Segovia quiere liderar el turismo cardioprotegido

Sergio Arribas
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Ocho bares y restaurantes muestran interés en instalar desfibriladores al amparo del convenio suscrito entre la AIHS y B+Safe, una de las empresas líderes del sector.

Rocío Ruiz, directora de Restaurante José María, que instaló un desfibrilador en uno de sus comedores hace casi dos años. - Foto: Rosa Blanco

Un acuerdo pionero en España aspira a convertir a Segovia en uno de los destinos turísticos mejor cardioprotegidos. El proyecto nace del impulso de la Agrupación de Industriales Hosteleros Segovianos (AIHS) que ha suscrito un convenio con la empresa B+Safe Almas Industries para incentivar la instalación de desfibriladores en bares y restaurantes. La prioridad pasa por promover la dotación de equipos en los establecimientos situados en la zona de mayor afluencia turística en la capital, en un ámbito geográfico que se extendería desde el Acueducto hasta el Alcázar. 

En combinación con la RCP (Reanimación Cardio Pulmonar), un desfibrilador ofrece la mejor oportunidad de supervivencia para ayudar a una persona víctima de un paro cardíaco hasta que llegue un profesional médico. El 80% de las paradas cardíacas tienen lugar fuera del ámbito sanitario. En España es una de las primeras causas de mortalidad, unas 30.000 al año.

Según la Fundación Española del Corazón, la rápida respuesta en caso de un paro cardíaco es crucial para la supervivencia de la víctima o para evitar secuelas graves, siendo de un 90% en el primer minuto y descendiendo un 10% cada minuto que pasa a partir del quinto minuto.

Los desfibriladores de uso público son los llamados DEA o DESA, desfibrilador automático (los más antiguos) y desfibrilador semi-automático, los más utilizados por personal no sanitario.
Según datos de 2018, Castilla y León cuenta con 881 desfibriladores semiautomáticos (DESA) externos, una cifra que cuadriplica los instalados hace cuatro años. En Segovia se ha pasado de los 27 equipos para su uso por personal no sanitario registrados en mayo de 2016 a un total de 91 —36 de ellos en la capital— según consta en el portal de datos abiertos de la Consejería de Sanidad; un registro que, incluye, no obstante, los ubicados en los centros de salud.

Pese a este enorme salto cuantitativo en la instalación de equipos, que los expertos atribuyen a una mayor concienciación de la sociedad, Castilla y León es una de las pocas comunidades autónomas que no disponen de una legislación que obligue a su utilización en determinados espacios. 

«No es obligatorio la instalación de estos equipos, que sí disponen sitios oficiales, colegios y algunas empresas, por ejemplo. No obstante, nosotros queremos dar un valor añadido a la hostelería segoviana», comenta el gerente de la AIHS, Javier García Crespo.

En síntesis, el propósito es convertir en ‘espacio cardioprotegido’ un ámbito geográfico concreto, el de mayor afluencia turística de la ciudad, entre el Acueducto y el Alcázar, mediante la instalación de desfibriladores en diferentes bares y restaurantes situados en este eje; que complementarían a los que ya disponen, en esta zona, inmuebles oficiales, como el edificio principal del Ayuntamiento, en la Plaza Mayor, y monumentos como el Alcázar o la Catedral, donde, precisamente, la empresa B+Safe ha incorporado uno de sus aparatos. 

Ocho empresarios de la zona ya han manifestado su intención de incorporar un desfibrilador en su establecimiento al amparo del convenio suscrito por la AIHS; un acuerdo que, en síntesis, contempla descuentos especiales, de hasta un 25%, en la adquisición de los dispositivos de reanimación cardíaca. «Ya hay en el Alcázar, la Catedral, el Ayuntamiento, en el Restaurante José María, que fue de los primeros...Lo que pretendemos es crear un espacio de protección más amplio, teniendo en cuenta —añade el gerente de la AIHS— que estamos hablando de garantizar una atención inmediata a los empleados de los restaurantes, a los clientes, personas que acuden a bares y salones de banquetes y a todos los transeúntes. Y en esta zona la afluencia es masiva».

ACUERDO PIONERO. El departamento comercial de B+Safe visita estos días los establecimientos hosteleros del centro de la capital para informar del acuerdo con la AIHS, «el primero que hemos cerrado con una asociación de hostelería y que queremos extender al resto del país», comenta el responsable de acuerdos y convenios de la empresa, David Alvárez González. «Nuestra idea —dice— es conseguir que Segovia sea una de las primeras ciudades que garanticen la cardioprotección en sus zonas turísticas».

González desvela que en el eje turístico Acueducto-Alcázar ya hay ocho establecimientos «que tienen una clara decisión» de convertirse en espacios cardioprotegidos. Teniendo en cuenta los desfibriladores que ya existen en la zona, con cinco incorporaciones bastaría para obtener una cobertura «básica», aunque «es lógico que cuantos más haya mejor, dado que si tienes acceso al dispositivo durante el primer minuto hay un 90% de posibilidades de que la persona salga adelante sin ningún tipo de secuela».

