"Queremos restaurar la casa de Machado con el 1,5% cultural"

A.M.
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Director de la Real Academia de Historia y Arte de SanQuirce (Segovia, 1956), Licenciado en Geografía e Historia. Sección Historia del Arte por la Universidad Complutense, hasta su jubilación ha ejercido como archivero municipal, desde 1984.

Rafael Cantalejo, director de la Real Academia de San Quirce - Foto: Rosa Blanco

El historiador Rafael Cantalejo San Frutos, director de la Real Academia de Historia y Arte de San Quirce, un centro de estudios locales heredero de la Universidad Popular, asegura en esta entrevista que la institución permanece «muy atenta cuando puede hay un conflicto entre la protección del patrimonio y los intereses económicos» y añade que, han protestado siempre que han visto algún proyecto «que no se podía consentir»,  enviando escritos a las administraciones competentes, lo que provoco que «alguna nos retirara la subvención».


¿Actualmente cómo desarrollan su proyecto de promover, canalizar y divulgar los estudios científicos del pasado histórico y del patrimonio artístico y cultural de la provincia de Segovia?

Tratamos de mejorarlo y acrecentarlo pero mantenemos la labor que se inició en 1955, cuando la Universidad Popular se transforma en centro de estudios locales y luego en Academia de Historia y Arte. No nos salimos de esa misión porque, además, no sabemos de otra cosa: historia y arte de Segovia y su provincia. Los estudios históricos se canalizan a través de nuestro órgano difusor, que es la publicación 'Estudios Segovianos', donde pueden publicar aquellos que hayan elaborado trabajos con garantías de seriedad y rigor. Superamos los 3.000 artículos que normalmente no corresponden a estudios monográficos. Se trata de recoger la labor de las personas interesadas en el pasado histórico, artístico y patrimonial de su pueblo transmitiéndolo para que les sirva a los demás porque las investigaciones históricas no acaban con lo que uno escribe sino que hay a quien le viene bien para continuar con otra línea de trabajo.   

¿Cuáles son las aportaciones que se realizan actualmente y qué nuevos conocimientos nos ofrece los 'Estudios Segovianos', heredero de las revistas 'Manantial' y el boletín 'Universidad y tierra'?

Una base importante que tuvo 'Estudios Segovianos', en su momento, era la existencia de los estudios de Humanidades, tanto en el antiguo Colegio Universitario 'Domingo de Soto', como en la Universidad SEK [ahora IE University], pero actualmente los investigadores no proceden de ese entorno, sino de muchos campos. Los temas son variados, como desde platería a arquitectura o historia, ahora hay bastante preocupación por ver cómo era el pasado de las comunidades de villa y tierra, en ese sentido, trabajamos en un monográfico. Casi todos los trabajos apuntan a la originalidad, por ejemplo ha  habido alguien que ha escrito sobre un punto de vista del análisis de la arquitectura de un edificio histórico y luego otro estudioso lo complementa hablando del sus bienes muebles… Como no imponemos la temática, es difícil valorar, todo son novedades porque, además, han avanzado los sistemas de investigación, aunque requieren horas de trabajo en archivo, que es lo que da la base científica. Es muy interesante conocer si ha habido alguien que ha abordado ya un tema o la conexión de los investigadores a través de las redes. Cada vez vamos reduciendo más la edición en papel pero, hace un año, creamos una página web, de acceso gratuito, con un buscador muy rápido, donde contamos con toda la edición digital de 'Estudios Segovianos' [www.estudiossegovianos.es], que está teniendo mucha aceptación, que es de lo que se trata, difundir el conocimiento.  


¿Qué huella han dejado algunos fundadores de la antigua Universidad Popular, desde Mariano Quintanilla a Blas Zambrano o Antonio Machado?

