Jesús Quijano

UN MINUTO MIO

Jesús Quijano

Catedrático de Derecho Mercantil de la Universidad de Valladolid


El teletrabajo

24/10/2022

Todos recordaremos aquel tiempo tremendo del estado de alarma y el confinamiento en que se pusieron en marcha iniciativas de todo tipo con el fin de apurar las posibilidades de mantener la actividad laboral y profesional, además de las relaciones personales y sociales. En el ámbito laboral, en particular, se implantó con bastante rapidez y amplitud la práctica del teletrabajo, que suponía utilizar las nuevas tecnologías de la información y la comunicación para realizar la tarea a distancia. Obviamente, no todos los trabajos lo permitían o lo facilitaban, pues es evidente que muchos de ellos necesitan de la presencia física para desarrollar la correspondiente actividad.

El fenómeno se asentó con cierta intensidad en muchos ámbitos y fruto de ello fue su reconocimiento legal, a fin de que las empresas pudieran organizar esa modalidad del teletrabajo dentro de unas reglas establecidas, que parten de la disponibilidad voluntaria en la mayoría de los casos. Así las cosas, es interesante saber cómo ha evolucionado la cuestión una vez que las limitaciones derivadas de la pandemia se han ido relajando y se ha ido haciendo posible recuperar presencialidad, a la vez que los mecanismos dispuestos para el trabajo a distancia siguen estando accesibles.

Pues bien, recientemente el Instituto Nacional de Estadística hizo públicos los datos, que vienen a decir que el porcentaje de empresas que tienen habilitado el teletrabajo de sus empleados en el conjunto de España es del 40,8%. Esa es la media nacional, que combina el porcentaje más alto (el 55 y el 53% en Cataluña y Madrid, respectivamente) y el más bajo (el 24,1% en Extremadura). Nosotros, en Castilla y León, estamos más cerca del más bajo, con el 29,8%, que de la media nacional. Pero si observamos el dato del número de trabajadores que realizan habitualmente teletrabajo en su empresa, la realidad es bastante más modesta: el 19,4% en el ámbito nacional, y el 8,7% en el regional. Y es, sin embargo, curioso que nuestro nivel de robotización y digitalización en la industria y los servicios sea superior a la media, tal vez por el peso de la automoción en nuestra economía. En conclusión, que la normalización se va abriendo paso, aunque vayan a permanecer modos adquiridos en este tiempo, quizá con menos intensidad de la que en algún momento pudimos imaginar.