Los avances tecnológicos han permitido crear desfibriladores semiautomáticos fáciles de utilizar por personal no sanitario. B+Safe ofrece a los hosteleros segovianos un desfibrilador DOC (Desfibrilador Operacional Conectado), operativo las 24 horas. Se trata de un desfibrilador semi-automático Philips que ha sido patentado por B+Safe al incorporar una serie de mejoras tecnológicas. Integra en el propio desfibrilador los servicios de telecontrol, teleasistencia, geolocalización y llamada preferente al 112.

Con estas características, el aparato permite una ayuda en tiempo real por parte del personal médico especializado a la persona que atiende al accidente. Además, activa automáticamente un aviso a los servicios de emergencias indicándoles las coordenadas exactas para localizar al paciente. «Para facilitar la introducción de los aparatos, que no suponga un agravio económico para los establecimientos, creemos que el formato renting es el más cómodo para el establecimiento», apunta Álvarez. El acuerdo con la AIHS supone un descuento del 25% sobre el precio estándar comercial.

Las cuotas mensuales irían desde los 60 a los 120 euros al mes; un precio que incluiría la dotación y mantenimiento del desfibrilador y la formación para el empresario y empleados en el uso del aparato, de un mínimo de ocho horas, según marca la legislación en Castilla y León. Las autorizaciones para el uso del DESA por parte de personal no sanitario caducan a los dos años de expedirse. En 2018, la Junta acreditó 2.639 personas en la provincia de Segovia en el manejo de desfibriladores, personas sin una profesión específicamente sanitaria, entre los que se encuentran maestros, entrenadores o trabajadores de distintas empresas, comercios y de espacios de ocio. 

¿Dónde están los desfibriladores?
La Fundación Española del Corazón y Cruz Roja han desarrollado una aplicación gratuita para dispositivos móviles (app) para localizar desfibriladores en espacios públicos o privados. Los equipos que distribuye B+Safe, la empresa que ahora mismo lidera la introducción de los aparatos en Segovia, están en este mapa colaborativo de desfibriladores en España. Para que cualquier persona pueda reaccionar lo más rápido posible ante un episodio de parada cardiaca, esta app localiza en un mapa el desfibrilador externo automatizado (DEA) más cercano de forma sencilla. 

Además de los voluntarios formados en reanimación cardio-pulmonar (RCP), cualquier persona puede subir la ubicación de los DEA. También se puede validar o confirmar la localización de cualquier desfibrilador en espacios públicos o privados, incluso completando con fotografías del lugar para que sea más fácil ubicarlos  Para premiar a los usuarios que contribuyen más al mapa la app está gamificada: se reciben medallas simbólicas cuando el usuario otorgue el alta o valida un DEA. 

Por otra parte, la web del Colegio de Médicos de Segovia incluye un mapa que localiza, a través de Google, hasta 53 desfibriladores en la provincia de Segovia. Son menos de los que existen. «Fue una iniciativa que tuvimos para que cuando alguien presenciara una parada cardiorrespiratoria supiera cual es el desfibrilador que estuviera más próximo al punto donde se ha producido la crisis. Por desgracia, no todos los que lo han instalado nos lo han comunicado, aunque están bastantes localizados en este mapa», explica el presidente del Colegio de Médicos de Segovia, Enrique Guilabert.

La web del colegio de Médicos censa 22 desfibriladores en la capital —están también los de los centros sanitarios—. Entre ellos está el último en incorporarse, el de la Catedral, el pasado mes de febrero; y localiza aparatos en San Ildefonso y Valsaín, Marugán, Valverde, Cantalejo, Navafría, Cuéllar, Palazuelos, El Espinar, Sepúlveda, Coca, Sacramenia Fuentesaúco y Coca. La Junta de Castilla y León acredita 91 aparatos en Segovia, según el portal de datos abierto de la Consejería de Sanidad. Del total, 36 se emplazan en Segovia (instituciones, centros de salud, colegios y empresas), 18 en el Real Sitio de San Ildefonso-La Granja y Valsaín, 7 en El Espinar, 6 en Valverde, 4 en Sanchonuño y otros 4 en Coca. Tiene registrados dos en Prádena, y otros tantos en Marugán y Cantalejo. Contarían con un desfibrilador, según esta base de datos, las localidades de Cuéllar, Palazuelos, Carbonero, Otero de Herreros, Valdevacas de Montejo, Mozoncillo, Trescasas, Riaza, Valdevacas y Navas de Oro.

«Hasta un niño podría manejar un desfibrilador»

Además de ofrecer en su página web (www.comsegovia.com)un mapa de localización de desfibriladores en la capital y provincia —suma 2.175 visitas—, el Colegio de Médicos de Segovia imparte para personal no sanitario talleres en reanimación cardio-pulmonar (RCP) y en el uso del manejo de desfibriladores que permiten mantener al paciente que ha sufrido una crisis cardiovascular en condiciones estables hasta que lleguen las asistencias del 112. «La clave está en tener desfibriladores accesibles y a una distancia pequeña para poder utilizarlos rápidamente por parte de personas formadas que, además, no tengan miedo a utilizarlos», sostiene el presidente del Colegio, el doctor Enrique Guilabert.