En estas instituciones hay poco que mover, cambiamos las personas pero los fundamentos siguen siendo los mismos. Antes, por ejemplo, se invitaba a participar en la publicación, ahora son los autores quienes vienen con sus trabajos. La apertura hacia la calle que tenían los anteriores académicos se ha mantenido, el Aula de San Quirce siempre estaba lleno cada vez que había una conferencia del marqués de Lozoya, Luis Felipe de Peñalosa o Grau… El interés no ha decrecido. Antes 'Estudios Segovianos' era  por suscripción y, en base a lo que se recaudaba, se imprimía  la revista, ahora no, hay otros medios económicos.
Una de sus actividades estrella es el centenario curso de pintores pensionados, que promueve la pintura de paisaje de Segovia y su provincia, ¿que trascendencia le dan desde la institución?
Todos los años hablamos de los problemas asociados a este curso, los dos últimos, se ha debido a razones ténicas por unas obras que no se han hecho aún en el Palacio de Quintanar, su sede natural, para lo que el Estado lo adquirió a finales de la década de los cuarenta del siglo pasado. Este inmueble significa mucho para nosotros y tiene que ser la sede y la residencia, el año próximo nos han asegurado que volverá a serlo. No tenemos garantía de que, una vez concluido, al año siguiente se vaya a poder celebrar, por alguna razón hay que estar batallando y eso desgasta mucho a una institución como la nuestra que somos los académicos y carecemos de personal que nos ayude. Es verdad que se produce todos los años el apoyo del Ayuntamiento, la Diputación y la Junta de Castilla y León, pero no es determinante, vivimos un poco al día, contando los últimos euros para poder llevarlo a cabo, es incómodo.


¿Cuál es el valor de esta actividad  que la Cátedra de Paisaje de la Academia de Bellas Artes de San Fernando instauró en 1845 como parte de la enseñanza oficial de sus programas pedagógicos en arte?

Hay una dificultad y es que ahora el paisaje no se enseña en todas las facultades de Bellas Artes, sin embargo hay interés por él,  es el análisis del académico Carlos Muñoz de Pablos, que es el referente del curso y le da la base para que funcione desde el punto de vista de los artistas.  Es bueno porque cada una de las facultades elige a un alumno que considera adecuado y saben que van a venir a Segovia a hacer paisaje, algunos lo asumen y, efectivamente, desde que llegan se ve una progresión y una tendencia a fijarse en lo que tienen delante. Ya han pasado por una formación de pintor y se ve cómo alguno de ellos va avanzando, otros se enfrentan a algo desconocido que se van sin que el curso les haya hecho aportaciones, eso es lo que vamos a tratar de corregir, como se aprecia en la exposición final. Este año son 14 alumnos y alumnas, otros son 16, que llegan desde diferentes comunidades autónomas y sus puntos de vista son muy distintos, aquí se hace un congreso de artistas de toda España y es muy interesante el intercambio de ideas porque la luz del Mediterráneo no es la misma que la del País vasco y, cuando llegan a Segovia, se encuentran todos con algo muy distinto. Los lenguajes pictóricos están muy condicionados por dónde vives, dónde has nacido y cómo es tu entorno; en Segovia juntan todos sus entornos en uno.    


¿En qué medida la Real Academia de San Quirce mantiene el espíritu reivindicativo de defensa del patrimonio histórico-artístico y natural de Segovia, teniendo en cuenta además que tiene académicas correspondientes en la de Bellas Artes de San Fernando?

La normativa urbanística en materia de patrimonio condiciona mucho porque nosotros podemos decir que hay algo [un edificio o un derribo] que no se debe hacer pero legalmente sí es posible, entonces es un conflicto de sensibilidades.  Hemos protestado siempre que hemos visto algo que no se debería consentir, enviando escritos a las administraciones competentes, hubo momentos en que alguna nos retiró la partida presupuestaria de subvención… Ahora hay un decreto de la  Junta de Castilla y León donde considera a las ocho academias que hay en la Comunidad como centros consultivos y nos envía los informes para las declaraciones de Bienes de Interés Cultural (BIC) y, cuando detectamos que las cosas no se pueden estar haciendo bien, lo decimos, de hecho ha habido varias sugerencias de cómo habría que tratar diversos aspectos en las declaraciones de BIC, más no se puede hacer…   

¿Que les preocupa de Segovia en cuanto al patrimonio?

