París busca su sitio

M.R.Y. (SPC)
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La capital francesa pretende aprovecharse del divorcio británico para convertirse en la primera plaza financiera del continente gracias al éxodo de empresas de la City londinense

París busca su sitio

Aún quedan negociaciones pendientes y poco más de nueve meses para que el Reino Unido abandone de manera oficial la Unión Europea. Un período de transición durante el que no solo los ciudadanos y las instituciones, sino también muchas empresas, deben repensar cómo serán las relaciones a ambos lados del Canal de la Mancha. 

A pesar de que todos tildan de «dramática» la ruptura, la salida británica puede resultar beneficiosa en algunas partes del Viejo Continente, como en París. Y es que, aunque Londres es actualmente la primera plaza financiera europea, en la nación gala sueñan con que el divorcio del país anglosajón permita a la capital francesa arrebatarle ese liderazgo.

Sin ir más lejos, el ministro galo de Economía, Bruno Le Maire, pidió «sacar partido del Brexit», algo que ya empezó a hacer cuando la Ciudad de la Luz fue la elegida para acoger la Autoridad Bancaria Europea (ABE), agencia encargada de regular y supervisar el sector bancario en la Unión y que tenía su sede en la City que suma a la Autoridad Europea de Valores y Mercados (ESMA), que ya trabajaba en París.

La capital francesa -y más concretamente su barrio financiero d La Défense- es ya líder de la Europa continental en capitalización bursátil y también como centro de gestión de activos, en el negocio de los derivados y en el mercado de seguros. Y, según los expertos, «es la única ciudad global comparable a Londres».

La banca representa cerca de un 7,2 por ciento del Producto Interior Bruto del Reino Unido y está prácticamente concentrada en la City, donde hay más de 250.000 puestos de trabajo directos que se verán mermados una vez que el Brexit se convierta en una realidad, previsiblemente en 2021.

En París, por su lado, hay 180.000 empleos vinculados con servicios financieros, muy por delante de los 70.000 de Fráncfort o de los 30.000 de Luxemburgo y Dublín. Y se estima que a lo largo de estos meses, mientras se negocia un tratado comercial entre la UE y el país británico, otras 4.000 personas cambien su dirección laboral desde la capital inglesa a La Défense, con la mudanza de un centenar de empresas.

La banca y las aseguradoras británicas generan el 25 por ciento de los beneficios del sector en el Reino Unido, por lo que, a la espera de que las conversaciones comerciales comiencen el próximo mes, el Gobierno de Boris Johnson quiere que este asunto sea prioritario sobre la mesa, para que no pierdan el pasaporte financiero que les permite operar sin restricciones en el bloque.

Sin embargo, desde Bruselas se muestran rotundos y el negociador jefe europeo de la futura relación con el Reino Unido, Michel Barnier, ya ha advertido de que no dará un acceso general a las empresas insulares ni un tiempo ilimitado para seguir operando como hasta ahora. Un planteamiento que se había hecho desde Downing Street y que fue descartado inmediatamente.

De ahí, la incertidumbre creada entre las compañías sobre cuál será la relación entre las partes una vez que termine el período de transición, ya que hasta entonces el Reino Unido seguirá perteneciendo a la unión aduanera y al mercado único.

Todavía quedan nueve meses por delante para que las negociaciones avancen, se estanquen o retrocedan y aún hay numerosas empresas que siguen a la espera. Lo que apuntan los expertos es que las propias compañías puedan gastar cientos de millones de euros en abrir nuevas bases europeas, pero no abandonar su negocio en Londres. Porque, a pesar de las oportunidades para el resto de capitales, la City sigue siendo un destino ambicioso en el que seguir trabajando, aunque sea con nuevas condiciones.