Veto funerario a una víctima de covid

Nacho Sáez
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Antonio Montes denuncia que el párroco de Bernuy rechazó celebrar el funeral de su padre por haber muerto tras sufrir coronavirus. «Me siento humillado en un momento de tanto dolor», señala.

Parroquia de Bernuy de Porreros. - Foto: Rosa Blanco

"Solo quiero manifestar mi disgusto y estupor ante lo sucedido, y agradezco que otra parroquia y otro sacerdote sensible al sufrimiento de una familia nos ayudaran a caminar con dignidad». Antonio Montes acababa de perder a su padre por culpa del coronavirus pero, lejos de encontrar paz en la despedida, también vivió esos momentos con los nervios a flor de piel debido a una situación que no alcanza a comprender y que ha querido denunciar porque, asegura, «ya le ha pasado a otras personas».

El pasado 24 de febrero latió por última vez el corazón de Domingo Montes Valverde, de 88 años, miembro hasta ese día de la Hermandad de San José y Santiago Apóstol de Bernuy de Porreros. «Fue un hombre sencillo que vivió en Bernuy de Porreros hasta que los avatares de la vida le llevaron a trasladar su residencia a Segovia. Sin embargo, continuó manteniendo su relación con su pueblo, sus familiares, sus amigos, sus vecinos…», explica su hijo, que junto a su familia quiso que el último adiós fuera precisamente en la parroquia de ese municipio.

«Sin embargo, amparándose en la autonomía del ejercicio en la parroquia, alguno se arroga el derecho de vetar el uso del templo en algunas situaciones», señala Antonio. «No fue posible porque el párroco se negó a que se oficiara allí por el simple hecho de haber fallecido como consecuencia de las complicaciones de la Covid. Sin más contemplaciones». Tampoco se planteó la posibilidad de buscar otro sacerdote. «Entiendo que el párroco pudiera tener miedo –desde luego injustificado ante un ataúd sellado como dictan las normas sanitarias ante casos de infecciones– y puedo entender su negativa a oficiar la liturgia, pero no puedo entender su negativa al uso del templo».

Ha transcurrido una semana, pero el dolor de Antonio todavía no se ha calmado. «Yo no entiendo de organizaciones eclesiásticas –tal vez el párroco actuó conforme a su derecho– pero sí que conozco el consuelo que da la cercanía de los tuyos, los de siempre, y no puedo comprender que en un momento de tanto dolor, cuando tantas cosas no se entienden, cuando tan difícil es lo que estás viviendo, que te respondan con ese desaire. Te hace sentir realmente humillado», reflexiona antes de desvelar que se puso en contacto con el Obispado para transmitir lo ocurrido. «Tengo que reconocer y agradecer el interés que se ha tomado en este asunto a través de su vicario general, lo que me permite creer que la institución sigue teniendo esa voluntad de acompañamiento», concluye.

Consultada por esta redacción, la Diócesis no ha querido entrar a valorar este episodio más allá de remarcar que la negativa a que se oficiara el funeral fue «una decisión personal del párroco». El padre Julio Redondo se defiende y asevera que la versión de esta familia está «plagada de mentiras». «Esta persona no es de esta parroquia. Nació aquí pero hace 35 años que marchó para Segovia y aquí solo tenía una sobrina y su mujer, una tía», comienza. Sin embargo, resta importancia a este hecho y asegura que hubiera celebrado la ceremonia si hubieran cumplido una serie de condiciones. «Hasta que las cosas se pongan mejor, la caja de los que mueren del covid no la traemos a la iglesia. Vamos directamente al cementerio y después tenemos una misa. Le di la opción también a la funeraria de que le incineraran primero y después trajeran las cenizas aquí y no quisieron».

El Obispado aclara que no existe una norma que impida la entrada a las iglesias de ataúdes con víctimas de coronavirus. La parroquia del Cristo del Mercado acogió finalmente el funeral de Domingo. «Si hace ocho o diez días he tenido otro entierro y he optado por ese camino, de recibirle en la puerta del cementerio, rezar un responso y unas oraciones y entrar después, no puedo hacer con cada uno una cosa diferente. Es la norma que se sigue en la parroquia y no se pueden hacer excepciones», se justifica el párroco de Bernuy. Y añade: «Dicen que no hay ningún peligro, pero eso es discutible». Al poco de comenzar la pandemia falleció una familiar suya y siguió el mismo protocolo. «Mucho miedo no debe tener cuando da la comunión sin mascarilla. Y mi padre sí tenía familia en Bernuy», zanjan los agraviados.