Fernando Jáuregui

TRIBUNA LIBRE

Fernando Jáuregui

Escritor y periodista. Analista político


¡Menuda ley, guau!

10/02/2023

El surrealismo en el que se ha encapsulado la política española tuvo este jueves su epicentro -los del martes y el miércoles fueron otros, y el del lunes seguramente también será distinto, uno más- en el debate sobre la ley de bienestar animal y sobre los castigos al maltrato de los animales. Nunca una ley más innecesaria, porque todo estaba ya regulado en el Código Penal, reflejó mejor la situación de un país. Por ejemplo, la oposición al Gobierno está ahora en los socios del propio Gobierno, no en el Partido Popular; el presidente del Ejecutivo, Pedro Sánchez, lleva una vida aperreada, con perdón por la ¿broma?. Y, sobre todo, nunca el debate sobre un texto legal dejó tan patente una nueva quiebra en las dos Españas: la rural y la de los despachos ministeriales.

Así que no minimicemos el alcance de una polémica, el tratamiento a los perros de caza, que podría parecer -y lo es- en puridad perfectamente prescindible, pero que muestra hasta qué punto la maldición de Bismarck pervive: los españoles somos el pueblo más fuerte del mundo, porque llevamos siglos intentando destruirnos y aún no lo hemos logrado. Pero en ello, y esto lo digo yo, seguimos.

Supongo que la mayoría de los ciudadanos sigue sin entender cabalmente por qué PSOE y Podemos se enfrentan a muerte por quién sabe qué diferendos en torno a la 'ley del sí es sí', que tanto está desgastando al inquilino de La Moncloa y tantas portadas, no sé si elogiosas, le está dando a Irene Montero; ni por qué se empecinan en hacer imposible la 'ley trans' entre unos y otros. Etcétera. Y así, hasta llegar a lo de los perros de caza en la ley del bienestar animal. Cosa, ya digo, que no debe tomarse a la ligera: los socialistas saben que la Federación de Caza tiene más de trescientos mil afiliados (o sea, votantes) y por eso conviene excluir a esos perros de los excesivos cuidados, gastos y regulaciones que quiere imponer Podemos, desde sus despachos urbanitas, a la universalidad de los canes.

Pues sí, España tiene otros problemas más acuciantes, y eso lo percibe cualquiera que, no como la maltratada ministra Llop, viaje en metro, autobús, trenes de cercanías o mantenga contactos con eso que se llama 'la gente de la calle'. Pero el Gobierno ha decidido embarcarse en la apertura de todos los cajones a su alcance, sin saber cómo cerrarlos, y la oposición del PP, fascinada, está, para bien o para mal, dejando hacer: la oposición real al Gobierno socialista es el mini-gobierno paralelo de Podemos, que a saber qué pretende en su incomprensible deambular por el poder que ha caído en sus manos.

Así, por ejemplo, casi nadie en el Partido Popular --excepto, quizá, ese diputado irreflexivo que gritó desde su escaño "Sánchez, estás muerto"--, pero insisto, casi nadie, ha llegado tan lejos como la ministra Ione Belarra, que se atrevió a proclamar que "Pedro Sánchez se pone del lado de los que maltratan a los perros". Claro que antes le acusaron de ir contra la esencia del 'consentimiento' a la hora de regular algo mucho más sensible y peor que el maltrato animal. No me extraña tanta pasada, cuando la portavoz de Podemos en este tema del bienestar animal es nada menos (y nada más) que la secretaria de Estado para la agenda 2030 y súbdita de Belarra, Lilith Verstrynge (cuyo padre, por cierto, fue quien me regaló hace mucho el primero de mis perros, reafirmando mi amor por ellos).

Son excesos, demasías, falsedades, iba a decir que propios de los tiempos preelectorales; pero, en realidad, creo que nunca debimos caer en estos pozos, de inmadurez e insoportable levedad del ser, tan excesivamente fétidos y de una hondura que impide ver la luz al final del túnel, dicho sea con perdón. Que dice Pedro Sánchez, ante la que, entre unas lanzadas y otras, le está cayendo, que tiene "por costumbre dar la cara". A este paso, acabarán partiéndosela... los teóricamente suyos. ¡Cómo está la cosa, guau!