Segovia de cómic

Nacho Sáez
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Cuatro escritores y dibujantes segovianos de tebeos hablan de sus inicios, su profesionalización, las claves de su creatividad y la situación que atraviesa el sector en España.

Miguel Ángel Moreno (izquierda), Andrés Guinaldo y Jorge Rodríguez. - Foto: Rosa Blanco

Cómics dibujados en Segovia acaban desde hace diez años en la Marvel en Estados Unidos. Son parte del talento artístico menos conocido de la ciudad. El que se expresa en viñetas realizadas con un lápiz o ahora ya también a través de modernas tablets. El que surgió casi por casualidad y el que nació por una pasión por los tebeos que comenzó en la misma niñez. «Mi madre y amigos del cole me han enseñado ilustraciones en las que contaba historias que no sé ni de cuándo son», cuenta Celia Uve, una de las escritoras y dibujantes de cómics que han brotado en Segovia en los últimos años.

De esa factoría forman parte también Jorge Rodríguez, Andrés Guinaldo y Miguel Ángel Moreno, autor de 'Bastardos', el «primer cómic segoviano de serie B», publicado hace solo unos días. Moreno estudió realización de televisión y aspiraba a trabajar en televisión, pero al final ha creado el sello de autoedición MalFario junto a otros dos socios. Tampoco estaba en los planes de Andrés Guinaldo dibujar cómics –hizo dirección de cine– y ha acabado trabajando para Marvel, DC y Titán. «Siempre he sabido dibujar y, como era complicado levantar proyectos en el cine, me dediqué a hacer 'story boards', y después, cómics», explica en el marco de una conversación en la que muestra un cómic de 'Blade Runner' para reflexionar sobre los límites de lo que está permitido o no publicar.

En una viñeta se ve cómo un personaje se saca un ojo. «Con el tema de violencia no se cortan, pero con el sexo un poco más. Depende de lo que esté de moda en ese momento. Una vez dibujé un cenicero y me lo quitaron y en otra ocasión, unas goras de sangre». «A mí me pararon un proyecto porque les parecía irrespetuoso con Felipe II. En los ochenta podíamos decir lo que nos diera la gana. Ahora hay tanto ofendidito...», interviene Jorge Rodríguez, desde hace cuatro años, cuando se mudó a Segovia desde Madrid, divulgador a través de cómics de la historia de nuestra ciudad, cómics, su geología, los Comuneros, San Frutos y la Segovia Celtíbera. «Hay altibajos. A lo mejor pasas cuatro meses que no haces nada y otras épocas en las que están con cinco cosas a la vez», señala sobre una profesión, como tantas otras creativas, instalada en la incertidumbre. «Yo me comparo con el Villarreal de hace unos años. Hay años que estoy en Primera y en la Champions y meses en los que estoy luchando por no descender», bromea Guinaldo.

Celia Uve.Celia Uve. - Foto: DS

Celia Uve tiene previsto publicar antes de Navidad un cómic sobre el Camino de Santiago a su paso por Segovia, quiere que sus 'Segovianadas' tengan un nuevo número y, en paralelo, trabaja en otros proyectos. «Hay semanas que pienso que no voy a llegar a todo, pero al final encajan las piezas. Lo que sí que hago es que si alguien me viene con un proyecto para dentro de cierto tiempo, prefiero decirle que mejor hablamos dentro de unas semanas porque si no tengo un batiburrillo en la cabeza... No trabajo igual de fluido». Su cabeza no para de bullir: «A lo mejor estoy en la ducha y estoy pensando en una idea para una viñeta. Por un lado mola pero por otra, no desconectas nunca».

A Moreno le gusta sentarse en las terrazas de los bares y realizar bocetos y apuntar frases que escucha. «Y por la noche es cuando me siento más tranquilo y a gusto», añade. El ecosistema perfecto no parece existir. «Al principio tenía un horario de oficina, pero lo he ido cambiando. Hay momentos en los que no te sale. ¿Para qué vas a seguir? Lo que también hago es que si a lo mejor me bloqueo con una viñeta, me voy a otra página», revela Guinaldo, fiel a los lápices frente a las nuevas tecnologías. Muchos de los cómics que ha ilustrado, no obstante, se encuentran ya en formato digital. El romanticismo del cómic con grapa  ha pasado a convertirse en algo testimonial.

