La campaña del girasol, "muy mala"

Nacho Sáez
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Las altas temperaturas y la sequía frustran la cosecha y las expectativas de un año con buenos precios.

La campaña del girasol, "muy mala" - Foto: Jonathan Tajes

"La campaña de girasol ha ido como el año». El presidente de Unión de Campesinos (UCCL), Alfonso Pescador, resume de forma elocuente los resultados que está arrojando la cosecha de girasol, a punto de concluir. El precioso paisaje que compone este cultivo en verano en zonas como los entornos de Cantalejo, Nava de la Asunción, Fuentesaúco de Fuentidueña o Aguilafuente –entre otras– ha dejado paso a un panorama desolador. Plantas secas sin pipas que en algunos casos ni siquiera van a llegar a cosecharse.

«He visto gente que ha pasado el rodillo con la pipa sin segar porque no merecía la pena meter una cosechadora. Porque no iba a cubrir gastos», apunta el secretario general de UPA Segovia, Pedro Matarranz, uno de los muchos agricultores de la provincia que está pendiente del peritaje de su seguro para conocer cuál será la compensación a una campaña del girasol que todas las organizaciones agrarias califican como «muy mala». A falta de datos oficiales, la impresión es que el rendimiento por hectárea ha sido la mitad que el año pasado. «Se sembró más girasol pensando que iba a suponer un respiro al aumento de costes, pero al final la cosecha ha sido mala», remarca Matarranz.

Este año había muchas expectativas puestas en este cultivo. La guerra en Ucrania había elevado los precios y Europa había abierto la mano para que pudieran sembrar el cinco por ciento que la normativa obliga a reservar a barbecho. «Ha sido de las peores campañas que hemos conocido», abunda el secretario general de UPA; «la siembra ya fue complicada porque no había llovido mucho, y la nacencia ha sido muy mala. En muchos casos ni ha nacido». Las altas temperaturas y la sequía de este verano y del inicio de otoño han echado por tierra su trabajo. «Con el frescor de la noche y el rocío, aguanta si las temperaturas no son excesivamente altas durante el día, pero este año se han juntado días de mucho calor y noches también muy calurosas. Eso ha hecho mermar mucho la producción», señala el presidente de Asaja Segovia, Guzmán Bayón. También se queja de la falta de apoyo público al girasol: «Es un cultivo que está muy implantado en zonas puntuales de Segovia, que es bueno para el terreno agronómicamente y suele tener producciones rentables, pero la PAC le ha dado la espalda, igual que a la colza, al no darle las compensaciones de antes como cultivo agronómico».

Los avances de superficies y producción que publica la Junta de Castilla y León anunciaban un rendimiento de 1.000 kilos por hectárea pero se ha quedado en la mitad. «La pipa no ha granado. También ha afectado el tema de los animales salvajes. Los corzos tiran las cabezas al suelo. Y las palomas», asevera el presidente de UCCL, que ya ha recibido la tasación del seguro y ha sabido que cobrará 300 euros por hectárea. «No me gusta hablar de sequía en verano. En verano no suele haber precipitaciones normalizadas. El problema han sido las altísimas temperaturas. Los cultivos, a partir de 35 grados, sufren muchísimo», reflexiona.

Según los expertos, los seguros nunca habían tenido tanto trabajo con el girasol. Este año, más que con los cereales. Pero ni siquiera los buenos precios existentes consuelan a los agricultores. « Cuando vendes la mitad, tiene que estar al doble de precio para que puedas mantenerte. Un año que se podría haber hecho dinero con el girasol porque iban a bajar las importaciones, no hay kilos para vender», se lamenta el presidente de Asaja. La tonelada se vende en estos momentos a 620 euros. Una cantidad insuficiente, en opinión del secretario general de UPA. «En febrero decían que el girasol iba a estar en los 1.000 euros por tonelada por la crisis de la guerra en Ucrania.  Los precios están bajos para lo que tendrían que ser».

El horizonte próximo tampoco invita al optimismo. «Tenemos una gran incertidumbre por los costes de producción y por la sequía. Ahora mismo no estamos para sembrar. Es muy peligroso porque, si no llueve lo suficiente, los trigos se pueden estropear», concluye el presidente de Asaja.