"Putin se acerca para ser juzgado por La Haya"

A.M.
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Álvaro Gil Robles, excomisario de Derechos Humanos del Consejo de Europa afirma que la situación «es trágica y dramática»

Álvaro Gil Robles, excomisario de Derechos Humanos - Foto: Rosa Blanco

El que fuera primer Comisario de Derechos Humanos del Consejo de Europa, entre 1999 y 2006, Álvaro GilRobles (Lisboa, Portugal, 1944), que tiene casa en Segovia desde hace más de cuatro décadas, donde ahora reside de forma casi permanente,  asegura que «posiblemente, el presidente Putin se está acercando de una manera muy clara, sobre todo después del bombardeo de un hospital infantil, a los requisitos para ser objeto del Tribunal de La Haya». El tambien abogado y profesor universitario mantiene que en el orden internacional es difícil crear un tribunal nuevo, mientras que en el ámbito de Naciones Unidas ni fuera habría un acuerdo para poner en marcha una institución de esta naturaleza y La Haya tiene sus reglas que hay que cumplir.

En una conversación con ElDía acerca de la guerra tras la invasión de Urania por Rusia, Gil Robles afirma que, «desde el punto de vista humanitario, de los derechos humanos, del respeto de las personas, la situación es trágica y dramática, una población muy inocente, desarmada, civil, está siendo agredida de una manera absolutamente incomprensible y sin ningún tipo de justificación, simplemente por un afán imperialista de un país vecino».

Refuerza su opinión argumentando que «muchos, incluidos  niños, están perdiendo su vida, otros millones pierden sus hogares, sus bienes y su futuro convirtiéndose en refugiados en otros países, hay personas con muchos derechos limitados, aunque esté presente la humanidad de la acogida de quien se apiade de ellos, pero evidentemente se encuentran en una situación desamparada y supongo que moralmente terrible».

El también Defensor del Pueblo en España, de 1988 a 1993, se muestra pesimista en cuanto al futuro de la situación: «Nos quedan por ver todavía muchas barbaridades porque la guerra, cuando se empieza, por mucho que quieran estos sátrapas, sus resultados no se controlan, la guerra es  muerte, es destrucción, y eso un gobernante que asume la responsabilidad de dar una orden de atacar a otro país sin razón, sin fundamento, basado en la mentira, obviamente tiene que saber que asume ante la historia, también ante su pueblo,  la responsabilidad de que la humanidad le consideremos como un criminal».

Para Gil Robles, «la bravuconadas [de Putin] de que va a utilizar la fuerza nuclear, sabe que  significa que los demás también la tienen y quien va a ser aniquilado es él; puede producir muchísimo daño en el resto del mundo, sí, pero él desaparece, son dictadores pero no totalmente tontos, quieren seguir siendo dictadores y que les adulen los suyos».  Siendo comisario de Derechos Humanos del Consejo de Europa conoció a Vladimir Putin, con ocasión de la guerra de Chechenia, que, en aquel caso, no provocó, sino que fueron un grupo de chechenos quien atacó a Daguestán, parte de la República de la Federación de Rusia.  

Tras aclarar que el hecho de que fuera provocado por otros no cubre las brutalidades y crueldades que se cometieron, sostiene que, ahora,  Putin «no se defiende de nada, él ha sido el agresor, sin ninguna justificación y estando abiertos todos los canales para dar soluciones pacíficas, sin coste de vidas, incluidas las de sus jóvenes soldados, que están cumpliendo el servicio militar obligatorio, y dentro de poco las madres van a comenzar a recibir los cadáveres de sus hijos, si es que no lo están haciendo ya, y  no van a entender por qué hay que atacar a un país hermano, eslavo, como es Ucrania, es muy triste, es terrible». 

«Este no es el presidente que yo conocí con el que se podía hablar y negociar, ahora está enrocado, soberbio, distante, es un dictador, con esa parafernalia que se presenta ante los suyos y el mundo», asegura Gil Robles mientras defiende seguir con los canales abiertos para hablar y buscar aliados, como China e India, «que lleven a Putin del ronzal a la posición racional de terminar con la guerra».

Dentro de la desgracia, Gil Robles mantiene que «esta catástrofe ha tenido el efecto positivo de ver que Europa no debe depender solo de los EE. UU. ni de la OTAN (...) y ha hecho que muchos países se den cuenta que es necesario potenciar la UE, no solo como mercado sino para defender nuestro modo de vida, es un salto de gigante en su unidad tanto política como de criterio de defensa y política común».