"Las crisis han dejado en exclusión a muchas familias"

A.M.
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Nombrado en enero de este año, ingeniero de Telecomunicaciones, está vinculado a la parroquia de Nuestra Señora de El Carmen, es miembro del Camino Neocatecumenal y del equipo de la Delegación diocesana de Apostolado Seglar.

Ángel Anaya Luengo en la nueva sede de Cáritas de Segovia - Foto: Rosa Blanco

El director de Cáritas Segovia, Ángel Anaya Luengo, que tomó posesión este mes de enero, sostiene en esta entrevista que las crisis que se han ido encadenando «han dejado en exclusión a muchas familias segovianas aparte de que hay quien no acude a Cáritas por no visibilizar su situación, pensando que ésta es una ciudad pequeña y nos conocemos todos, eso les echa para atrás». 

¿Qué aporta la nueva ubicación en el antiguo el convento de las Hermanas de San Juan de Dios ('Las Juaninas') al trabajo diario de Cáritas en Segovia?

Podemos hablar de un antes y un después, un nuevo proyecto de trabajo pero desde la continuidad, no es que vayamos a hacer cosas distintas sino mejorar lo que estamos haciendo, sabiendo que nuestra misión es darnos a los que acuden aquí o a quienes nos acercamos, muchas veces.  Lo veníamos necesitando desde hace muchos años, aunque llevo poco en la presidencia, pero supone una mejora en la forma de trabajar, de dar servicio a los más necesitados y de acercarnos más a la gente. Todo ello de una forma más centralizada porque antes estábamos  dispersos por la ciudad en varias ubicaciones. 

¿En qué se centra la actividad de la organización?

Somos la entidad de la Iglesia Católica dedicada a la caridad y, a nivel general, tratamos de prestar la ayuda a todos los niveles a los más necesitados de la sociedad.  A veces solo pensamos en las necesidades de  ayuda material, incluso psicológicas,  a alguien que se le puede considerar como un desecho de la sociedad. Es mucho más que eso, se trata de personas con la misma dignidad que cualquiera de nosotros que, por las circunstancias de la vida, están en situaciones más complicadas y no solo son necesitados a nivel económico,  gente apartada a la que por supuesto hay que empezar por darle de comer, si lo necesita. De ahí salen los programas que tenemos en Cáritas, partiendo de la atención primaria, de la acogida, para conocer sus necesidades y conocer sus problemas, desde psicológicos, adiciones y dependencia, infancia o asesoría jurídica, pero no acudimos a tribunales, no estamos para sustituir a los abogados de oficio.     

¿Además de las nuevas instalaciones, cuentan con suficientes medios para atender sus programas?

Las nuevas instalaciones han sido una bendición de Dios, también tenemos material informático, por ejemplo, pero quizá  el mayor capital que tenemos son los medios humanos, no solo los 23 trabajadores de la diocesana central, sin contar los de las tres residencias de mayores, sino también el voluntariado que es el gran fuerte de Cáritas, el gran capital, unas 270 personas en toda la Diócesis de Segovia, que es lo que nos permite darnos a quienes no rodean y llevar a cabo la labor que realizamos, si solo fuera por la plantilla fija sería imposible llevar todo a cabo. Ahí es donde se ve la riqueza de darse a los demás, sin pedir nada a cambio, ponen su tiempo, sus conocimientos y su vida al servicio de los demás. No todos están aquí, hay mucha gente colaborando en las Cáritas parroquiales donde su actividad se realiza a través de voluntarios, aunque hay seguimiento por parte de los técnicos.  

¿Fijándonos en las personas que acuden a solicitar ayuda, qué fotografía se puede hacer de la situación de necesidad en Segovia? 

Es un perfil muy variopinto, sobre todo familias a las que las crisis que se van encadenando les ha dejado en una situación muy desfavorecida, en exclusión,  no solo a los pobres de toda la vida y a personas que duermen en la calle o que no tienen salidas de empleabilidad, que es preciso atenderlas y darles recursos,  sino a muchas que se han quedado marginadas desde el punto de vista material y social, aparte de que hay muchas que no acuden a Cáritas por no visibilizar su situación, que esta es una ciudad pequeña y nos conocemos todos, eso les echa para atrás. El inmigrante no tiene estos problemas en acudir pero a los de dentro se les hace más difícil, por eso estamos intentando establecer ayudas con mecanismos que respeten la dignidad de las personas, que no se les ponga en evidencia, con la confidencialidad que todo ello requiere. o que vemos en el espejo es mucha familia afectada por las crisis , aparte de lo que se conoce a nivel de calle, como el inmigrante que viene con una mano delante y otra detrás, hay quien ha llegado en patera y hay que solucionarles vías de legalidad y empleabilidad.

En el tema de infancia hay niños que no tiene la atención adecuada, no porque sus padres les tengan abandonados sino porque la sociedad requiere cada vez más medios, como los tecnológicos, y a veces no se les pueden dar.  Luego otra de las situaciones a las que se les presta atención es a la soledad de personas mayores, que pueden contar medios económicos, pero les falta su vida social.    

¿Se podría cuantificar esta situación desde la crisis de 2008, pasando por la pandemia y ahora la invasión de Ucrania por Rusia?, ¿es preocupante? 

