Las virtudes de la educación rural

Cristina Sancho
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El Foro La Adobera analiza la singularidad de la escuela en el medio rural, donde la interacción de alumnos de distintos niveles contribuye a que «escuchen más y sean más tolerantes».

Unos alumnos, en el acceso a las aulas del CRA El Carracillo, en la localidad de San Martín y Mudrián. - Foto: C. S.

La educación en el medio rural es diferente a la de poblaciones más grandes o a la de las ciudades. Ni mejor, ni peor; con ventajas e inconvenientes. Estos asuntos son los que durante el pasado fin de semana pretendió poner sobre la mesa la séptima edición del Foro Chico de la Adobera que se celebró en San Martín y Mudrián. Bajo el lema ‘A los niños y niñas les educa toda la aldea’, se va a hablar de innovación educativa y comunidad, de medios de comunicación y educación más allá de las malas noticias, de la brecha analógica, de las experiencias educativas de distintos pueblos, de la educación como clave de la nueva ruralidad y de la educación más allá de la escuela sino con la participación de la familia y la sociedad.

Lucía Arribas, es profesora de Primaria en el aula de Mudrián desde hace años y anteriormente ha sido directora del CRA El Carracillo formado por las localidades de Sanchonuño, Gomezserracín, Chatún, Pinarejos, Campo de Cuéllar y Mudrián. En total, el CRA cuenta con unos 170 alumnos pero Lucía en su aula tiene 12 que cursan 2º, 3º, 5º y 6º de Primaria. Además hay otros 9 alumnos en Infantil que educa otra compañera. Con esta situación, Arranz no considera que por estar en la escuela rural sus alumnos aprendan más o menos. «En lo rural se adquieren los contenidos curriculares pero la ventaja es que aprenden cosas que no están en los libros, aprenden a tomar decisiones, a ser autónomos, aprenden otros valores…».

Aunque haya personas que aún pregunten si con esta disparidad de edades los alumnos aprenden bien, Lucía muestra su pasión por la escuela rural. En base a su experiencia considera que al mezclarse distintos niveles los alumnos interactúan entre ellos, aprenden contenidos unos de otros, se adaptan unos a otros, son más tolerantes y aprenden a escuchar a los demás. «Una escuela no es peor ni mejor por ser rural, sino que te permite hacer otras cosas porque vivimos situaciones más naturales, practicamos más cómo se vive fuera. El medio rural no te limita la educación, tienes que adaptarte a las circunstancias», apunta. 

Quien también sabe lo que es la escuela rural y lo que puede aportar al alumnado es Diego Sobrino, profesor de geografía e historia en el CEO La Sierra de Prádena. Entre las ventajas que destaca se encuentran la menor ratio alumnado-profesorado, que supone un trato individualizad, algo que sería inimaginable en otro tipo de centros. Pero también considera como un punto muy positivo la conexión con el territorio. 

entorno privilegiado. «El alumnado del CEO La Sierra disfruta de un entorno privilegiado, y todo el equipo docente de Infantil, Primaria y Secundaria tratamos de aprovechar el patrimonio natural, histórico, artístico y etnográfico. Además, contamos con una conexión más directa con la comunidad local, asociaciones, movimientos de desarrollo, tejido empresarial, etc., que nos permite abrir las puertas de las aulas para hacer partícipe a toda la comunidad educativa», explica. 

Por otra parte considera que la situación del medio rural y de la propia educación en este espacio hace que los alumnos sean más críticos y conscientes de retos como la despoblación o el deterioro del medioambiente y en este sentido, Sobrino cree que son más comprometidos con el entorno y reflexivos, lo que permite también una educación más personalizada. Por otra parte, el profesor de Prádena hace referencia al modelo de escuela inclusiva de los centros rurales en el que todo el alumnado puede desarrollar sus potencialidades independientemente de su origen. En este sentido, Lucía Arribas sí que echa de menos más recursos humanos y tecnológicos puesto que en su caso otras clases del mismo nivel están a 20 kilómetros y cuando un centro recibe un niño nuevo e inmigrante es necesario apoyo escolar hasta que se adapta. 

En el foro no solo se va a hablar de la experiencia sino de hacia dónde tiende la escuela rural. En este aspecto la formación universitaria de los futuros profesores tiene mucho que decir. Mercedes Ávila ha sido vicedecana de calidad e innovación educativa en la Facultad de Educación de la Universidad de Castilla La Mancha. Ávila plantea que para que la escuela rural sobreviva no tiene que ser solo útil al medio rural. Desde su punto de vista es «utilísima» sino que tiene que ser útil al sistema escolar ya la sociedad en general. 

La docente considera que la escuela rural tiene que demostrar que es una escuela excelente y que puede ser una escuela de calidad porque aporta no solo al medio rural, sino al medio urbano. 

el pariente ‘pobre’.  «La escuela rural es el pariente pobre del sistema educativo, no tiene prestigio, se mantiene porque sigue habiendo alumnos y por cuestiones políticas que son legítimas y necesarias, pero si solo se mantiene por cuestiones políticas cada vez estará en peores condiciones y de forma más precaria». Por este motivo valora que la innovación es la clave. 

Ávila apunta que la escuela rural no tiene nada que ver con lo que denomina ‘escuela urbana y masificada’. «En el siglo XXI la escuela tiene que cambiar, ser una institución más flexible y tiene que ser un entorno de aprendizaje, no un edificio con barreras. El medio rural puede desarrollar la escuela del siglo XXI, es hacer de la necesidad virtud. Tiene mucho que aportar porque tiene condiciones distintas y permite generar prácticas diferentes», concluye. 

Dentro de esas prácticas diferentes se encuentran algunos programas que en los últimos años ha desarrollado Diego Sobrino con su alumnado. «Los centros rurales permiten trabajar por la mejora de la calidad educativa, gracias a una mayor facilidad a la hora de poder trabajar con metodologías activas», añade. Así, en su centro desarrollan aprendizaje basado en proyectos, aprendizaje servicio, trabajan con las tecnologías de la información y la comunicación y han desarrollado proyectos de innovación educativa como ‘Patrimonio Vivo. Diseño y aplicación de itinerarios didácticos en el nordeste de Segovia’, innovación experimental denominado ‘Observa_acción’, o la participación en el proyecto del ‘Museo Sonoro del Centro de Interpretación del Folcklore y el Instituto de la Cultura Tradicional Manuel González Herrero.

Lucía Arribas se apoya mucho en el teatro para enseñar a sus alumnos, aprender más vocabulario o investigar temas. Además de ser un elemento motivacional para los escolares y de implicación. 

Según Sobrino, para que la escuela rural se mantenga es también necesario aportar una mayor estabilidad al profesorado ya que este tipo de centros sufren cambios constantes de plantilla de un curso a otro y eso impide consolidar rutinas de trabajo.