Pilar Cernuda

CRÓNICA PERSONAL

Pilar Cernuda

Periodista y escritora. Analista política


Un gran jugada

19/09/2020

Tiene el sello de Iván Redondo, experto en estrategias de comunicación, aunque podemos equivocarnos. Sea de quien sea la idea, que el presidente de gobierno acceda a entrevistarse con la polémica presidenta del gobierno de Madrid es una gran jugada. Una muy buena jugada. Y que además Pedro Sanchez haya propuesto que se celebre en la Puerta del Sol, en el despacho de Isabel Ayuso, para demostrar que es un buen madrileño que, en momentos tan difíciles como los que están viviendo los ciudadanos de la capital y de otros municipios, él acude en auxilio de la responsable del gobierno regional. Un encuentro de trabajo en el que supuestamente dejarán de lado sus discrepancias. Lo dicho, una gran jugada.

La reunión beneficia a un Pedro Sánchez que baja a la arena donde se vive más dramáticamente las consecuencias de la pandemia, pero es un puntazo también para Isabel Díaz Ayuso, que ha conseguido finalmente que, con su insistencia, el presidente de gobierno haya salido de su espacio de comodidad de Moncloa para acudir a una cita en la que, sin duda, Ayuso le va a exponer sus inmensas dificultades para pelear contra el covid.

Madrid no es una ciudad más, lo que ocurre en la capital incide directamente en todo el país. Es también lugar de destino de millones de ciudadanos de dentro y de fuera de España, que llegan en avión y en tren por aeropuertos y estaciones que deberían estar en el foco de atención del gobierno central, que es quien tiene competencias en esas terminales. Sin embargo no está tomando el gobierno de Sánchez las obligadas necesarias medidas de control y prevención. Y si los madrileños están expuestos a más riesgo más que los restantes ciudadanos españoles, se convierten también en transmisores del virus cuando se trasladan a otras regiones.

Ante pandemias como la que se está sufriendo, con unas consecuencias letales para la economía, el trabajo, las grandes, pequeñas y medianas empresas, los negocios familiares y la sanidad, es clave que la reunión se celebre dejando al margen las diferencias políticas, las campañas de acoso a la presidenta o las acusaciones sobre quien asume y quien no las responsabilidades. No es el momento de culparse unos a otros, cuestionar cuentas y gastos o criticar medidas de confinamiento o de exceso de movimientos, sino el momento de que dos responsables de gobiernos se sienten a hablar con blocs de notas en la mano y con el propósito de sumar esfuerzos.

Los dos tienen mucho que ganar y también mucho que perder, porque ni a ninguno se le perdonaría que convirtiera el encuentro en una foto sin más trascendencia.

El futuro inmediato se presenta muy negro, lo peor está por llegar. Hasta ahora la falta de reuniones se justificaban por las estrictas medidas sociales impuestas por el coronavirus. Ahora, frente a frente, es obligado abordar los problemas con rigor, con decisión y sin oploitiqueos.