meses sin gobierno y esto ya urge», le comenté. «Sí, claro, le entiendo, pero qué quiere que haga yo; ya le paso», me respondió. En ese otro teléfono tampoco podían contarme nada nuevo o interesante, así que me remitieron a un contestador automático de esos que están de moda. Ya saben: si quiere tal, pulse uno; si quiere cual, pulse dos, etcétera. Ya que nada se ajustaba a mis deseos, permanecí a la espera hasta que me atendió una voz humana, como dios manda. Cuando le conté mis intenciones, soltó una carcajada muy elocuente. Se ve que mi ingenuidad le cayó bien, de modo que me ofreció dos teléfonos. Uno era el del propio presidente del legislativo y otro, según comprobé más tarde, el de Santiago Abascal. Con ninguno pude hablar directamente. Todo eran pasos intermedios y, de vez en cuando, un ¡Viva España! atronador. También oí varios «no cuelgue, por favor». Tardé en colgar por si acaso variaba el mensaje, pero, al final, corté la comunicación y me quedé como estaba. Entonces, se me ocurrió llamar al PP o al mismísimo Mañueco. Ídem del lienzo. Se reían, me pasaban de un número a otro y acabaron por remitirme a Vox. «Ya he llamado ahí y nada», les explique. «Pues si no lo saben ellos…» Y más carcajadas. Y más guasas, aunque teñidas con cierto fatalismo. Y en esas estamos.
Lo que he contado, claro, es pura ficción, pero tal vez se parezca mucho a la odisea que están viviendo estos días los periodistas que quieren saber algo del nuevo gobierno. Negativas, filtraciones, silencios, rodeos…Oigan, que nos jugamos mucho y a algunos solo parece interesarle el «qué hay de lo mío», o sea el reparto de carteras y lo que viene después: secretarios, directores generales, delegados, responsables de fundaciones (¡ah!, perdón, perdón, que desaparecen los chiringuitos). Y así seguimos, en espera. No me cuelguen.

ARCHIVADO EN: Vox, Santiago Abascal, PP