El último viaje

A.M.
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Los costes agobian a la empresa editora de Viajar por Segovia y le obliga a interrumplir la publicación después de 46 números

El último viaje

A finales de 2010, todo lo que el historiador Diego Conte,  especializado en Prehistoria y Arqueología, acababa de poner en práctica en una guía del Camino de Santiago para National Geographic se le ocurrió aplicarlo en el proyecto de una publicación periódica con contenidos puramente segovianos, aunque desde que se instaló en Sepúlveda, en 1993, ya había dirigido proyectos de valorización y divulgación del patrimonio natural y cultural, relacionados con sus usos recreativos y turísticos, basados en técnicas de georreferenciación y documentación de rutas y destinos, y publicado algunos libros.  

Así vio la luz, en el verano del 2011, Viajar por Segovia,  una revista por el interior de esta tierra, con itinerarios y lugares desconocidos aún para muchos de los paisanos, basado en la calidad de los contenidos, tanto en los textos como en las fotografías, así como del papel y la impresión. Después de 46 números con paisajes de ensueño, de los que se pueden encontrar a dos pasos de la puerta de casa, pero que generalmente se sortean, la revista ha dejado de editarse agobiada por los costes de producción.   

Diego Conte, miembro de la Real Academia e Historia y Arte de San Quirce,  socio fundador de la editorial Veoveo Ediciones (2011),  así como redactor y fotógrafo de Viajar por Segovia, donde ha publicado más de cien reportajes y ha ilustrado con sus fotografías más de doscientos,  señala a este periódico que «podríamos haber reducido el formato, el gramaje [del papel], haber dejado de barnizar las páginas y hecho un montón de cosas que en lo material hubiera reducido el precio, pero creo que renunciando a esa calidad ya no sería Viajar por Segovia».

Abrumados por los mensajes de cariño que les llegan de sus lectores, lamentado que se haya interrumpido la publicación, muchos de los cuales reconocen que, a través de este trabajo han conocido sitios de la provincia que que no sabían ni de su existencia»,  también hay sensación de felicidad.

Y es que, junto con el equipo, Conte ha tenido la suerte y el privilegio de hacer ese trabajo y meterse hasta el tuétano de la propia tierra, lo que considera como   un proceso muy gozoso: «En realidad, a nosotros, lo que nos gusta es conocer, investigar y saber, para luego poder compartirlo; el proceso ha sido muy enriquecedor, no en los aspectos económicos, pero desde luego en los intelectuales, incluso del  cariño de la gente, llegar a un sitio recóndito de la provincia y que todo el mundo conociera la publicación», matiza. 

La decisión se ha debido fundamentalmente al aumento de costes con la subida del precio de la luz, las tintas, el papel y la mano de obra. Además, el combustible, porque ha habido reportajes que han necesitado hasta de cinco viajes, para dar con la luz correcta con la que realizar las fotografías o dar con el itinerario adecuado y localizar algunos puntos de interés difíciles de encontrar pero que eran fundamentales para el trabajo.   

Después de recuperar posiciones durante la crisis sanitaria, la situación por la que se atraviesa a raíz de la guerra en Ucrania por la invasión de Rusia, ha obligado a repensar la situación, después del número de otoño, con el fin de encontrar una alternativa. Según Conte, «al final, la clave ha sido la profesionalidad y un profesional debe tener un rendimiento digno de su trabajo, viendo que no era posible sostenerlo hemos decidido interrumpirlo».

  Atrás también queda un año de trabajo adelantado, porque hay que anticipar ese tiempo para las ediciones de las estaciones intermedias, incluso temas para continuar cinco años más, al menos, pero la revista realizó su último viaje al más puro estilo machadiano: «Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito».