Terrazas de cafés dulces y amargos

Sergio Arribas
-

El entusiasmo de los clientes contrasta con la incertidumbre de los propietarios de bares y cafeterías. Sin turistas y con empleados en ERTE, solo un tercio de negocios de la capital ha decidido abrir la terraza en la primera semana de 'fase 1'

Víctor Hugo, del bar-tapería La Picaña, en la avenida del Acueducto. - Foto: Rosa Blanco

La entrada en la ‘fase 1’ dio el pistoletazo de salida a la hostelería, aunque la mayoría de los empresarios ha preferido quedarse en la casilla de salida. Desde el pasado lunes, los hosteleros han podido montar sus terrazas, ocupando el 50% de su superficie concedida. Las ‘ganas’ de terraceo de los clientes ha contrastado con la prudencia de bares y cafeterías. Sin turistas y con plantillas acogidas a ERTE, tan solo un tercio de locales con licencia de terraza (unas 49 de 165) ha abierto en la capital. Otros esperan que les autoricen más espacio y lo harán a lo largo de los próximos días. Mascarillas, geles y distancia social. Los pocos bares que han optado por abrir sus terrazas estos días tratan de adaptarse. El sector augura que uno de cada cinco establecimientos está abocado a la quiebra en los próximos meses.

El Día de Segovia ha pulsado la opinión de los primeros hosteleros que han decidido abrir, así como de los clientes que, después de casi tres meses, ha podido disfrutar de una consumición al aire libre.

 

Pablo, Francisco y Leisa, clientes de Farggi.Pablo, Francisco y Leisa, clientes de Farggi. - Foto: D.S.

«Ahora en una terraza nos sentimos un poco turistas». En pleno Azoguejo, con el coloso romano a escasos metros, Pablo, Francisco y Leisy saborean un café en una mañana soleada. En el primer día de Segovia en la ‘fase 1’, Pablo ha hecho un parón en el trabajo para ocupar junto a la pareja, una familia venezolana afincada en la ciudad desde hace cinco años, una de las mesas de Farggi. «Estar en una terraza, después de más de dos meses… pues cae muy bien y encima con los amigos queridos ¿qué más se puede pedir?», afirma Leisy, mientras Pablo confiesa, con una sonrisa, sus sensaciones. «Esto es increíble. Lo disfrutamos todos los días el año, pero hoy nos sentimos un poco turistas», afirma. «Hay que ser prudentes y responsables, pero la vida sigue», añade. Los tres portan mascarilla, aunque ahora, sentados en la terraza, las han dejado a un lado para degustar el café, mientras mantienen una suficiente distancia de seguridad entre ellos.  «Hay que aprender a vivir con la nueva situación», añade Pablo, joven empresario, consciente de que la crisis de la Covid-19 supondrá un gran impacto para la economía de Segovia. «Segovia vive mucho del turismo y la hostelería va a sufrir una barbaridad. Esperemos que se recupere pronto, porque es uno de los pulmones más importantes de su actividad económica», afirma Pablo, que no ha mirado si, en la nueva situación, el café ha experimentado algún incremento de precio. «Es un sitio de confianza. Cueste más o menos da igual, merece la pena».

«¡Mira dónde estoy! ¡Tomando un café en el Acueducto!, increíble». En una mesa de la terraza de la Gellateria, con traje y corbata, y una gran sonrisa, Javier alza su teléfono móvil y al aire. Parece que graba su entorno, aunque en realidad está realizando una videollamada. Eleva el teléfono para que su interlocutor compruebe dónde se encuentra. «Mira, mira donde estoy, al lado del Acueducto y tomando un café, es increíble. Y hace una mañana espléndida», suelta con una sonrisa. Es la viva imagen de la felicidad.

«Es que no me lo creo», confiesa después Javier de Andrés, empleado de Banco Sabadell. Desde el estado de alarma, ha trabajado en turnos de quince días en la sucursal de la avenida del Acueducto y hoy es el primer día que, a la hora del descanso, ha podido tomar un café «como Dios manda» No ha tenido que llevarlo a la oficina desde cu casa para calentarlo al microondas, como ha sucedido siempre que le tocó ir a trabajar al banco durante la pandemia. «Aquí estaré poco. Tengo que trabajar y serán solo diez minutos, pero me he querido dar el capricho. Me ha costado encontrar sitio, muchos están cerrados y los que hay abiertos, claro, al 50 por ciento», afirma Javier, que entiende que la clausura de muchos obedece, según los testimonios que ha recogido, «porque son más los gastos que los beneficios y esperarán a la fase 2 ó 3 para abrir». «Tenemos —añade— que ser optimistas».

Javier de Andrés, en Farggi.Javier de Andrés, en Farggi. - Foto: D.S.

«Si la gente se apelotona me busca un problema». Julián abrió el pasado lunes y ese mismo día tuvo que cerrar, después de ser apercibido por la Policía Local al observar que los clientes se amontonaban en las inmediaciones del local a la espera de sentarse en la terraza. «Estaba yo solo y no  podía hacer nada. No puede ser que la gente no respete la distancia, al final se busca uno un problema sin quererlo». Ante esta situación, Julián cerró, aunque abrió el viernes 29 por la noche, con cuatro mesas, aunque «estará mi mujer vigilando para que se guarden las distancias, como es lógico». Así ha estado todo el fin de semana, mientras que su idea era poder ‘rescatar’ a sus empleados en ERTE este lunes y poder trabajar en una terraza «más amplia», como ha solicitado al Ayuntamiento. El lunes pasado, Julián trabajaba a velocidad de vértigo. Aunque su terraza había quedado reducida a cuatro mesas,  el hostelero no tenía un momento de respiro. Cuando unos clientes se levantaban, otros ocupaban su lugar al instante. «Son cuatro cafés y cuatro cosillas, pero de lo que se trata es de dar servicio a la gente, que es lo que quiere ahora y lo que tenemos que hacer», explicaba entonces Julián.

«Abro ‘Giorgio’ porque es clientela fija. Y los más turísticos, Jeyma y Mesón Mayor, en junio». Félix del Barrio dirigía, este lunes, las operaciones de preparación de la terraza de la Cervecería Giorgio, en Gobernador Fernández Jiménez. Tenía una terraza de 16 meses y ahora serán la mitad, aunque ha cursado una petición para ampliar, de la que espera respuesta. De momento, ha marcado en el suelo el lugar exacto de cada mesa, mientras ha establecido un estricto protocolo de seguridad e higiene tanto para clientes como empleados. Cuando un cliente se levante de una mesa, se volcarán las sillas hacia adelante. Antes de volver a ser ocupada, el personal de Giorgio procederá a su exhaustiva limpieza. También se han insertado códigos QR en las mesas para acceder por móvil a la carta de la Cervecería, mientras que, también, se han reservado espacios para quienes esperen una mesa libre, a una adecuada distancia de seguridad. «Estamos todos muy contentos de empezar otra vez a trabajar», afirma Del Barrio, que posee también otros dos negocios de hostelería, en la Plaza Mayor, el  bar Jeyma y Mesón Mayor. En Giorgio «hemos rescatado [del ERTE] a toda la plantilla, una parte vendrá a media jornada y la otra a jornada completa», explica el hostelero, que precisa cómo sus otros dos negocios, en la Plaza Mayor, permanecerán de momento cerrados. «Aquí abro porque tengo clientela fija, de todos los días. Mis otros negocios [Jeyma y Mesón Mayor] son más turísticos y de momento no me compensa. Mi idea es poder abrirlos a principios de junio».

«Soy optimista, veo a la gente animada». La Flor de América fue una de las cafeterías que, este lunes, montó terraza en el primer día de la ‘fase 1’ a un 50% de aforo. Tiene cuatro mesas, aunque su propietaria, Ágata Bialek, ha solicitado aumentar espacio con la zona que, en su día, ocupó la terraza de Telepizza. «Hay ambiente, incluso ha habido una pequeña cola de gente que quería sentarse o hacer una reserva», afirma Ágata, que se declara «ilusionada» por retomar la actividad de un negocio que ofrece, según dice, todas las garantías de seguridad, tanto de distancia entre mesas como de su limpieza con detergentes especiales. «Hasta que no recogemos la mesa y limpiamos nadie se puede sentar», aclara la hostelera, que precisa cómo «también hay clientes que nos han pedido entrar al baño, pero solo se permite en casos excepcionales. Y la gente lo está respetando». «Soy optimista, veo a la gente animada», recalca.

Julián Conde, de El Cochifrito, el pasado lunes.Julián Conde, de El Cochifrito, el pasado lunes. - Foto: D.S.

«Una terraza sirve para liberar la mente después del encierro». Apenas llevan sentados diez minutos y brotan las sensaciones. «No sé cómo explicar, es como una pequeña vuelta a la normalidad, entre comillas, claro», afirma Jesús Peña, sentado frente a su mujer María del Mar Nevado. Ella acaba de salir de trabajar y la pareja, tras una espera de cinco minutos, ha podido sentarse en la terraza del Cochifrito, una de las cuatro que este lunes abrió en la avenida del Acueducto. «Estar en una terraza nos sirve para liberar un poco la mente, después de estar tanto tiempo en casa porque, aunque hagas cosas, estás encerrado y no es la mejor situación».

No será el único plan para este primer día de ‘fase 1’. El matrimonio ha quedado esta tarde con unos amigos para dar un paso. «Ya teníamos ganas de estar con ellos y si podemos sentarnos en una terraza, pues repetiremos», afirma Jesús, que se muestra optimista de cara al futuro. «La clave es que todos tenemos muchas ganas de tiempo libre y de disfrutar. La hostelería lo pasará mal, tardará en recuperarse pero creo que llegará a sus niveles de antes de esta crisis y quizá más pronto de lo que podríamos pensar».

«Abrí a las nueve y al instante ya tenía mis cuatro mesas ocupadas». En uno de los soportales del Azoguejo está ‘La Gellateria’, que regenta José Antonio Luengo junto a su esposa. Tras una semana de funcionamiento con pedidos para llevar, José Antonio abrió hoy lunes su terraza,  con cuatro mesas —dos menos de lo habitual—después de que el Ayuntamiento haya accedido a su petición de ampliar la superficie de ocupación para garantizar la distancia de seguridad entre clientes. «Segovia es pequeña. Nadie gasta todo los días y por eso vivimos al 90% del turismo. Nos espera un año duro y esperemos poder aguantar», afirma José Antonio, que confía en un aumento de actividad que permita «rescatar» a la empleada que el negocio tiene en ERTE. 

Jesús y María del Mar, en la terraza de CochifritoJesús y María del Mar, en la terraza de Cochifrito - Foto: D.S.

Por el momento, al menos este lunes, primer día de montaje, la terraza tiene gran demanda. «A las nueve he abierto y a las nueve estaba lleno», afirma el hostelero, mientras sirve una mesa que reúne a Charo, Manuela, Celia y Marisa. «Nos ha sabido el café a gloria», dice ésta última, mientras Charo confiesa que el grupo de amigas esperaba «como agua de mayo» reunirse en una terraza para charlar «y abandonar por fin el whatsapp».

«Cuando me he sentado aquí... ¡Me ha hecho una ilusión!», comenta Marisa entre carcajadas, para después precisar que el grupo de amigas solía tomar café a diario en otro establecimiento, por ahora cerrado. «El primer mes —añade Charo— fue terrible. ¡Casi colapsaron nuestros teléfonos! Y ya teníamos claro que el primer día que pudiéramos, ibamos a vernos, aunque fuese con mascarillas».

«Nos están poniendo trabas para trabajar. Todo es incertidumbre». «No nos dejan trabajar». Es la primera reflexión de Agustín Castillo, propietario de Bar-Tapería La Esquina, en José Zorrilla. El lunes, primer día de apertura, ya recibió la visita de los agentes de la Policía Local, quienes, según su relato, le obligaron a retirar de la vía pública dos mesas «que tenía permiso para tenerlas paradas». «Hoy [por el martes] los policías han vuelto para preguntarme cuántas mesas tengo autorizadas y, claro, pues ahora me tocará llamar al Ayuntamiento. Les he solicitado ampliar la terraza y aún nada me han dicho», sostiene Agustín.
En su terraza operan cinco mesas —lo habitual eran ocho—, aunque «creo que hay posibilidad de ampliar espacio». En todo caso, el propietario de La Esquina insiste en que «nos están poniendo trabas» para trabajar. «Sin ingresos, no podemos rescatar a nuestros empleados», comenta el hostelero, que, con la apertura de la terraza, ha dado de alta a uno de sus trabajadores. «Ayer trabajamos bien, hoy no lo sé, todo es incertidumbre», dice Agustín, que  ha establecido un tiempo máximo por consumición en mesa de 45 minutos. En La Esquina también cabe la reserva de mesa. En la noche del jueves, por ejemplo, cuatro están reservadas para cenas. 

Félix del Barrio y su plantilla, de Cervecería Giorgio.Félix del Barrio y su plantilla, de Cervecería Giorgio. - Foto: D.S.

«La gente tiene ganas de salir y nosotros de empezar a facturar». Al frente de Bar La Estrella, en la avenida de la Constitución, está Lourdes Boquín, de origen hondureño. Cogió el ‘traspaso’ del bar en diciembre y apenas unos meses después tuvo que clausurar por culpa de la crisis sanitaria. Este lunes montó por primera vez la terraza, con cuatro mesas, la mitad de lo habitual. «He pedido ampliación, pero todavía no he pedido respuesta», explica Lourdes, que apunta cómo el primer día de reapertura sí observó animación. 
«La gente tiene ganas de salir y nosotros, después de dos meses cerrados, pues también tenemos muchas ganas de trabajar y empezar a facturar», afirma la hostelera, que también espera la llegada de la ‘fase 2’ para poder servir comidas dentro del local, a un aforo máximo del 40%.

«He arrancado solo. La gente tenía ganas de disfrutar de terrazas». Apenas llevaba tres semanas abierto cuando la pandemia y el obligado confinamiento obligó a David Arribas a cerrar su negocio,‘El bar de Deif’, en la avenida del Acueducto. David, que tuvo que remitir a su personal al ERTE, abrió este lunes forzado por la necesidad de pagar este mes el alquiler del local. «Arranco yo solo. Si esto va a más, pues les iré rescatando poco a poco al personal que tenía contratado», afirma el hostelero, que trabaja cinco mesas, todas dotadas de botes de gel para los clientes. Sin posibilidad, en principio, de poder ampliar —con un portal de una vivienda y otro bar a uno y otro lado—, David es optimista, teniendo en cuenta que en el escaso tiempo que pudo trabajar antes del cierre, el local ganó fama por sus pinchos abundantes. «La gente estaba con muchas ganas de venir a las terrazas, esperemos que en junio todo vaya a más», afirma David.

«Hay movimiento. No nos cabe otra que ser optimistas». En la terraza del bar de tapas ‘La Picaña’, en la avenida del Acueducto, el protocolo se cumple a rajatabla. De trece mesas se ha pasado a cinco, que se «desinfectan» antes de que tome asiento un nuevo cliente. Al frente del negocio está  Víctor Hugo, que no ha parado, este lunes, de trabajar, limpiando sillas y mesas y sirviendo consumiciones.  «Nada más montar las mesas, ya teníamos clientes, que no han parado de venir. Hay movimiento», afirma el hostelero, que se declara «bastante optimista», pese a las incertidumbres. «De momento toda la plantilla está en ERTE, pero espero poder sacarlos de esta situación lo antes posible», continúa el hostelero. «¡A ver si la gente se anima! De momento, parece que sí», prosigue sonriente Víctor Hugo, que, antes del obligado cierre por el confinamiento, apenas llevaba seis meses al frente del negocio.

Agata Bialek, propietaria de La Flor de América.Agata Bialek, propietaria de La Flor de América. - Foto: D.S.

«Si podemos ampliar abriremos, si no nos toca esperar a fase 2». La cafetería La Colonial, en la avenida del Acueducto, estaba, este lunes, cerrada. En su interior, Alina, con ayuda de una empleada, preparaba el local para una reapertura de fecha incierta.  La idea era abrir el 1 de junio, aunque permanecen a la espera de la respuesta del Ayuntamiento a su petición de ampliar el espacio de terraza. «Poníamos doce mesas en el espacio que teníamos concedido. Veo contradicciones, porque si es el 50% de la superficie, en 16 metros solo podríamos poner tres mesas (…) si es de aforo, con seis y algo más que nos dejaran, podríamos abrir...», comenta Alina, que espera que el Ayuntamiento acceda a su demanda de ampliación . «Si no es favorable, pues tocará esperar a la fase 2», cuando se permite la apertura del interior del local —no la barra—, a un 40% de aforo.

«Tengo tres mesas y el 50% es una. Si no me conceden más, no puedo abrir». Maribel Huerta regenta la cafetería de la estación de autobuses. El local sigue cerrado, a la espera de que el Ayuntamiento responda a su petición de ampliar el espacio de la terraza. «Si no me amplían el espacio, no puedo abrir. Tengo tres mesas y el 50% sería una», afirma Maribel, que hoy recorre, con dos empleadas, la calle Real para comprobar si otros hosteleros han abierto en ‘fase 1’ o han optado por esperar. «Es la cafetería de la estación y yo no puedo cerrar ningún día del año para dar servicio. ¿Y ahora qué? No lo entiendo. Somos seis de plantilla y por supuesto que quiero sacar, poco a poco, a los trabajadores del ERTE, pero es un local muy grande y no puede estar solo una persona, necesito más», aclara. Tras indicar que ninguno de la plantilla ha cobrado el ERTE, Maribel tiene claro que si no puede ampliar el espacio de terraza le será imposible abrir ahora y aplazará la reapertura a la ‘fase 2’, cuando, por lo menos, se podrá consumir, al 40% de aforo, en el interior del local. Si es así, les tocará esperar a viajeros, policías y sanitarios, sus principales clientes.

80 negocios solicitan más espacio para sus terrazas, ¿Cuántas terrazas han abierto en Segovia capital en fase 1? El número exacto se desconoce. Mientras desde el Ayuntamiento se escudan en que los hosteleros «que tienen licencia no tienen obligación de advertirnos», la Agrupación de Industriales Hosteleros (AIHS),  a través de su vicepresidente, Jesús Castellanos, calculaba, el martes, que de los 165 establecimientos con licencia de terraza en la capital «no habrán llegado a 20 las que han abierto». El jueves la lista rozaba el medio centenar, según comprobó este periódico, un tercio del total. El vicepresidente de la AIHS considera que «sin turistas y con muy pocas mesas autorizadas el negocio no es rentable».  Abren, explica, aquellos en los que solo trabaja el empresario autónomo «y como mucho un trabajador» y «no para ganar dinero, sino para cubrir gastos», mientras muchos hosteleros esperan «como agua de mayo» que el Ayuntamiento resuelva sus peticiones de ampliación de terrazas. 

José Antonio Luengo, de La Gellatería, sirve a unas clientas.José Antonio Luengo, de La Gellatería, sirve a unas clientas. - Foto: Rosa Blanco

Hasta 80 establecimientos han pedido ampliación  y algunos ya han obtenido respuesta:16 favorables y 8 negativas; mientras estos días se procederá a la «reestructuración» de algunas en la Plaza Mayor y la avenida del Acueducto para cumplir distancias entre terrazas, según precisa el concejal Miguel Merino. El Ayuntamiento estudia «caso por caso» y «queremos que la próxima semana todas las peticiones tengan resolución». La Policía Local inspecciona estos días las  terrazas  pero, según el concejal, «con ánimo pedagógico y de colaboración». Aún no hay sanciones. Desde la AIHS se pide que «no sean estrictos» porque «todos estamos aprendiendo».

 

 

Más fotos:

Agustín Castillo, de Bar-Tapería La Esquina, en José Zorrilla.
Agustín Castillo, de Bar-Tapería La Esquina, en José Zorrilla. - Foto: Rosa Blanco
David Arribas, propietario del Bar de Deif, en la avenida del Acueducto.
David Arribas, propietario del Bar de Deif, en la avenida del Acueducto. - Foto: D.S.
Lourdes Boquín, propietaria de Bar La Estrella.
Lourdes Boquín, propietaria de Bar La Estrella. - Foto: Rosa Blanco
Alina, de Cafetería La Colonial.
Alina, de Cafetería La Colonial. - Foto: Rosa Blanco
Víctor, Rodrígo, Iker y Guillermo, en la terraza del Bar de Deif.
Víctor, Rodrígo, Iker y Guillermo, en la terraza del Bar de Deif. - Foto: D.S.
Maribel Huerta, que aún no ha podido abrir la cafetería de la estación de autobuses.
Maribel Huerta, que aún no ha podido abrir la cafetería de la estación de autobuses. - Foto: Rosa Blanco
Dos polícias municipales en labores de inspección de las terrazas.
Dos polícias municipales en labores de inspección de las terrazas. - Foto: Rosa Blanco