Un imán para los nómadas digitales

Karla Vanessa López (EFE)
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España se ha convertido en un paraíso para los profesionales que trabajan en remoto y que encuentran en destinos como Canarias, Málaga y Asturias su particular 'edén laboral'

Un imán para los nómadas digitales - Foto: Imagen de pch.vector en Freepik

Solo necesitan una mochila, su ordenador portátil y el móvil con internet para recorrer el mundo mientras generan ingresos. Inquietos, arriesgados, amantes de lo exótico, alejados de lo rutinario y con un trabajo en remoto, así son los nómadas digitales que, desde diferentes partes de España y otros países, tienen el mundo como oficina.

Según el estudio del portal digital Passport-photo Estadísticas y tendencias sobre nómadas digitales 2022, casi el 29 por ciento de los nómadas digitales en el mundo visitan entre tres y cinco países al año mientras trabajan y otro 17 por ciento va más de cinco naciones.

Esta misma investigación señala que esta especie de trabajadores tienen escenarios predilectos para vivir o, más bien, para hacer base y España está entre los seis primeros junto a Portugal, Colombia, México, Tailandia e Indonesia.

«Cuando me saturo, suelo ir a trabajar una semana a mi casa de la playa», cuenta Jorge Herrero, madrileño de 37 años y nómada digital con 10 años de experiencia en el mundo de la publicidad on line.

«Desplazarme todos los días a una oficina, ir de traje y corbata era muy monótono y aburrido. Ahora tengo la libertad de manejar mi tiempo. Me levanto, trabajo un poco, voy al gimnasio, regreso y trabajo media hora más. Luego paseo a mi mascota y vuelvo a trabajar», describe.

En la última década, el freelancing (trabajadores por cuenta propia) en España ha crecido en un 40 por cierto, hasta sobrepasar los 753.000 profesionales, según el documento Panorama Freelance Europa 2021.

Hace tres años, Alfonso Mena, que vive en Madrid, reemplazó el tradicional trabajo de oficina, el tráfico mañanero y tener que seguir un protocolo de vestimenta por la aventura de entrar a las reuniones en zapatillas, contestar correos desde las cafeterías o trazar nuevas estrategias bajo la brisa del mar en una paradisiaca isla de Grecia.

«Decidí emprender, empecé haciendo trabajos para amigos, colaborando con startups y después para una empresa de Estados Unidos, 100 por 100 en remoto. Ahí arrancó todo», cuenta mientras disfruta de un desayuno en un restaurante semivacío, mientras la mayoría trabaja en oficinas.

«Puedo trabajar desde cualquier parte del mundo. Me conecto al wifi de las cafeterías, de los hoteles o de los Airbnb… Este verano, mientras trabajaba, estuve con mi padre en Cádiz, con mi madre en Huelva y con mi hermana en Inglaterra. Todos disfrutaron de sus vacaciones conmigo», detalla.

El trabajo Panorama Freelance Europa señala que ocho de cada 10 freelancers de España residen en Madrid o Barcelona, aunque un estudio de la agencia de viajes Rumbo sobre 5.000 encuestas revela que el 44 por ciento de los nómadas digitales en España prefieren lugares con playas paradisíacas para trabajar y que tienen sus lugares favoritos: Canarias, Málaga y Asturias.

Interacción social

El trabajo en remoto también atañe a la interacción social con los compañeros de proyectos, de ahí que para muchos nómadas esta sea la gran desventaja de esta forma de ganarse la vida.

«Hay una sensación de soledad por no ver nunca a los compañeros», lamenta Taymara Lopes, brasileña de 34 años.

«Se pasa de estar rodeado de compañeros, compartiendo el café en la oficina mientras contamos anécdotas o en los descansos con el pitillo, a trabajar en soledad», coincide Jorge. Para compensar ese desierto, esta tribu ha diseñado sus propias formas de reunirse a través de la herramienta que más conocen: la tecnología.

En el caso de Alfonso, por ejemplo, las conexiones con sus compañeros de diferentes partes del mundo consisten en reuniones 3D de realidad virtual, donde crean avatares con sus similitudes físicas, que juegan e interactúan entre sí.

«A través de esos muñecos jugamos a los bolos, por ejemplo. También tenemos un pizza party, donde una vez al mes compramos pizza, nos sentamos delante de la webcam y charlamos. Son pequeñas acciones, pero que nos ayudan a mantener la cohesión del equipo», narra Alfonso.

En mayo pasado, España puso en marcha la ley de startups, para, entre otros fines, atraer empresarios digitales y nómadas digitales al territorio español. En plena tramitación parlamentaria, es un gran paso para avanzar en un campo laboral abierto al mundo.