DE AUTOR. Como en España las revistas mensuales o las series tipo 'Mortadelo y Filemón'. «Aquí ahora las creaciones que triunfan son más artísticas que industriales. No hay series largas. Son cómics individuales. Por ejemplo, el Premio Nacional de Cómic habla sobre la política española», destaca Moreno. «En mi opinión quedaría un poco ridículo que en España se hicieran cómics de superhéroes. Siempre tendría que tener un toque gracioso y, si ya existen los buenos fuera, para qué vas a meterte en ese género. Además, ya hay representación española allí. Aquí es más cómic de autor», abunda Guinaldo.

Moreno también observa que ha cambiado el lenguaje. «En los Spiderman de los 70, todos los drogadictos eran negros». Celia Uve pone otro ejemplo: Hay una cosa que me llama la atención en el tema de las mujeres. No critico a los autores que lo hicieran así, porque el contexto era otro, pero en 'Mortadelo y Filemón', por ejemplo, las mujeres siempre salían en un segundo plano. Salían dos asiduamente. Ofelia, que era la secretaria, que estaba gorda, que era muy torpe, muy bruta y que estaba todo el día detrás de Mortadelo y Filemón, y luego había una que no me acuerdo ni cómo se llamaba que era despampanante y tontita. Y viñetistas yo solo recuerdo a Maitena, que creo que fue mi primer referente. Muchas veces los cómics te cuentan cosas rutinarias pero si no hay ninguna mujer... Y ahora hay un montón. Eso mola y creo que la gente se da cuenta».

En su caso, Celia Uve se considera divulgadora. «No solamente ilustro para hacer algo bonito, que lo hago también para cuadros que se cuelgan en la pared. Pero también utilizó la ilustración como un medio educativo. Hay veces que trabajo en proyectos que son más científicos. Sobre todo trabajo con arqueólogos que a lo mejor me llaman porque tienen un congreso y quieren que les haga un dibujo para explicar un determinado tema», desvela. Para Rodríguez, Guinaldo y Moreno, en lo que no hay discusión es en que el género del cómic es un arte. «El noveno arte. España  no es Francia, Bélgica, Estados Unidos, Japón o Italia pero vamos tirando. Aquí somos 'pintamonas' que tienen que trabajar fuera, a pesar de que hay mucha gente con talento. Y aun cuando trabajamos para grandes editoriales no somos reconocidos. La gente se ve las pelis pero no lee los cómics. Empezamos a tener más visibilidad pero reconocimiento artístico yo no lo veo tanto. En Francia, Spirou se sigue vendiendo solo y la gente no piensa que es una parida para niños. La gente lee tebeos y los valora», coinciden.

ARTE. Los museos del cómic existentes en Barcelona y Valencia permiten pensar en avances en ese sentido. «El cómic de superhéroes lo que busca al final es entretener. Que los chavales pasen un rato divertido y ya está. Después hay cómics que tienen más pretensiones. Pero incluso el que busca solo el entretenmiento es arte. Ves la labor de los dibujantes y los plazos de entrega en los que se mueven y flipas», argumenta Guinaldo. Respecto a su denominación, también están de acuerdo en que no existe un modelo único. «Tebeo es una españolización de la palabra cómic que creo que está muy bien», dice Moreno. «A los dibujantes no les molesta la palabra 'tebeo'. Casi molesta más que algún pijo hable de novela gráfica», insiste Guinaldo. «Yo casi la utilizo más. Es contar una viñetas con texto. Llámalo A, B, o C», remacha Rodríguez.

Esas creaciones tienen en su caso influencias heterogéneas. «Yo tenía 'El pequeño País', que estaban Leo Verdura y todos estos. También me gustaba mucho 'Calvin y Hobbes', 'Mortadelo y Filemón', '13, Rue del Percebe'... Y sigo ahora leyéndolos», confiesa Celia Uve. «A mí me influyeron los belgas. Franquin, Hergé, Morris... Y luego por supuesto empezaron los ochenta con Mas, Gallardo y Mediavilla, Nazario, Martí...», afirma Rodríguez. Guinaldo y Moreno se quedan con autores españoles como Juan Jiménez, David Sánchez o Diego Corbalán 'Magius'. De vivir y trabajar en Segovia valoran la tranquilidad de la ciudad para crear. «Para nuestro negociado eso es bueno. Quizás en una ciudad grande te distraes más y desde aquí también se pueden hacer cosas distintas a las que ya se han hecho. Pero podríamos estar aquí o en Australia», se ríen. Eso sí, todos piden a la sociedad que no deje de consumir cómics. «Que los compran y los lean. Y si puede ser, en papel, que en formato digital es más frío», zanjan los principales representantes de la Segovia de cómic.