Serían cosas muy pequeñas, se ha salvado todo lo que se ha podido, siempre que se ha tratado de hacer algo se ha mirado de reojo a la Academia, dando a entender que estamos pendientes y hay que tener cuidado… Cuando se aprueba algún instrumento urbanístico, como el Peahis, se mandaron alegaciones, algunas fueron estimadas y otras no, estamos muy atentos siempre que pueda haber un conflicto entre la protección del patrimonio y los intereses económicos. Ha habido intervenciones que no deberían haberse hecho en su momento pero, el hecho de que estuviera la Academia y los académicos de entonces tuvieran un importante peso específico en la Administración –como un director general de Bellas Artes o el delegado de Bellas Artes en Segovia, entre otros– consiguió que no hubiera más destrucción de la que hubo y tenemos una ciudad casi ejemplar en la conservación del patrimonio.

Otra de las joyas que mantienen es la casa-museo de Antonio Machado, única de las pensiones que se mantienen en España que fueron residencias temporales del poeta, ¿les preocupa el mantenimiento?

El deterioro es continuo porque ha habido un incremento importante de visitas aunque la entrada está restringida a un máximo de quince personas por grupo, al final son unas 13.000 personas al año. Hay al lado adosada una vivienda, ahora mismo un almacén, que pretendemos recuperar para usos culturales y que pueda haber tertulias literarias o presentaciones de libros y queremos abrir algunas habitaciones más que ocupaban otros huéspedes,  como citaba el poeta en sus obras 'celdas del viajero'. Son inmuebles que se podían unir unos con otros, a la antigua pensión se entra por la calle Desamparados, pero la habitación de Machado está en el último piso de una casa de la calle del Vallejo. Estamos buscando el modo de financiarlo a través del 1,5% Cultural, también para restaurar la cubierta y el interior de la pensión, que hay que abordarla como si fuera un cuadro o una talla, porque tratamos de que los elementos sigan siendo los originales y no se muevan de su sitio.  Si no llega por el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, en otras ocasiones, como cuando hubo que hacer unas obras de retejado de la cubierta, que es la parte más sensible, tuvimos una ayuda de la Junta de Castilla y León y del Ayuntamiento. Es difícil porque la burocracia administrativa complica mucho y ninguno [de los académicos] entendemos de ello.   

¿Cuáles son los proyectos que barajan para un futuro y, más a corto plazo, para el próximo curso?

Ya es un trabajo mantener todo lo que hay, tenemos pendiente, supongo que será en breve, la presentación de los dos primeros tomos de la Historia de Segovia, que financia la Diputación Provincial, y se trabaja sobre el tercero; estamos a punto de recibir el último original de la colección de bolsillo 'Segovia al paso' y cerraremos el último número de 'Estudios Segovianos'. Hemos tenido ya el 'Aula Laguna', otra de las actividades importantes, el curso de Historia de Segovia,  después del Curso de Pintores vendrá 'Lecciones de arte' o las Jornadas de Historia de la Ciencia, además de colaborar con otras instituciones como la Biblioteca de Ciencia y Artillería o la Fundación don Juan de Borbón. Además, la sede de San Quirce se ha convertido también en un referente para otros ciclos de conferencias. 

¿Tendrán más actividad a través de internet? 

Un gran paso fue subir a la red todos los números de 'Estudios Segovianos', hemos comprobado que funcionan muy bien las redes sociales, como nuestro perfil de Facebook, muy visitado, aunque esta plataforma ha perdido ahora bastante fuelle,  donde colgamos no solo lo que hacemos nosotros  sino también el trabajo que hace algún compañero. Intentamos transformar la web y la interacción con la gente a través de estos medios cada vez aumenta más.  Colgamos los vídeos de las conferencias del Curso de Historia de Segovia dedicado a Los Comuneros y han sido vistos por muchas personas, lo que es un aliciente porque en la sala de San Quirce caben físicamente unas 180 personas pero el aforo virtual aumenta a más de 3.000. Vamos a seguir por este camino pero siempre estamos al límite de poder sobrevivir, pero esto es muy común en este tipo de instituciones.