Editorial

Ucrania necesita solidaridad, pero también más ayuda internacional

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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, viajó ayer a Ucrania para entrevistarse con el presidente Zelenski y transmitirle toda la solidaridad de España ante el brutal ataque que está sufriendo su país por parte de Rusia; una visita que le permitió comprobar, a lo largo de un paseo por la localidad de Borodianka, próxima a Kiev, los horrores que está provocando esta guerra. No es el primer mandatario, ni será el último, que mantiene un encuentro con Zelenski desde que se materializó la invasión y aunque este tipo de gestos son necesarios, lo que resulta indispensable es avanzar en el apoyo material a Ucrania al tiempo que se endurecen las sanciones a Rusia. Vladimir Putin ha demostrado ya que no tiene intención de moverse ni un milímetro de sus planteamientos iniciales y lo estamos comprobando al mismo ritmo al que avanza el ejército ruso. El asedio a la acería de Azovtal, último escollo para la toma definitiva de Mariupol, va a ser un ejemplo perfecto de esta estrategia.

El compromiso de enviar más armas, de inmediato 200 toneladas de munición, así como 30 camiones y 10 vehículos militares ligeros, adquiere importancia no solo por su peso cuantitativo, en estos momentos Ucrania necesita mucho más como recalcó ayer su máximo responsable, sino porque supone mantener un criterio que parte del Gobierno de coalición había criticado y que al principio estuvo en entredicho. Después de 57 días de ataque devastador y de las sospechas de que se esté produciendo 'un genocidio potencial', pensar en una salida dialogada de esta 'guerra ilegal' supone un ejercicio de utopía que un Ejecutivo no puede permitirse. Ahí se enmarca también la importancia del traslado de 8 agentes del Ministerio del Interior y 39 médicos forenses para investigar los crímenes de guerra cometidos durante la ocupación.

El paso del tiempo está demostrando la ineficacia en la práctica de las medidas sancionadoras impuestas a Rusia, por lo que ha llegado el momento de endurecerlas al máximo. Parece claro que lo único que pude hacer un daño real y concreto es el embargo al petróleo y al gas ruso, por lo que debería incluirse en el paquete de sanciones que ahora se está debatiendo. Mientras no se corte la entrada de fondos al país invasor no se atacará la raíz del problema y cualquier iniciativa será tan bienintencionada como inocua. La situación que vive el pueblo de Ucrania y el ejemplo de coraje y honestidad que está trasladando Zelenski a todo el mundo tienen la suficiente fuerza moral como para que el resto de potencias pongan todos los medios a su alcance para frenar este drama humanitario. Algo que, por desgracia, no han sido capaces de lograr hasta este momento.