Los Árias Dávila regresan a Segovia

Sergio Arribas
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Avanzan los trabajos de limpieza y desescombro del solar e inmueble de la calle Daoiz que será rehabilitado para albergar el archivo y el nuevo museo de la Fundación Conde de Puñonrostro.

Fachada del inmueble a la calle Daoíz, donde se aprecia la portada de origen románico. No obstante, la mayor parte del solar, el 80%, se corresponde con una antigua fábrica de tapones, sin catalogación. - Foto: A.M.

Asombra la naturalidad con la que habla de sus «antepasados». En sus palabras hay orgullo pero en ningún momento ostentación, pese a que con su árbol genealógico es posible escribir la historia de España de los últimos cinco siglos. Al otro lado del hilo teléfono, en un pueblo costero al sur de Portugal, está Manuel Árias Dávila y Balmaseda, dispuesto a hablar con El Día de lo que él llama «el proyecto de Segovia».  Durante la conversación surgen los nombres de algunos de sus ilustres ancestros, como el de Juan Árias Dávila el obispo mecenas que introdujo la imprenta en España, de la mano de Juan Parix, impresor en Segovia de ‘El Sinodal de Aguilafuente’, en 1472. Pero también brota el nombre del conquistador Pedro Árias Dávila ‘Pedrarias’, fundador de Panamá y gobernador de Nicaragua o del militar Francisco Árias de Bobadilla, nieto del primer conde de Puñonrostro, y a quien el duque de Medina Sidonia envió para que explicar al rey Felipe II el motivo del fracaso de la Armada Invencible.

Manuel Árias Dávila y Balmaseda es el decimoséptimo Conde de Puñonrostro, el título que la corona concedió en 1523 a su antepasado, el capitán Juan Árias Dávila —sobrino del obispo mecenas— en recompensa a sus servicios en la Guerra de las Comunidades en favor de Carlos I de España. Los Puñonrostro son descendientes de la rama principal masculina de los Árias Dávila, la familia con mayor poder e influencia en la Segovia del siglo XV, cuando la ciudad del Acueducto llegó a «ser importante, cuando ejerció como capital de Castilla», explica Manuel Árias Dávila, orgulloso de que los orígenes de su familia están en la vieja ciudad castellana. Todo comenzó en Segovia, aunque con posterioridad  la familia asumió más señoríos al otro lado de la sierra, al norte y sur de Madrid, en Alcobendas, San Agustín de Guadalix y Pedrezuela; y en los municipios madrileños de Chinchón —castillo de Casasola— y Torrejón de Velasco, donde se conservan los restos de otra fortificación, el castillo de Puñonrostro, en orden a quien fuera su titular durante siglos. 

A partir del siglo XVI, la marcha a la Corte de Madrid de los miembros más destacados de la familia supuso la su progresiva desvinculación  con la ciudad del Acueducto; y, por ende, del traslado del archivo y legado patrimonial del linage; aunque, curiosamente, este archivo, de valor incalculable, es hoy el elemento sobre el que gira el proyecto que permitirá volver a unir a los Árias Dávila —o si se prefiere, a los Puñonrostro— con Segovia, su ciudad de origen. 

En la calle Daoíz número 16 se encuentra el inmueble con portada románica.En la calle Daoíz número 16 se encuentra el inmueble con portada románica. - Foto: S.A.

El propósito es trasladar el valioso archivo de la Fundación Conde de Puñonrostro, integrado por unos 10.000 incunables, legajos y documentos, desde Madrid —donde el tesoro se custodia, protege y es accesible a los investigadores— a un nuevo edificio de la ciudad de Segovia, que también albergaría un museo —o exposición temática— relacionado con este inventario único y que permitiría explicar cinco siglos de historia de España a través de los personajes y legado patrimonial de la familia.

La Fundación Condes de Puñonrostro ya anunció, hace unos tres años, el propósito de trasladar su Archivo a Segovia. «En Segovia la familia Árias Dávila es importante. Fuera, nadie sabe. Hay un interés histórico en regresar», afirma el decimoséptimo poseedor del título nobiliario, que cita, por ejemplo, la popularidad de la Torre de Árias Dávila, casa fortificada de la segunda mitad del siglo XV, hoy sede de la Delegación de Hacienda. 

En calle Daoíz. Para materializar el traslado, la Fundación adquirió un solar en el antiguo barrio de las Canonjías, de unos 330 metros cuadrados, con fachadas a la calle Daoiz número 16 y al callejón de la Travesía de Canonjías. El 80% del solar se correspondía con una antigua fábrica de tapones, derruida, en abandono y sin interés arquitectónico, aunque, en la fachada a la calle Daoíz, se conservan los restos de lo que fue un edificio de origen románico, con una portada de arco de medio punto con decoración de ajedrezado y flores de cuatro pétalos, enmarcados por un alfiz. Esta portada, que data del siglo XV, está ‘catalogada’ y , por tanto, supone el único elemento de la parcela que el Ayuntamiento obliga a conservar.

