"La vida más larga produce edades no laborales que no dan pan"

A.M.
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Considerado como uno de los principales expertos en longevidad y pensiones en habla hispana, doctor en Economía, cuenta con más de treinta años de experiencia en la docencia como profesor de Economía en la Universidad Complutense de Madrid

José Antonio Herce - Foto: D.S.

José Antonio Herce, uno de los principales expertos en longevidad y pensiones en habla hispana, con más de treinta años de experiencia en la docencia como profesor de Economía en la Universidad Complutense de Madrid, perteneció al Cuerpo de Titulados de la Comisión de la UE entre 1987 y 1991, sostiene en esta entrevista que si «la esperanza de vida al nacer es más del doble de la que era en 1900 no se puede pretender que la gente se jubile a los 65 años». Con una trayectoria profesional, en la que también destacan la actividades investigadora, empresarial o publicitaria, afirma que «las pensiones de los trabajadores que se van a jubilar mañana en el régimen general van a ser sensiblemente mayores que los salarios de los trabajadores más jóvenes, eso es un sindiós».  

Estamos asistiendo a un proceso de envejecimiento de la población española, ¿qué consecuencias tiene?

En España estamos asistiendo a una prolongación incesante de la esperanza de vida. Es uno de los países más longevos del mundo. Yo no hablaría de envejecimiento, porque, por ejemplo, considere su edad actual, la de su padre y la de su abuelo, no digamos su tatarabuelo, e imagínese cada una de esas cuatro generaciones a esta edad suya actual. A una edad dada, cada vez somos más jóvenes, aunque la edad media de la población sea cada vez mayor, porque cada vez hay más personas mayores. Quiero decir que la longevidad que se manifiesta ahora mismo trae consigo la gran noticia de que vivimos más y mejor a cada edad, que lo que vivían nuestros padres. Yo no llamaría a esto envejecimiento, es como si rejuveneciésemos. 

¿Hay que preocuparse por el descenso de las cifras de natalidad?

Al fenómeno de la creciente longevidad, que en definitiva significa que la probabilidad de fallecimiento disminuye a todas las edades y también a edades elevadas, como consecuencia del mejor estado de salud y de mayor calidad de vida de los individuos, se le presenta un contraste, que no es problemático necesariamente, que es la caída de la natalidad, tan espectacular en España, que es uno de los países donde más baja en todo el mundo. La tasa de fecundidad es el número de hijos por mujer en edad fértil, eso quiere decir que donde hace unas décadas, en los años 70 u 80 del siglo pasado, era superior a dos hijos por mujer, ahora hay autonomías en España donde la tasa de fecundidad es inferior a un hijo por mujer y para la media española es de 1,3. Eso es una revolución que se explica por circunstancias socioeconómicas bien conocidas pero también por un deseo de menor carga reproductiva por parte de las parejas y de las mujeres.  

¿Cuál es la repercusión de la longevidad en el aspecto social y laboral? 

Lo más notorio de esta revolución demográfica es la nueva longevidad, es decir, la esperanza de vida no solo sigue creciendo desde mediados del siglo XIX, y no va a dejar de hacerlo, sino que ya en las últimas décadas, son ganancias de vida que se expresan a edades no laborales, superiores a los 65 años porque. Ahora las posibiidades de fallecimiento entre los 40 y 60 años son muy reducidas . Este es el problema, ¿podemos compensar que nazcan menos niños con vidas más largas?, si y no…  Las ganancias de vida en una población mayor equivalen a un mini 'baby boom', es como si compensaran las vidas más largas por menos nacimientos. El tema es que los niños cumplen una función en una sociedad y en una familia, pero, por otra parte, las vidas más largas, con una media de 83 años (unisex), récord del mundo excepto Japón, implican que esos años de vida se producen a edades no laborales y no traen pan, sino que lo demandan y, por lo tanto, hay que organizar todos los sistemas sociales, desde la educación hasta el mercado del trabajo y las pensiones, para adaptarlos a vidas cada vez más largas. Hay quienes reclaman políticas natalistas, yo no estoy a favor de intervenir en las decisiones reproductivas de las parejas o de las mujeres.

Segovia ganó población –174 personas– en el último año y medio, de 153.820 a 153.994, ¿es significativo?

No, es un porcentaje muy reducido, en torno a un 1,1 por 1.000, no hay que llamar a eso ganancia de población porque igualmente podía haberse producido esa pérdida y a nadie nos preocuparía, es insignificante. Segovia, junto a muchas otras provincias de la Celtiberia despoblada, aunque de manera contenida, está perdiendo población respecto a cualquier situación pasada, las capitales están concentrando la población que está abandonando los pueblos que, a su vez, pierden población desde hace décadas, este es el drama, pero no es por un envejecimiento difuso, sino, simplemente, porque la población joven abandona los territorios rurales y estas pequeñas poblaciones pierden el motor de la demografía que es la natalidad.

¿Qué panorama se nos dibuja en esta provincia?

