El sinodal, blindado

A.M.
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El ejemplar único del primer libro impreso sale de la Catedral de Segovia a la exposición de la Biblioteca Nacional 'Incunabula, 550 años de la llegada de la imprenta en España'

El único ejemplar que existe del Sinodal de Aguilafuente, e l primer libro impreso en España, en Segovia, en 1472,  que se encuentra en el archivo de la Catedral,  ha sido valorado en ocho millones de euros antes de su salida a la exposición 'Incunabula: 550 años de la llegada de la imprenta a España', que se celebrará en la Biblioteca Nacional de España, del 21 de abril al 23 de julio.

El Boletín Oficial del Estado (BOE)ha publicado una Orden del Ministerio de Cultura yDeporte por la que el Estado se compromete a indemnizar por la destrucción, pérdida, sustracción o daño de esta obra que anticipa la llegada de la imprenta a España,  siendo rey Enrique IV, lo que supone un cambio significativo, pues Castilla pasa a ser protagonista también en el ámbito cultural. 

Asimismo, muestra cómo la Iglesia fue impulsora de este nuevo arte de escribir, ya que tras el obispo Juan Arias Dávila hubo otros que siguieron el ejemplo. Con 48 hojas, contiene las actas del sínodo reformista de aquella época que informa de una parte de la vida de la diócesis segoviana, una foto de su sociedad, en el siglo XV. No es excepcional, pero sí que se imprimiera, aparte de que pone de relieve la relación de Segovia con Roma, ya que el impresor, Juan Párix, procede de esta ciudad italiana.

El profesor Fermín de los Reyes, comisario de la exposición, junto con la jefa de Servicio de Manuscritos e Incunables de la Biblioteca Nacional, María José Rucio Zamorano,  ha explicado que la muestra trata de presentar cómo son los incunables y la historia de la introducción de la imprenta en España. Para ello cuentan una pequeña muestra de la colección que custodia la Biblioteca Nacional, que  conserva un tercio de los incunables realizados en España. 

A De los Reyes no le consta que el Sinodal haya salido mucho, y menos de Segovia. Estuvo en la exposición de 'Las Edades del Hombre', en Burgos, en 1990, dedicada a los libros y documentos de la Iglesia de Castilla y León, pero tuvo que compartir el protagonismo con casi 500 libros. La última vez que salió fue a la exposición 'Juan Párix, primer impresor en España', en 2004, que tuvo una primera sede en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, y luego se exhibió en el Torreón de Lozoya. Allí estuvieron reunidos todos los ejemplares de las ediciones de Párix y el manuscrito que sirvió de original para la impresión. 

Tan solo se ha conservado el ejemplar de la Catedral de Segovia, donde ha estado desde el inicio, junto con las dos copias manuscritas legalizadas.  Aunque el historiador Diego Colmenares lo citó en el siglo XVII, fue en 1930 cuando el entonces canónigo archivero lo describió en el catálogo y dio a conocer la existencia del ejemplar. A partir de entonces, cambió la historia de la imprenta, pues el Sinodal destronó al que se consideraba primer libro impreso por entonces, las 'Obres e trobes en lahors de la Verge Maria', un libro valenciano de 1474.

El investigador De los Reyes sostiene que se desconoce cuántos ejemplares se realizaron, pero pensando que se distribuiría en las parroquias y conventos de la diócesis, unos trescientos.  Al ser unas constituciones válidas tan solo hasta las siguientes, el Sinodal dejó de tener importancia y sus ejemplares acabaron desapareciendo. Eso sí, siempre queda la posibilidad de que aparezca otro ejemplar.

¿Es habitual tasar  en ocho millones de euros este tipo de patrimonio bibliográfico?.  Para Fermín de los Reyes, «visto el valor que tiene, no es fácil tasarlo. Todas las piezas que salen a una exposición han de tener un seguro y para ello hay que tasarlas. No se trata del posible precio al que se podría vender, sino el valor de restitución en caso de una posible pérdida o daño. Es una tasación que puede parecer elevada, también se podría poner más, pues se trata de una pieza única, de gran valor, insustituible».

Este profesor añade que «la tasación, siendo muy importante, no deja de ser una parte de la exposición, aunque si sirve para que los ciudadanos sean conscientes del valor y de la relevancia de nuestro patrimonio bibliográfico y documental, con lo que se cumple otro importante objetivo». 

Nos encontramos ante un incunable de su época, sin portada. Comienza con el índice de capítulos y luego hace relación de todos los asistentes. Está compuesto a línea tirada, salvo dos fragmentos en que hay dos columnas, debido a que los representantes de Pedraza y Fuentidueña no querían aparecer relacionados uno detrás del otro. La solución fue ponerlos a dos columnas. 

El contenido se dirige tanto al clero como a los laicos, que participaban en la vida de la diócesis. Por ejemplo, se exige la formación del clero y el respeto en la vestimenta y el culto, y se les prohíbe llevar armas sin licencia. A los laicos se les prohíbe divorciarse sin conocimiento de la Iglesia, o tener estrados preferentes en las iglesias, entre otras cuestiones.

Hablando de la exposición en la Biblioteca Nacional, uno de sus comisarios revela que también se mostrará cómo funcionaba la imprenta, incluso habrá   una réplica propiedad de la Imprenta Municipal de Madrid. Después se verá cómo fue la transición del manuscrito al impreso, con muestras de un códice, de un libro xilográfico y del primer impreso de la Biblioteca Nacional, el Catholicon, de 1460. tal vez salido de las prensas de Gutenberg. El Sinodal será la pieza estrella, aunque también se expondrán algunos de los incunables más  significativos de trece localidades y de una veintena de impresores.

Se verá un libro hebreo, el primer libro español con música (1492), el primer libro ilustrado (Fasciculus temporum, 1480), o el mapamundi de la Cosmographia, de Pomponio Mela (1498). También la Gramática castellana, de Nebrija, la primera del español (1492), y libros médicos, litúrgicos, literarios o jurídicos, una representativa muestra del conocimiento de entonces. «Va a ser muy difícil volver a reunir tan magníficas piezas», afirma De los Reyes.

A juicio del investigador,  «estas exposiciones muestran los tesoros de la Biblioteca Nacional, pero en esta ocasión se ha hecho una excepción, dado que el Sinodal es el que marca el aniversario. ¿Cómo se va a realizar una exposición con los mejores incunables sin el Sinodal? Por ello hay que agradecer al Cabildo de la Catedral de Segovia que lo haya prestado, y, por supuesto, a la Biblioteca Nacional por esta gran iniciativa que va a llevar a muchos ciudadanos a acercarse a nuestros incunables».

El BOE también prevé que previamente a la recogida de la obra cubierta con la garantía del Estado en su lugar de origen, personal técnico cualificado elaborará un informe exhaustivo sobre el estado de conservación. «En el acta de devolución deberá constar la conformidad del cedente»,  advierte el texto legal.