Editorial

España inicia la fase de estabilización con el objetivo de frenar los contagios

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Con las cifras de fallecidos a la baja y estabilizadas en torno a los 600 muertos diarios y las UCI comenzando a descongestionarse, con más altas que ingresos, en datos generales, la cuestión ahora es mantener la tensión de las medidas establecidas para frenar el coronavirus. La principal amenaza de la relajación es la inminente llegada de la Semana Santa. El presidente de la Región de Murcia alertaba sobre la posibilidad de la llegada de personas de otras comunidades autónomas a sus segundas residencias en la costa para disfrutar de estos días de asueto y por eso en los próximos días habrá que esmerarse en los controles de las vías de comunicación para que esos desplazamientos no sean posibles.

Pero lo que realmente es crucial para combatir la pandemia es la realización de los test de detección del Covid-19. Ahora comienzan a llegar por miles a las comunidades autónomas, pero aún son insuficientes para alcanzar a todo el espectro de la población. Es fundamental que el Gobierno consiga que el mayor número de ciudadanos se someta a un test, ya que aquellos contagiados asintomáticos podrán ser tratados y detener la cadena de contagio que pueda haber iniciado, con lo que se atajará nuevas vías de avance de la enfermedad. Desde el principio, es una de las claves para ganar la batalla y los test llegan tarde, pero esperemos que lleguen y comiencen a realizarse de forma masiva. La otra batalla estaba en la compra de respiradores y equipos de protección individual, más conocidos como EPI, que salvaban vidas tanto de enfermos graves que estaban en las UCI como de sanitarios que dan lo mejor de sí por los demás. Ayer había más de 19.400 profesionales de la Sanidad infectados por el virus.

Tanto en el caso de los test como en el de los respiradores y los EPI la fabricación era prácticamente internacional y la industria nacional era residual. Esta crisis sanitaria vino a poner de relieve la importancia de que los países sean autosuficientes en determinados productos de primera necesidad para afrontar crisis como la que padecemos en estos días.

Seguramente, cuando el coronavirus comience a ser historia, los modelos económicos cambiarán sustancialmente y China deje de ser la gran fábrica mundial, para que la producción se diversifique y todos los países sean autosuficientes en mayor o menor medida. Pero eso será un asunto que abordar en los próximos meses. Ahora, lo prioritario es frenar y hacer desaparecer la pandemia y nuestros gobernantes deben centrarse en la adquisición de los tests suficientes como para que toda la población conozca su situación y así poder recobrar la normalidad cuando antes, pero de una forma segura.