Nuestro Yellow Submarine cumple 20 años

A.M.
-

Un bote de supervivencia similar a un sumergible, procedente de un barco ruso, atrae desde 2002 a curiosos y fans de los Beatles hasta la carretera de La Granja

La curiosa nave está instalada en una finca junto a la carretera de La Granja y próxima al embalse de El Pontón - Foto: Rosa Blanco

Si se teleclea en Google Maps el nombre de  'El submarino amarillo' enseguida le llevará al internauta a unas imágenes de una antigua embarcación de supervivencia, similar a un sumergible,  procedente de un antiguo barco de origen ruso, en una finca ubicada junto a una de las rotondas de la CL-601, entre Segovia y La Granja, en término de Palazuelos de Eresma, frente a la antigua Venta de San isidro. 

El artilugio, adquirido por 3.000 euros en una chatarrería de El Ferrol por el empresario Juan Tapia, coleccionista de vehículos antiguos, a poco de entrar en vigor la moneda europea, en 2002, solo cambió su color original naranja por el amarillo, aparte de que se le bautizó con el nombre de 'Pontón 1', por la proximidad al embalse, manteniendo sus inscripciones originales en uno de los laterales:  'FINFIDYR 3 VADIVO STOK'. 

En la actualidad es un adorno que, por sus características, recuerda al popular tema del grupo británico Beatles, también llevado al cine animado, en 1968, incluso atrae la presencia de seguidores de la beatlemanía, para fotografiarse a la altura de la carena, así como de otros curiosos, sin pasar tampoco desapercibido para quien camina o circula por las proximidades de donde se encuentra a modo de escultura. 

Incluso hay quien lo asimila con las obras del embalse, como un sumergible que se utilizó para ver si había grietas en la pared, pero su historia realmente es otra muy distinta desde que dejó de formar parte de la dotación de un barco ruso, de los años sesenta del siglo pasado, que fue llevado a los astilleros de Ferrol para cortarlo y construir una plataforma petrolífera, mientras que los objetos y materiales que no se empleaban, como la pequeña nave,  se los llevaba el chatarrero.

Ahí es donde entra en acción Tapia quien, tomando un café en Ferrol, donde gestiona dos establecimientos hoteleros, vio pasar un camión con una especie de submarino como carga y, tomando su vehículo, inició una persecución, hasta el punto de que al llegar al destino, una chatarrería, el conductor le salió con una barra de hierro pensando en que lo que quería era robarle la cartera. Se identificó, le explicó la auténtica intención de seguirlo, y alcanzaron un acuerdo de compra, ya que al ser de aluminio no era muy apreciable como chatarra por el peso, siendo su primer destino un almacén de Pallet Tama y Naturpellet, que preside Juan Tapia, en Sanchonuño.

Según quien compró la pequeña nave, no se trataba de un submarino ni de un batiscafo, sino de un bote de supervivencia que solían llevar los barcos a modo de salvavidas que navegaban el Mar del Norte ante el peligro de poder hundirse si chocaban con el hielo. Con capacidad para unas doce  personas, seis a cada lado, con cinturón de seguridad por los movimientos que pudiera recibir del mar,  se cierra herméticamente, como una lata de conservas, pero, aunque pudiera llegar a hundirse dependiendo del oleaje, enseguida salía a flote. Incluso llevaban comida para que sus pasajeros pudieran sobrevivir. 

A la otra parte de la historia hasta llegar a donde se encuentra enclavado, se unió el Tomás Urrialde (Segovia, 1930-2010), quien a sus 25 años fue el jefe de cocina más joven de España, en el Mesón de Cándido, donde trabajó 42 años, que solía realizar viajes con Tapia y, regresando un buen día de Ferrol, comenzaron a hablar de que se había perdido la costumbre de gastar inocentadas cada 28 de diciembre, evocando las que se solían practicar en el establecimiento que regentaba el Mesonero Mayor de Castilla. Y salió a colación el submarino.

En colaboración con Luis Martín, director entonces de Televisión Segovia, difundieron que la Confederación Hidrográfica del Duero había encargado a Urrialde el seguimiento de un híbrido de lubrigante de mar y cangrejo de río en las aguas del Pontón, que tenía unas propiedades gastronómicas extraordinarias, para lo que empleaba este llamado submarino.

Delante de la cámara,  Urrialde animaba a acudir a pescar el 28 de diciembre pero advirtiendo que se deberían rechazar todos aquellos ejemplares que no alcanzaran los 30 centímetros. Incluso entró en la broma el entonces presidente de la CHD, de 2000 a 2003, Carlos Alcón, que estaba por la zona el día de la grabación de la inocentada, pero su testimonio no entró porque coincidió con unas inundaciones por el desbordamiento del Duero en Toro (Zamora) y, dada la catástrofe consideró que no era conveniente, según Tapia, quien también posee unos 40 vehículos antiguos, entre ellos camiones de bomberos, los más curiosos, así como clásicos deportivos y otros pre-guerras, que han sido restaurados. Pero, con los guardas del embalse como cómplices, hubo pescadores que picaron el anzuelo y acudieron a buscar al 'lubrican' descubierto por Urrialde, hasta que comprobaron que allí no picaba nada y se dieron cuenta de la fecha y de que eran ¡inocentes!.