«Es un aparato que salva vidas», subraya el representante de los médicos segovianos, que destaca la sencillez de su manejo. «Hay personas que, por miedo o reparo, no actúan, pensando que no lo harán bien» aunque «todos llevan en su embalaje unos gráficos muy sencillos e incluso el mismo aparato te da las instrucciones. Hasta un niño podría manejarlo, solo es necesario tener una serie de precauciones», asegura. Guilabert precisa que los destinados a personal no sanitario, los semiautomáticos, son capaces de detectar el ritmo cardíaco y «no soltar» la descarga eléctrica si efectivamente no se produce fibrilación, episodio que se produce cuando el corazón es incapaz de bombear la sangre y produce una hipoxia —deficiencia de oxígeno— en «órganos claves», como el cerebro o los riñones. 
«La hipoxia durante dos o tres minutos  produce secuelas, que pueden ocasionar la muerte, por lo que la rapidez para revertir la situación es fundamental», añade el presidente del Colegio de Médicos de Segovia.

En tanto que la inmediatez en la intervención juega a favor de un mejor pronóstico para el paciente que sufre una crisis cardíaca, Guilabert considera que «cuantos más desfibriladores haya, tanto mejor, y si hay 200 mejor que 60», aunque, en su opinión, tan importante puede ser su proliferación como que la población tenga formación para su manejo y conozca donde se localizan y los horarios de los edificios donde se ubican; de ahí el mapa auspiciado por el Colegio de Médicos. «Ahora mismo es la herramienta más eficaz ante una parada cardio-respiratoria, teniendo en cuenta que la reversión de una parada es complicada hasta en los hospitales con recursos importantes y profesionales cualificados».

«Es una forma más de cuidar a los clientes y al turismo»

Restaurante José María, uno de los buques insignias de la gastronomía segoviana, fue pionero en incorporar un desfibrilador al establecimiento, por donde pasaron 180.000 comensales el pasado año, sin contar el público que cada día llena su bar para saborear su afamado ‘Pago de Carraovejas’. Desde hace casi dos años, cuenta con desfibrilador DOC, de B+Safe Almas Industries, la misma empresa que ha suscrito el convenio con la AIHS para incentivar la distribución de los aparatos por bares y restaurantes de zonas turísticas. «Que seamos un espacio cardioprotegido implica cuidar y proteger no solo la salud de nuestros comensales, también de nuestro equipo, porque ya somos 115 personas trabajando en esta empresa», explica Rocío Ruiz, directora general de Restaurante José María.

Entre semana la media diaria de ocupación se sitúa en 300 comensales, que se eleva a unos 800 los fines de semana entre el bar y los ocho salones que dispone el establecimiento. Para la utilización del desfibrilador DOC, la empresa ha formado a un grupo de unas 15 personas, dos por cada departamento (cocina, sala, administración y limpieza). «Por fortuna no lo hemos tenido que utilizar y, si no lo utilizas, se puede olvidar, por eso ya se han realizado cursos para refrescar los conocimientos», afirma Ruiz, que aplaude que otros restaurantes de Segovia se quieran sumar a la iniciativa para convertirse en espacios cardioprotegidos. «Uno de los principales ingresos de la ciudad vienen del turismo. Es fundamental que cuidemos el turismo y esta es una forma más de hacerlo. El desfibrilador salva vidas. Al cliente le das seguridad, también a tu equipo y das valor a tu empresa», recalca.

Requisitos para la instalación

Cuando se produce una parada cardiaca fuera de un centro de salud, la intervención inmediata de personas no sanitarias, pero formadas en la práctica de maniobras de resucitación cardiopulmonar (RCP) y en la aplicación de desfibrilación precoz, constituye un eslabón fundamental para mantener la «cadena de supervivencia» de quienes sufren la parada cardiaca.

La Junta de Castilla y León ha regulado, mediante Decreto, los requisitos para la instalación de desfibriladores externos semiautomáticos (DESA) en centros no sanitarios y para obtener la formación necesaria para su utilización, por parte de personal no sanitario, que es impartida por instructores acreditados en soporte vital básico o avanzado, preferiblemente profesional médico o de enfermería (según la American Heart Association y el Consejo Europeo de Resucitación).
Las empresas o entidades que deseen instalar un DESA deberán presentar una Declaración Responsable. En ella, la persona interesada manifiesta bajo su responsabilidad que cumple con los requisitos establecidos en la norma. La documentación acreditativa de estos  requisitos deberá estar a disposición de la Administración en el centro o establecimiento en el que se vaya a instalar el desfibrilador. Este documento permite la instalación de un DESA para el uso por personal no sanitario desde el momento de su presentación.