Los ascensores de San José superan los 100 días de retraso

D. A.
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La obra se prevé terminar en «próximas semanas», pero empezó con un plazo de 112 días que ya casi se ha duplicado por problemas de acabado y de suministro de cristales. Cada día de retraso le cuesta casi 180 € a la empresa, que ronda los 20.000

Situación actual de una parte de las obras de los ascensores de San José. - Foto: Rosa Blanco

A mediados de mayo se esperaba que hubieran terminado las obras de los ascensores urbanos de San José que salvarán el desnivel entre las calles Mónaco y Mirasierra. Empezaron el pasado otoño e iban a buen ritmo, hasta el punto de que el Ayuntamiento llegó a anunciar en marzo que acabarían antes. El plazo inicial de ejecución era de 112 días, si bien había aceptado ampliarlo varias semanas más para compensar retrasos achacables a la meteorología de diciembre y enero, y el plazo final acordado expiraba así concretamente el 14 de mayo, pero ya son más de 100 días extra por defectos con el encaje o el acabado de los cristales y también por problemas de suministro, según la Concejalía de Obras, que esta semana ha notificado el expediente sancionador a la adjudicataria, la madrileña Proforma Ejecución de Obras y Restauraciones. Nada que no conociera ya la empresa, dado que la propuesta de imposición de penalidades se inició el pasado 1 de junio.

«El expediente sancionador no se cerrará hasta que no se den por terminados los trabajos», recuerda a El Día el concejal de Obras, Miguel Merino, pero de momento ya va camino de los 20.000 euros de penalización. La Ley de Contratos del Sector Público recoge textualmente que «cuando el contratista, por causas imputables al mismo, hubiere incurrido en demora respecto al cumplimiento del plazo total, la Administración podrá optar, atendidas las circunstancias del caso, por la resolución del contrato o por la imposición de las penalidades diarias en la proporción de 0,60 euros por cada 1.000 euros del precio del contrato, IVA excluido». Este segundo supuesto es el que prevé aplicar el Ayuntamiento, y contando con que las obras se adjudicaron por 297.250 euros más IVA (359.672,5 en total), la penalización ronda los 180 euros por cada día de retraso.

A simple vista, la obra puede parecer prácticamente terminada, pero «que estén puestos los cristales no significa que valgan porque el acabado no es el que el director de los trabajos estima adecuado», aclara Merino. «Así se pueden ir haciendo los trabajos eléctricos y electrónicos de la maquinaria de los ascensores», aunque no vayan a quedar tal cual están ahora.

«La empresa no está teniendo suerte con los cristales y está a la espera de conseguir aplomar los que tiene o encontrar otros que poner, y el Ayuntamiento, desde luego, lo que no puede hacer es conformarse con cualquier solución», incide el concejal. «El acabado no sólo debe garantizar la seguridad, sino ser digno para la cuantía que tiene este proyecto, y no podemos recibir cualquier cosa».

Sorprende en cualquier caso que la demora vaya a terminar duplicando el plazo de ejecución inicial de 112 días. «Es una lástima porque la obra fue bien hasta que se complicó por los cristales pero bueno, son cosas que pasan y el Ayuntamiento no puede hacer otra cosa que, primero, fiscalizar que las obras se hagan bien; y segundo, abrir un expediente de incumplimiento del plazo que a la empresa le va a suponer un importe razonable». De momento, a razón de casi 180 euros por día, son más de 18.000 euros y subiendo, aunque ahora se cuenta con que pueda terminarse «en las próximas semanas», señala Merino sin aventurarse a ser más preciso, dadas las circunstancias. 

Más aún cuando la adjudicataria también se ha visto afectada por la crisis global de suministros que viene sufriendo la construcción, igual que la industria, con diversas materias primas que van desde la madera hasta el cartón o, en este caso, los cristales. «Normalmente se solían recibir en una o dos semanas, que es lo que tardaron en llegar para el ascensor de la calle Gascos cuando se hizo, pero ahora ese plazo se está yendo a cinco semanas. Y si a eso le sumamos que la empresa no ha estado muy fina a la hora de tomar las medidas de los cristales, a pesar de que los técnicos municipales les advirtieron de la delicadeza de esa operación… No atendieron esa advertencia y ahí está el retraso», lamenta.

TARAY Y PADRE CLARET. Por otro lado, esta semana se llevaban a cabo obras en la calle del Taray, a pesar de que precisamente esta vía y la de Luis Martín Marcos fueron objeto de un proyecto conjunto de renovación de redes y pavimento que se ejecutó entre octubre de 2020 y finales del pasado enero. La empresa segoviana Mestolaya, adjudicataria de aquel proyecto con un presupuesto de 104.727,34 euros (IVA incluido), cumplió así con el plazo de ejecución previsto, cuatro meses, pero, según Merino, «ha fallado la acometida de una vivienda vieja de Taray». 

«Estamos dentro del periodo de garantía, avisamos a la empresa la semana pasada y se ha puesto con la reparación», valora el concejal, que considera que «conviene dar normalidad a estas cosas». «Estamos hablando de obras grandes y costosas, hay muchas cosas que seguir, evidentemente pueden surgir problemas y toca reparar», opina.

Asimismo, también está por verse qué se decide con el proyecto de reurbanización del tramo bajo de Padre Claret, que debía haber empezado a ejecutarse a mediados de este mes por falta de suministro del adoquín previsto. De momento, todo sigue a la espera de que el Ayuntamiento (pendiente a su vez de que se pronuncien Contratación e Intervención) resuelva la propuesta que le ha hecho llegar este mes la empresa (la madrileña Mava 2000) de cambiar el tipo de adoquín: si acepta, el retraso sería de un mes como poco; y si no, podría quedar incluso para el año que viene. 

En resumen, nuevos episodios con las obras, o viejos que se alargan, dentro de un serial inédito por extenso en más de una década. La Concejalía gestiona un total de 29 actualmente, sin contar las que son de mantenimiento ordinario, y están por iniciarse a corto plazo las de Agapito Marazuela, el recorrido de carriles bici y los planes de asfaltado y alumbrado, entre otras.