El último informe Foessa  de Cáritas sobre Exclusión y Desarrollo Social en España habla de que una persona de cada seis está en situación de pobreza en Castilla y León -426.000 personas–, en exclusión social, que no es pedir por la calle, sino no poder llegar a fin de mes, pagar la calefacción o dar una educación adecuada a los hijos. Más de 120.000 familias castellano y leonesas se encuentran en situación de pobreza severa.  No solo desde el plano político o institucional,  quizá entre todos no hemos sabido hacer algo para que estos colectivos salgan de la situación en la que se encuentran, que es preocupante.  Jesucristo decía que 'pobres tendremos siempre'  pero eso no significa que no debamos atenderles y preocuparnos por ellos,  él mismo también lo argumentaba.  

¿Qué repercusión tiene en Segovia la guerra por la invasión de Ucrania por Rusia?

Cáritas no tiene un programa de acogida internacional, a nivel oficial lo canaliza Accem y Cruz Roja, no obstante se prestan ayudas puntuales y tenemos algún piso ocupado por ucranianos, aunque llegan a nivel de casas particulares y de asociaciones, como 'Mensajeros de la Paz', en El Espinar.  También recaudamos fondos que se envían a Polonia, incluso a Ucrania, que es más complejo, a través de Cáritas Española. Además este tema de acogida hay que orientarlo de forma distinta porque la gran mayoría de los que vienen lo hacen con la idea de regresar a su país, no cómo quien cruza el Estrecho en patera o los refugiados de Siria, esperemos que esto dure lo menos posible. A nivel de los ciudadanos se ha notado que hay gente con más problemas por la subida de precios, aún es pronto para tener datos más concretos.  

¿Les alcanzan los recursos económicos?

No, siempre andamos escasos, nos encantaría hacer más cosas,  llegar a más gente, al voluntariado hay que guiarle, marcar unas vías de comportamiento, de formas de hacer,  y para eso hay que contratar profesionales lo que hace crecer la nómina.  Fuera de campañas puntuales, donde la respuesta es masiva y estupenda, como en la última de Ucrania donde van más de 50.000 euros recaudados, dependemos mucho de las subvenciones porque las donaciones van cayendo.  

Estas campañas donde sale a la luz la solidaridad de la gente merman recursos a otros proyectos y, por ejemplo, seguimos teniendo gente que viene en patera. Incluidas las residencias,  el presupuesto  de Cáritas Segovia oscila entre 3,5 y 4 millones de euros. 

La actividad diocesana de la sede central ronda el millón de euros,  estamos cerrando ahora las cuentas de 2021 y en breve las daremos a conocer. Aparte de alguna aportación económica, utilizamos muchos recursos de la Diócesis, sobre todo en las parroquias, algunas casas y la nueva sede, aunque contribuiremos a algunos gastos, pero si se hubiera alquilado a un particular quedaría fuera de nuestras posibilidades. 

¿Cómo se encuentran de ánimo residentes y trabajadores de los centro de mayores de Cáritas después de sufrir lo peor de la pandemia?

Remontando, aún no se encuentran al cien por cien de ocupación, aunque se van acercando las de Cuéllar y Sepúlveda; y la de El Sotillo, la más grande, se encuentra en torno al 90%.  Las primeras afectadas han sido las personas pero también ha habido una caída importante de ingresos,  en la más próxima a la capital había una lista de espera de más de año y medio. Nuestras residencias no están para ganar dinero sino para prestar un servicio a los necesitados, pero hay que intentar hacerlas viables. Ha supuesto un hachazo para las cuentas de Cáritas y, poco a poco, lo vamos recuperando. En El Sotillo mantenemos cerrado un pabellón a la espera de que haya suficiente número de personas, no se va a abrir con una sola, económicamente sería inviable, salvo necesidades urgentes, pero se abrirá en breve plazo. 

La tercera edad ha sido el sector más castigado por el virus, son las personas más vulnerables y estaban muy bien atendidas pero juntas,  porque se trata de socializar y combatir la soledad pero, en este caso, no ha sido bueno. Residentes y trabajadores lo han pasado muy mal porque a todos nos pilló por sorpresa, pero se va recuperando la ilusión, aunque lógicamente habrá problemas puntuales.  La atención a las personas es uno de los pilares que se tienen en estos centros.   

Habiendo recursos, aunque nunca los deseados, una sociedad que acude a la llamada de las campañas, ¿qué proyectos le gustaría abordar?

Llevo aún poco tiempo para plantearme grandes proyectos, a lo primero que aspiro es a conocer Cáritas a fondo, me sigue faltando tiempo muchas veces para conocer a las personas y ver la labor que están haciendo.  Siempre hay retos, vemos que hay que atender de forma más detallada a las personas sin hogar, no esperar a que vengan aquí sino salir a la calle a buscarles , algo se está haciendo ya,  pero puede que haya que potenciarlo más, así se rompe ese estigma que se plantea mucha gente de 'ir a pedir ayuda'.   

Otro de los grandes retos sería inclucar valores a los jóvenes desde nuestro espíritu cristiano, que quizá se han perdido muchos,  porque no hay que olvidar que somos Iglesia, si estoy aquí es porque soy un hombre de Iglesia.  Y quizá también el mejorar la comunicación porque me he encontrado cantidad de cosas que no sabía que se hacían en Cáritas, es bueno darlo a conocer para que se conozca la realidad de la sociedad y que los ciudadanos participen más, donen sus medios o haya más voluntarios.  darse a conocer es bueno pero no tanto por uno mismo sino para que se vea lo que lleva a cabo.