La huella de Caravaggio en Segovia

Nacho Sáez
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Una investigación del jesuita e historiador del arte Daniel Cuesta sostiene que Gregorio Fernández y Alonso de Herrera se inspiraron en el pintor italiano para la realización del retablo de la iglesia de San Andrés.

Retablo de la iglesia de San Andrés. - Foto: Rosa Blanco

La iglesia de San Andrés permanece cerrada casi todo el tiempo. Aunque los jóvenes de su feligresía están trabajando para que eso cambie, la ausencia de seguridad y de otros servicios necesarios para recibir a turistas solo permite en horario de culto acercarse a los tesoros que alberga, más demandados después de que el jesuita e historiador del arte Daniel Cuesta haya publicado en la revista 'Estudios segovianos' una investigación que sostiene que Gregorio Fernández y Alonso de Herrera se inspiraron en Caravaggio para la realización del retablo de esta parroquia.

Autor de otros estudios, como 'La Orden de los Servitas y sus Terciarios en la Ciudad de Segovia', Cuesta ha querido acercarse en esta ocasión a «uno de los mejores conjuntos del barroco clasicista de la ciudad», en su opinión. Fue creado entre 1610 y 1621 y sigue las líneas del retablo mayor del Monasterio de El Escorial. Se adapta a la curvatura del cascarón del ábside,mediante un quiebro que da lugar a sus tres calles, delimitadas a su vez por columnas dóricas en su cuerpo bajo y compuestas en el superior y el ático. «Pero la parte más sobresaliente de todo el conjunto es aquella que se encuentra en sus calles laterales, en su cuerpo central y en su ático», señala Cuesta.

De los cuatro lienzos del pintor segoviano Alonso de Herrera, correspondientes a episodios significativos de la vida de San Andrés, y del grupo escultórico de la oración de San Andrés ante la cruz y El Salvador, de Gregorio Fernández, a Cuesta le llamó la atención la cruz latina que se encuentra en el lateral izquierdo del relieve del cuerpo central, correspondiente a la oración de San Andrés ante el madero. «Su presencia resulta extraña e incluso incómoda, puesto que pareciera lógico que ese lugar deberÍa de ocuparlo la cruz de aspa con la que normalmente se representa al apóstol», remarca este jesuita. Las explicaciones tradicionales que se han dado a este hecho hacen hincapié en la estrechez o falta de puntos de apoyo para la ubicación de una cruz de aspa, y en el relato popular de que San Andrés, al igual que su hermano San Pedro, no se consideró digno de morir en el mismo patíbulo que su Señor, cosa que provocaría que sus verdugos lo crucificaran en una cruz de aspa.

 Cuadro ‘La crucifixión de San Andrés, de Caravaggio, que se encuentra en el Museo de Cleveland, en Estados Unidos. Cuadro ‘La crucifixión de San Andrés, de Caravaggio, que se encuentra en el Museo de Cleveland, en Estados Unidos. - Foto: MistyMountain

La cruz latina aparece también en el lienzo del martirio de San Andrés pintado por Alonso de Herrera. Este y el relieve de Gregorio Fernández están conectados, según Cuesta. «Lo cierto es que la crucifixión de san Andrés en una cruz latina no constituye un hecho aislado en la historia del arte cristiano», argumenta Cuesta. Hay precedentes en la iglesia románica del siglo XII de san Andrés de Besse-et-Sain-Anastaise (Francia), en el retablo de Gurb, en el entorno de Vic (Barcelona), en la capilla de San Andrés de la Catedral de Barcelona, la pintura del milanés Carlo Braccesco que se conserva en la Galleria Giorgio Franchetti de la Casa de Oro de Venecia o 'La crucifixión de San Andrés', de Caravaggio, que hoy se conserva en el Museo de Arte de Cleveland.

El jesuita e historiador del arte Daniel Cuesta, autor del estudio.
El jesuita e historiador del arte Daniel Cuesta, autor del estudio. - Foto: DS

«Esta última fue pintada en Nápoles en 1607», explica Cuesta, «y fue adquirida por el que entonces era su virrey, quien al concluir sus servicios en esa ciudad en 1610 se trasladó a Valladolid». El cuadro fue expuesto –coincidiendo con las fechas en las que se contrató el retablo de San Andrés– en el Palacio de Pimentel de Valladolid, donde lo pudieron conocer Gregorio Fernández y Alonso de Herrera. «Pero no debemos pensar que esta elección se debió únicamente a una fascinación por la obra de Caravaggio o que atendió solamente a criterios artÍsticos. El objetivo de la elección de la cruz latina estarÍa dentro de una intencionalidad catequética y devocional. Pese a todo, la obra no debió ser acogida con demasiado entusiasmo. Pocos años después, se elige la cruz de aspa para la representación de la misma iconografÍa en el retablo de la Capilla de San Andrés de la Catedral de Segovia», concluye Cuesta, quien ha consultado para este estudio 17 fuentes bibliográficas.