Talento alemán para 'La Choricera'

A.M.
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Alumnos de la Universidad Técnica de Berlín realizan varias propuestas en torno a la antigua fábrica de embutidos que diseñó Currro Inza

Los alumnos alemanes durante su visita a Segovia - Foto: D.S.

Hace ocho años que la arquitecta segoviana Marta Carrero Gras, de 35 años, salió hacia Berlín, a través de una beca Leonardo concedida por el Ayuntamiento de Segovia, después de haber terminado la carrera y un máster en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid. Ahora, desde la Universidad Técnica de Berlín, donde imparte clases desde hace tres años, ha abordado una experiencia docente que le sigue vinculanbdo a la tierra que le vio nacer, desde la cátedra de «Instalaciones y proyectos arquitectónicos» vinculada al desarrollo de estrategias de planeamiento sostenibles. 
La propuesta que realizó a sus alumnos fue la de explorar el potencial de un nuevo centro productivo en la antigua fábrica de embutidos, conocida como ‘La choricera’, diseñada por el arquitecto Curro Inza,  desde el respeto por el valor patrimonial del edificio y su ubicación privilegiada a la entrada de la ciudad. 
El resultado es interesante, principalmente enfocado a que la reflexión y el debate salga a la luz con seis propuestas que tienen en común reivindicar la integración del edificio en la ciudad desde un punto de vista productivo, no tanto de negocio, según los arquitectos que han coordinado el trabajo desde Segovia Óscar López ySara Hernández. 
¿Se trata de trabajar sobre una utopía?.  López y Hernández entirenden que el debate se abre en torno a unas propuestas centradas en necesidades y concentración de la  inversión, aparte de que ha pretendido también que se reflexionara sobre el hecho de que, once años después de la presentación del CAT, hay dos edificios vacíos. «A lo mejor debíamos habernos sentado a pensar que nuestro esfuerzo debe canalizarse en uno, ya teníamos un edificio de origen, magnífico, interesante, digno de haber hecho un estudio...», matizan.
En la línea del diseno sostenible, Marta Carrero considera que este proyecto aborda dos aspectos muy interesantes: la recuperación/reutilización de un edificio de interés en desuso y, dada su ubicación, la integración/conexión de la perfieria, aspecto que juega un papel fundamental en el desarrollo de las ciudades.
Inza y Heliodoro Dolls, que trabajó con el primero en el diseño de la fábrica de embutidos ‘ElAcueducto’, en 1966,  viajaron a centro europa en la fase de anteproyecto y visitaron ejemplos de la arquitectura industrial alemana de Pölzig y Mendelssohn entre otros, de algún modo existe una conexión en los orígenes, sostiene la profesora. 
A juicio de Carrero, este edificio va más allá y no presenta una estructura fabril al uso sino que introduce la planta de crecimiento libre y detalles impropios de una arquitectura industrial. Por tanto se enfrentaban a la tarea de transformar la especificidad en algo genérico.
La ventaja de realizar el proyecto en Segovia es que ha podido aportar a los alumnos mucha información sobre el contexto, lo que les ha afianzado a la hora de escoger el programa del edificio. También para ella supuesto un reto al observar el edificio con distancia. 
Óscar López ySara Hernández acompañaron a los alumnos durente tres días en Segovia y, posteriormente,  viajaron a Berlín a la entrega final de los trabajos, interviniendo como jurados. Tras ver los resultados su impresión es que había que sacarlos a la luz. Actualmente se pueden ver en la sede del Colegio de Arquitectos de Segovia, en una muestra bajo el nombre de ‘Chorizonte’.
Carrero explica que la razón de llamarlo así es más simple de la cabría esperar: «Se trata de un juego de palabras y una metáfora del horizonte como el futuro, ‘La Choricera’ se pierde en el horizonte / se atisba desde el horizonte...».  
Con interés por la recuperación de edificios industriales en desuso, la profesora Marta Carrero está satisfecha porque, en general, los alumnos «se comprometieron muchísimo con el ejercicio y superaron escollos a los que no se habían enfrentado nunca;  por un lado han sido responsables de elegir su propio programa, lo cual requiere mucha toma de decisiones y más en un edificio de semejantes dimensiones,  por otro, pese a encontrarse con un edificio ya hecho, han tenido que hacer una labor de reconstrucción de los detalles puesto que no todo está documentado, ya que Inza tomó muchas decisiones a pie de obra, como la construcción de la cubierta».
Algo que le sorprendió muy gratamente, confiesa, fue el análisis que hicieron de la ciudad a través de sus postales. «Esa toma de conciencia de las necesidades de la ciudad les hizo enfrentarse al ejercicio como si se tratase de un encargo real», asegura la profesora.
En realidad la intención que le movió no fue otra que la de plantear un ejercicio de curso y formular ciertas cuestiones. Como por ejemplo la necesidad de construir edificios nuevos cuando la gestión adecuada de los existentes podría albergar las mismas funciones. Por eso incidió mucho en que basasen sus propuestas en datos tangibles y no futuribles. Eso permite evitar propuestas que no tendrían cabida en una población de las dimensiones de Segovia.
PROYECTOS. A Carrero le entusiasma proyectar y, curiosamente, dice que ha tenido más opción de hacerlo a través de los proyectos teóricos que trabaja con los alumnos que en los estudios donde ha desarrollado su profesión.
La elección de los proyectos de la cátedra siempre tiene que ver con el desarrollo de estrategias de planeamiento sostenibles. La arquitecta Carrero subraya que «hablar de sostenibilidad es un poco hueco dada la amplitud del término, por eso hay que incidir en los aspectos concretos: económico, ecológico, social y cultural. A partir de aquí pueden desarrollarse muchas líneas de actuación. La rehabilitación de edificios los engloba todos ellos puesto que no genera nueva huella ecológica al aprovechar recursos que ya han sido utilizados, y al renovar su uso puede atender a nuevas necesidades cumpliendo por tanto una labor social».
En la actualidad el edificio es de propiedad privada, de la familia Benito, la empresa Transcose, quien está preocupada por el mantenimiento del patrimonio de este gran inmueble del que solo usan unas naves exteriores. Óscar López ySara Hernández piensan que «la familia compra el edificio, ellos son conscientes de la protección que tiene, hay salas que necesitan conservación, pero debe haber un espíritu general de contribuir a resolver algo que para nosotros tiene más que ver con el cuarto hito de la ciudad». 