Manuel Árias Dávila y Balmaseda, conde de Puñonrostro.Manuel Árias Dávila y Balmaseda, conde de Puñonrostro. - Foto: D.S.

La Fundación pagó a un empresario segoviano la cantidad de 500.000 euros por este solar donde en estos días, tal y confirma el conde de Puñonrostro, se realizan labores de limpieza, desescombro y seguridad. «Solo la portada románica tiene interés. La mayoría era lo que ocupaba la vieja fábrica. No es más que una gran nave con una estructura de cubierta de acero, con muchas máquinas y railes, que es lo que estamos limpiando. Hay un montón de basura que estamos quitando», explica Manuel Árias Dávila. 

El desescombro y limpieza del solar es necesario para poder acometer el preceptivo estudio histórico y arqueológico y que se antoja imprescindible para redactar con posterioridad el proyecto de construcción de un nuevo edificio. 

No obstante, no todo está en la voluntad de los propietarios y promotores, pues el Ayuntamiento debe modificar el Plan Especial de Áreas Históricas (PEAHIS) —como así ya está pactado—para permitir que el nuevo edificio del archivo y museo de los Condes de Puñonrostro —descendientes de los Árias Dávila— mantenga la volumetría del primitivo edificio, de dos plantas en todo el solar.

Interior del edificio donde pueden comprobarse los avances en las tareas de limpieza.Interior del edificio donde pueden comprobarse los avances en las tareas de limpieza. - Foto: S.A.

10.000 documentos y 27 ‘vínculos’ con la historia de España. El Archivo de la Fundación Conde de Puñonrostro está compuesto por unos 10.000 documentos, muchos de ellos con gran relevancia para conocer la historia de España, pues hablan desde la conquista de Granada o el descubrimiento y colonización de América hasta la introducción de la imprenta o el fracaso de la Armada Invencible. Los miles de documentos que componen el archivo, que está digitalizado, se ubicarán, según Manuel Árias Dávila, en la zona del sótano o semisótano del futuro edificio, para garantizar su estabilidad térmica y evitar humedades. Allí también se emplazarán despachos para que los investigadores puedan consultar los documentos originales.

Las dos plantas superiores del edificio servirán para albergar un amplio espacio expositivo, de unos 600 metros construidos, que será casi totalmente diáfano. En cuanto a la exposición temática o museo, el  conde de Puñonrostro aclara que «no se trata de exponer unos documentos fríos, sin más, que además pueden ser difíciles de entender, pues muchos están escritos en letra cortesana o del siglo XV. Nosotros hemos definido unos 27 temas que vinculan a la familia con la historia de España y sobre estos temas, en cada uno de ellos, haremos una pequeña exposición temática», asegura. También en la parte superior del edificio se habilitará un pequeño espacio que sirva de alojamiento temporal a investigadores no residentes en Segovia.

El convenio del PEAHIS será modificado para mantener la edificabilidad. Conocido el interés de la Fundación Conde de Puñonrostro, el Ayuntamiento de Segovia marcó en el Plan Especial de Áreas Históricas (PEAHIS), a través de la fórmula de convenio urbanístico, las condiciones para construir en el solar. Así, por ejemplo, se marcó la obligación de los propietarios de rehabilitar la portada medieval con fachada a la calle Daoiz. 

Esquinazo del inmueble con Travesía de Canonjías.Esquinazo del inmueble con Travesía de Canonjías. - Foto: S.A.

El resto de la parcela, la mayoría, sin ningún interés arquitectónico, es fruto de la transformación del edificio en local industrial a finales del siglo XIX o principios del XX. Hay constancia de un proyecto de reforma y ampliación de la industria en 1951 por parte de Pedro Escorial, afectando a la nave que mira a la Travesía de Canojías y la medianera del inmueble de la calle Velarde.

Dado que la propiedad ha podido demostrar que la zona del inmueble ‘catalogada’, de portada medieval con fachada a Daoiz, tenía originalmente dos plantas —y no solo la planta baja actual— , también en el esquinazo con el callejón, será necesario modificar el convenio recogido en el  PEAHIS para permitir la volumetría existente, según confirma la concejala de Urbanismo, Clara Martín. 

Dado que una parte se corresponde con los restos de un edificio ‘catalogado’, una vez ‘limpio’ el solar y ejecutados los trabajos de seguridad, la propiedad deberá redactar un estudio histórico y arqueológico y presentar una Memoria de Idoneidad Técnica (MIT), mientras, en paralelo, el Ayuntamiento deberá aprobar la modificación del PEAHIS que espera someter al pleno antes de final de año, según afirma Martín.Cumplidos estos trámites, la Fundación podrá presentar el proyecto de ejecución del nuevo edificio y solicitar la licencia de obras.