Barcelona y Cambrils, unidas por el dolor

SPC
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Dos años después de los atentados yihadistas que dejaron 16 muertos y más de 300 heridos en la capital y la localidad costera, víctimas y familiares mantienen vivo su recuerdo y exigen justicia

Barcelona y Cambrils, unidas por el dolor

La herida continúa abierta. Los atentados de Las Ramblas de Barcelona y Cambrils cumplen hoy dos años, a la espera de conocer la fecha en la que tres miembros de la célula yihadista que atacó a centenares de personas, dejando 16 víctimas mortales y más de 300 heridos de varias nacionalidades, serán juzgados por varios delitos, pero ninguno de ellos por asesinato. Así, unidos en el dolor, víctimas y familiares evocarán con diferentes actos  la tragedia, para mantener vivo su recuerdo y exigir justicia.

A las 16,30 horas del 17 de agosto de 2017, una furgoneta blanca, con el logotipo de una empresa de alquiler, recorrió más de 500 metros causando el pánico entre los viandantes que en ese momento se encontraban en el paseo situado en el centro turístico de la Ciudad Condal. Perdieron la vida 13 personas y otros centenares resultaron heridos, incluso de gravedad, de tal modo que una de ellas falleció después en el hospital. 

El vehículo iba conducido por Youness Abouyaaquob, quien consiguió escapar a pie, pese a la operación Jaula que la Policía había activado para encontrar a los autores del ataque. No obstante, Abouyaaquob robó un coche para continuar con su huida, apuñalando y asesinando antes a Pau Pérez, su dueño. 

El terrorista estuvo en busca y captura cuatro días hasta que finalmente los Mossos le encontraron escondido entre unos viñedos entre cercanos a Subirats (Barcelona). Fue abatido después de que mostrase un cinturón de explosivos, que también resultó ser simulado. 

La noche anterior, el 16 de agosto, una casa de la urbanización de Montecarlo en Alcanar (Tarragona) explotó frustrando lo planeado inicialmente por la célula extremista: atacar lugares como la Sagrada Familia, el Camp Nou, festivales de música y discotecas, según las pesquisas realizadas y que aparecen en el sumario de la causa. La intención era repetir lo ocurrido en noviembre de 2015 en París. 

La alarma se encendió de nuevo en la madrugada del 18 de agosto cuando un coche con cinco personas en su interior, con cinturones de explosivos falsos y armados con cuchillos y hachas, esquivan un control policial y consiguieron entrar en el paseo marítimo de Cambrils. Tras abrir fuego contra ellos, el vehículo volcó y sus ocupantes salieron de él tratando de apuñalar a los transeúntes, matando a una mujer. Un agente logró abatir a cuatro de los terroristas y el quinto murió tras resultar herido. Se trataba de Moussa Oukabir, Omar y Mohamed Hychamy, Said Aalla y Houssaine Abouyaaquob, quienes llevaban consigo un pañuelo rojo -como también hicieron los yihadistas de los atentados de París- en honor al conocido como el guerrero del pañuelo rojo, Abu Dujana, coetáneo del profeta Mahoma, que se cubría la cabeza con esta prenda antes de entrar en combate. 

España no había sufrido ningún atentado yihadista desde el 11 de marzo de 2004 -en el que perdieron la vida 202 personas-. Los del 17 y 18 de agosto de 2017 se sumaron a los perpetrados en Europa en fechas próximas siguiendo el mismo modus operandi: atropellos masivos y el uso de armas blancas. 

Driss Oukabir, Mohamed Houli Chemlal y Said Ben Iazza se encuentran prisión provisional desde hace dos años por su presunta participación en los hechos y serán las tres personas que se sentarán en el banquillo de los acusados para responder por ellos. El resto de los miembros del grupo yihadista fueron abatidos en Cambrils o fallecieron la noche anterior en la explosión del chalé de Alcanar.