Que sólo rompe platos quien los friega es un tópico cargado de razón que conoce prácticamente cualquiera y la hostelería lo sabe especialmente en los dos sentidos, el simbólico y el literal; aunque en las últimas semanas, en su caso, los platos rotos hayan proliferado más fuera de los establecimientos, en la calle por las protestas. Sin embargo, no sentó nada bien el nuevo desconcierto que resultó de la reunión que el vicepresidente de la Junta, Francisco Igea, mantuvo con los sectores afectados el viernes 26 de febrero; entre otros motivos, porque no era la primera vez que ocurría. Ya en la segunda ola los hosteleros señalaron tras otra reunión que su sector no podría reabrir de cara al puente de la Constitución e Igea les desmintió, si bien ahora, en concreto este jueves, al menos sí que reconoció que “igual no quedó claro” tras el encuentro del 26 de febrero el criterio exacto del que dependía el levantamiento de las restricciones excepcionales, con la consecuente reapertura del interior de los establecimientos hosteleros, gimnasios, centros comerciales y casas de apuestas.
De aquella reunión salieron los hosteleros pensando que la Junta permitiría reabrir el interior de sus establecimientos en las provincias de la Comunidad que ya tuvieran para entonces unos índices de ocupación en UCI por casos de covid no superiores al 25%, tal y como era el caso de Ávila, que no el de Segovia; pero no fue así para nadie. Lo que Igea anunció el lunes fue que, para levantar las medidas excepcionales, el porcentaje de ocupación en UCI que debía bajar era el relativo a la media del conjunto de la Comunidad, y en concreto, «al entorno del 35%», frente al 40% que marcaba ese día.
Asimismo, matizó que el porcentaje de ocupación de las UCI en los hospitales de cada provincia sí que condicionará las siguientes fases de la desescalada, con revisión de los niveles de restricciones cada dos semanas. Es decir, que de momento se levantarían el próximo lunes las medidas excepcionales si efectivamente se cumplía lo previsto, tal y como este jueves ya confirmó; y será entonces el 22 de marzo cuando las provincias que tengan sus UCI por debajo del 25% de ocupación por covid podrán bajar de Alerta 4 a Alerta 3, con el consecuente alivio de restricciones en cuanto a aforos y demás. Así será siempre y cuando, claro está, el resto de indicadores de riesgo que integran el ‘semáforo covid’ mantengan la evolución actual y sigan avalando los avances en la desescalada, en función de los umbrales prefijados.
Claro que, entre la rueda de prensa que dio Igea el lunes y la de este último jueves hubo declaraciones desde la Junta que contribuyeron a confundir más a los sectores afectados por las restricciones adicionales. No en vano, Igea dijo el lunes que era «muy probable» que pudieran reabrir el lunes 8 de marzo; el martes lo dieron por hecho los consejeros de Presidencia yFomento y Medio Ambiente, Ángel Ibáñez y JuanCarlos Suárez-Quiñones; el miércoles, Mañueco dijo que «confiaba» en ello, sin darlo por sentado en su caso; y ya el jueves es cuando Igea dijo que sí con toda seguridad, sin matices.
«deseando abrir». «Por encima de las contradicciones que hemos tenido que sufrir, nos quedamos con lo positivo de poder reabrir el próximo lunes», valoraba el presidente de la patronal Hotuse-AIHS, Jesús Castellanos, en declaraciones a El Día minutos después de la rueda de prensa de Igea. «Luego ya cada hostelero será el que decida si en las condiciones actuales le interesa realmente abrir o no, pero al menos la decisión podrá depender de él», matizó.
De momento, la patronal considera que por lo menos los hosteleros que quieran abrir han recibido la confirmación de que podrán hacerlo con margen suficiente para gestionar el rescate de trabajadores de ERTE, contactar con proveedores y llenar las cámaras.
Hotuse calcula que esta semana aún están cerrados el 60 o 70% de los establecimientos de la provincia, pero cree que la próxima, una vez se puedan trabajar los interiores de los establecimientos, aunque sea sin barras y con aforos limitados a un tercio, el porcentaje de persianas todavía bajadas podría reducirse al 15%.
En cuanto a las expectativas del sector, el presidente de Hotuse considera que «la Semana Santa ya no está en la agenda de los hosteleros de otro modo que no sea trabajar como una semana más», pero sí la campaña de verano como «un objetivo real». «Iremos trabajando como podamos de momento, pero esperemos que dentro de un mes estemos rozando ya la normalidad, que en mayo podamos estar preparados para la campaña de verano, y desde luego que en en junio esto ya pueda empezar a quedarse como un mal recuerdo».
«Lo que no aceptaríamos sería un nuevo cierre, eso lo tenemos claro», sentenció. El tiempo dirá.