La capital de Segovia y de otras provincias es más o menos estable, incluso estando tan cerca de Madrid. Mientras mantenga una demografía estable, no voy a decir vigorosa, conservará sus funciones convirtiéndose, además, en imprescindible para los pequeños pueblos, que pueden estar a unas pocas docenas de kilómetros de la capital pero que se han quedado sin habitantes y sin funciones administrativas, sanitarias o educativas. Es fundamental que las ciudades intermedias no flaqueen demográficamente, hay que contar con atractivos para que la población permanezca allí.  Estamos viendo en otros municipios que no son capitalinos, como Talavera la Reina (Toledo), con unos 83.000 habitantes, que ven cómo se reduce la población, esto sería más grave un pueblo de cien habitantes se reduzca a la mitad. Segovia puede estar tranquila si su población es estable o aumente ligeramente, el drama sería que, en tres años, constatáramos que 2.000 personas, no creo que suceda…

La falta de industria hace que flaquee el empleo, mientras hay cerca de 35.000 pensionistas…

Es propio de una población donde predominan las edades avanzadas. El 70% de los empleos en una economía avanzada pueden ejercitarse de manera muy flexible, si no en teletrabajo. El trabajo industrial es hoy en día un mito porque la actividad productiva más importante está en el sector servicios. Y que no crea nadie que si no hay industria no se puede vivir, claro que se puede, perfectamente, hay muchas zonas en todo el planeta en las que viven de manera muy concentrada millones de habitantes y hay poca industria. La cuestión es dotar a estos lugares de atractivos y olvidarse de empleos industriales que, a finales del siglo XX, dejaron de ser un estándar. A lo mejor al medio rural pueden llegar docenas y docenas de nativos digitales que vivan la mitad del año en lugares poco poblados, bien dotados de conectividad o de viviendas decentes, que es lo que no encontramos ahora. La gente no va a venir donde no hay casas habitables, en buenas condiciones y a precios razonables. 

¿Entonces, le ve futuro a Segovia?

Segovia es una gran capital histórica con una serie de atractivos de nivel excelente y muy cerca de Madrid, debe de jugar sus cartas con astucia e inteligencia, así como con un crecimiento sostenido y sostenible. Si no lo tiene una ciudad como Segovia, bien gestionada y enriqueciendo sus atractivos, ¿quién lo va a tener? Hay ejemplos de ciudades en el mundo que con un millón de habitantes que han colapsado, en pocas décadas, por estar mal gobernadas o por cambios estructurales en la industria. 

El Gobierno garantiza las pensiones al asumir parte de la financiación, ¿qué futuro tiene el sistema?

La Seguridad Social en España, afortunadamente, sigue teniendo caja única. Los Presupuestos para 2023 contemplan un gasto de 190.000 millones de euros, mientras que los ingresos por cotizaciones van a recaudar poco más de 150.000 millones, vamos a tener un déficit de unos 40.000 millones. Las cotizaciones que se extraen de la base salarial de todos los trabajadores, que solo para pensiones y contingencias profesionales, representan un 30,60% del salario, es un tornillo que aprieta mucho las nóminas de los trabajadores y los costes laborales de las empresas. Lo nuevo es que esos 40.000 millones de euros los va a poner la Administración General del Estado con transferencias directas, que casi duplicarían la deuda que la Seguridad Social tiene ya contraída con el Estado. Esto conlleva que España va a tener en su deuda pública una chepa importante, cuadrar esos números va a ser muy complejo. La Seguridad Social no está en condiciones de financiarse con sus recursos internos y necesita recursos externos, ¿se puede eso garantizar?, pues tanto o tan poco como la solvencia del Reino de España.

¿Qué necesitamos para hacer un sistema de pensiones más sostenible?

Una sociedad sobre todo más activa, donde las personas que hay en edad de trabajar lo hagan durante más años, en un momento en el que la esperanza de vida al nacer es más del doble de la que era en 1900 no se puede pretender que la gente se jubile a los 65 años, la misma edad que hace 122 años. Las pensiones no mejorarán si no tenemos una economía más productiva que se obtiene con mejor formación, más inversión en I+D y con buenos trabajos. Ahora mismo, las pensiones de los trabajadores que se van a jubilar mañana en el régimen general van a ser sensiblemente mayores que los salarios de los trabajadores más jóvenes, eso es un sindiós. Si esta situación fuera una bola de cristal el futuro sería muy malo, no puede ser que los trabajadores ganen tan poco porque sus empresas no sean productivas, incluso con titulaciones que vaya a saber  lo que valen. Tenemos que ser serios, el sistema de pensiones no lo puede arreglar todo, hace ya bastante. 

¿Si el sistema está inestable, cómo contempla las subidas de pensiones comprometidas por el Gobierno?

Los 40.000 millones de financiación a la Seguridad Social previstos para 2023 son el resultado de una serie de déficit estructurales que tiene el sistema, pero unos 15.000 millones es lo que va a costar la actualización con el IPC del 8,5, según se prevé. Aquí hay una cuestión muy delicada, hay millones de pensiones que son muy bajas y necesitan la actualización como agua de mayo. Ésta debe abarcar a todas las pensiones, no a unas más y a otras menos, porque entonces nos estamos cargando lo poco que queda de contributivo en el sistema. Las pensiones se otorgan contra carreras de cotización, y si éstas han sido cortas o poco intensas van a ser más bajas y deberán complementarse. Pero no por la Seguridad Social, sino por un sistema de redistribución de renta a nivel estatal que atienda no solamente a los pensionistas con pensiones más bajas sino también a los trabajadores con salarios más bajos, de los que hay tantos o más que pensionistas con pensiones bajas. No veo por qué el ser pensionista te tiene que calificar para que te den un complemento que a los trabajadores que no llegan a fin de mes, jóvenes, con familia, se les niega. 

Si el Pacto de Toledo y las leyes tratan de congelar en el tiempo un modelo financiero de cálculo las pensiones, el mismo para siempre, con estas condiciones demográficas y económicas, es como ponerle un timón fijo a un buque a sabiendas de que a 2.000 millas nos vamos a encontrar un atolón contra el que se va a estrellar. Hay que diseñar bien la nave de las pensiones, hoy en día tiene una fórmula de cálculo que es explosiva. ¿Qué sucedería si se descubriese, mañana, una píldora que nos aumentara la vida a todos en diez años? Tendríamos serios problemas financieros porque ya no se puede corregir, la vida laboral está vencida.