 

Diversidad de propuestas

Los arquitectos Óscar López y Sara HernándezLos arquitectos Óscar López y Sara Hernández - Foto: Rosa Blanco

 

Centro logístico 

Iliana Angelou y Annelene Stielau proponen un nuevo intercambiador que gestione el flujo de mercancía y de personas que entra a diario en la ciudad como respuesta a la intensa sobrecarga de tráfico que padece. Actúa como un nodo a la entrada que filtra el tráfico conduciéndolo de forma más eficaz hacia el centro urbano. En la planta baja se concentrarían el centro de transportes y el de recepción de turistas. 

La profesora Marta CarreroLa profesora Marta Carrero

Cultura habitada 

Jinchu Zhou ha diseñado un espacio para la ‘Cultura habitada’ promoviendo el intercambio entre artistas en residencia y creadores locales. El programa engloba desde lasartes gráficas a las escénicas (teatro y danza) y abarca todo el proceso de creación. la planta baja y sótano acogen talleres de ensayo, área de exposición y auditorio. En la torre secadero se encuentran los estudios y en la última planta un restaurante mirador. 

Viviendas de mayores

Jasmina Bruschke  se basa en los datos sobre la población relativamente envejecida y centra su proyecto en paliar la escasa oferta de vivienda para la tercera edad, con modelos alternativos, como vivienda tutelada para un colectivo relegado con frecuencia a las residencias de ancianos. Se dota al complejo de servicios, entre otros, de fisioterapia preventiva y no solo paliativa para prevenir traumatismos. Prevé instalaciones deportivas.   

Laboratorio digital 

Giorgia Coluccia y Oksana Tyltina mantienen el carácter fabril acondicionando el edificio para poder integrar una nave de producción digital. El uso es específico pero la implementación ofrece una amplia gama de posibilidades ya que no se ciñe a un producto concreto sino que oferta diferentes escalas y tiempos de producción en función de la demanda. La producción se concentra en el edificio principal.

Campus de ciencias 

A Julian Seyda, la idea de un campus de Ciencias, concretamente de biotecnología, le surgió de la necesidad de ofrecer un espacio a la investigación, de diversificar la actual oferta de estudios, pero sobre todo como contrapunto al uso previo de fabricación de embutido en el campo de la producción alimentaria. El campus se instaura con la intención de estudiar procesos y soluciones de aplicación industrial en distintos ámbitos.

Vivero empresarial 

Jin Han lo concibe como una feria de muestra que pone en relieve la producción local de la provincia en base a sus recursos naturales (piedra natural, madera o cerámica). La idea es actuar como expositor pero también como impulsor de futuras producciones en el campo de la prefabricación, entre otros. No se trata de centralizar sino de concentrar los recursos naturales de la provincia en un espacio que a la vez recupera oficios.