Editorial

La economía mantiene una gran inestabilidad por la crisis sanitaria

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La semana de los mercados ha concluido casi en el mismo tono bermellón con el que empezó a pesar de las arriesgadas decisiones que han tomado autoridades bancarias de diferentes lugares del mundo para impulsar la economía. La situación de inestabilidad propiciada por la crisis sanitaria ha inducido un sinfín de vaivenes, rebotes y bandazos mientras los expertos coinciden en asegurar que los índices de volatilidad continuarán durante un tiempo, porque parece que ha venido para quedarse a pesar de que el índice Fitch está mostrando una ligerísima tendencia a la baja, que se acentuará según avance el tiempo siempre y cuando se pueda comprobar que la pandemia se controla.

También es cierto que los mercados viven en el cortoplacismo, y que noticias tan anodinas como el anuncio de positivo de un líder europeo, como Boris Johnson, puede llegar a propiciar el desplome de una Bolsa, como la de Londres. Además, algunos sectores, como el consumo básico, los desinfectantes, la alimentación y bebidas o la tecnología, que tan en entredicho ha estado en otras ocasiones, están aguantando el tirón frente a la caída del sector de la automoción, el turismo o las areolíneas.

Situaciones extremas obligan a decisiones drásticas, como los programas de bonos anunciados esta semana, o paquetes de estímulos como el histórico plan aprobado en Estados Unidos, o un mayor descenso de los tipos de interés, como ha podido ejecutar el Banco Central de Inglaterra. Estados Unidos, que vive la más deficiente situación económica desde la recesión de 1982, considerada a su vez como la peor desde la gran depresión, ha multiplicado por cuatro las solicitudes de subsidio por desempleo, lo que muestra la magnitud de los efectos de la pandemia en el país que se está convirtiendo en el epicentro.

Precisamente, entre el paquete de estímulos de Estados Unidos está la ayuda directa a familias, que es uno de los pocos márgenes que algunas economías europeas, como la española, tienen para dar estabilidad económica. España ya arrastra unos tipos de interés bajos, y sólo la aplicación de medidas fiscales, que no dejan de ser ayudas a los ciudadanos, puede aliviar la ya compleja situación. Además, Europa está poniendo en evidencia sus debilidades en esta crisis, con diferencias manifiestas de los mandatarios que condiciona la aplicación de medidas con toda la contundencia que el difícil momento que atravesamos exige. Mientras, el tiempo va pasando y el camino hacia la recesión parece indiscutible, y aunque estamos viendo medidas inéditas, hay que aprovechar hasta la última bala. El Fondo Monetario Internacional a través de su presidenta, Kristalina Georgieva, ya hablaba de una recesión como la de 2009, aunque también es cierto que augura una recuperación en 2021 siempre y cuando los gobiernos sean capaces de atajar con eficacia la crisis sanitaria mundial.