Para alguien que lleva mucho tiempo sin pisar las aulas de un colegio, la experiencia puede suponer un choque contracultural. En la clase de sexto de Primaria del Fray Juan de la Cruz, los alumnos permanecen sumergidos en unos ‘mini’ ordenadores portátiles en los que buscan «información de los córvidos y de las diferencias entre la chova y la grajilla», según explica su profesor, José Miguel Alonso. Este ha decidido dedicar parte de la mañana a ‘Naturaleza’, uno de los programas que ejemplifican la inciativa tomada por los centros educativos para liderar los cambios que reclama la sociedad en diferentes ámbitos de la vida.

La lección continúa en el patio. Allí este colegio –conocido históricamente como ‘La Aneja’– tiene un huerto en cuyo cuidado se implica toda la comunidad educativa. Desde los profesores y los niños hasta sus padres, que se encargaron de comprar un tanque de riego para el mantenimiento de los cultivos en verano, cuando las clases bajan la persiana. «Aprendemos el valor de la agricultura», explica Cristina Hernansanz, que con apenas 11 años ya sabe que un compostaje elaborado a partir de las sobras orgánicas que se generan en el recreo o en el comedor permite evitar el uso de fertilizantes artificiales, culpables de una parte de las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera.

La lucha contra el cambio climático es la razón de ser de este programa ‘Naturaleza’, puesto en marcha este curso por el Colegio de Educación Infantil y Primaria Fray Juan de la Cruz con la colaboración de Ecoembes y SEO/Birdlifre. En el huerto poseen una plantación con vides, espárrragos, frambuesas, plantas medicinales, patatas o ajos. Estos últimos han tenido que guardarlos en el frigorífico ante la ausencia de heladas, otro síntoma del calentamiento global. «Este problema hay que tenerlo presente en todas las áreas y, por suerte, creo que los niños están muy concienciados», apunta el profesor José Miguel Alonso. «Entienden que es algo importantísimo contra lo que hay que luchar», añade.

Blanca Gil es tutorizada por Natalia Kurek en el IES Vega del Pirón. - Foto: Rosa Blanco

El conocimiento de la naturaleza constituye uno de los ejes de esa misión. Por eso, el programa que desarrollan incluye salidas al entorno. «Es que tenemos una situación privilegiada. En dos pasos estamos en la naturaleza», subraya Alonso. Cuentan con cuatro rutas. La más sencilla guía a los escolares del Fray Juan de la Cruz hasta el Jardín Miguel Delibes, un espacio muy rico para transmitir conocimientos. «Al venir aquí les hablas de Delibes, por supuesto, y les explicas también, por ejemplo, de que este en realidad es el jardín de los cerezos y que para los japoneses se trata de unos árboles muy significativos», cuenta el profesor, partidario de un modelo de educación en edades tempranas sin tanto protagonismo para las clases magistrales, los libros de texto y la memorización y más atención a la participación de los alumnos.

Estos se conocen perfectamente el camino hasta algunos de los Lugares de Interés Geológico señalizados en Segovia. El más cercano a su colegio se encuentra junto al Arco de San Cebrián, donde aprovechan para repasar la historia de la ciudad desde el punto de vista de la transformación de sus rocas. Igual que hacen en Tejadilla, otra de las rutas que tienen elaboradas y publicadas en Wikiloc. «A raíz de que no introducimos el bilingüismo en el colegio, pasamos un mal momento en cuanto a matrículas. Por eso decidimos apostar por la innovación y la experimentación. En su momento fuimos pioneros en implantar la jornada continua en Segovia; en no utilizar libros de texto, de la mano de Manuel Sesma; desde hace casi diez años participamos en la Estrategia Red XXI; y hemos situado en el centro de nuestra actividad la salud, la alimentación, el medio ambiente y el deporte», enumera Alonso.

EMOCIONAL. Esa inclinación hacia modelos educativos alejados de los convencionales se reproduce en otros centros educativos segovianos. 19 colegios e institutos, por ejemplo, forman parte del programa ‘Tutoría Entre Iguales’ (TEI), creado por el profesor de la Universidad de Barcelona Andrés González Bellido y «muy eficaz para combatir el acoso escolar», según subraya una de sus coordinadoras en Segovia, Elena González Castro. Ella ayuda a la implantación del programa en nuevos centros y lo aplica en el Instituto de Enseñanza Secundaria Vega del Pirón, en Carbonero el Mayor, donde han registrado un dato que resulta revelador: en 2015 sus responsables recurrieron al protocolo contra el ‘bullying’ en ocho ocasiones y en el último curso, en solo una.

Alumnos de sexto de Primaria del Fray Juan de la Cruz comprueban una de las rutas que han diseñado dentro del programa 'Naturaleza'. - Foto: Rosa Blanco

«El TEI desarrolla la tutorización emocional entre iguales», indica González Castro. En el caso de los cursos de Educación Infantil, el alumnado de cinco años tutoriza al de tres años; en Primaria, el de quinto curso al de tercero; y en Secundaria, el de tercero se encarga del que está en primero. El objetivo es que cada escolar que ejerce la tutoría acompañe, escuche y ayude a su correspondiente tutorado en lo que necesite para su desarrollo escolar. Durante dos cursos, todos reciben una información práctica y se sensibilizan contra la violencia escolar.

Para la coordinadora del programa, «los niños y jóvenes se convierten en activos protagonistas en la mejora de la convivencia de su entorno porque aprenden a gestionar sus propios problemas y se involucran en la protección de los más débiles, cambiando la ley del silencio por la denuncia activa de la injusticia». La puesta en marcha del TEI supuso en el IES Vega del Pirón la transformación de sus planes de acogida y convivencia. Al tiempo llevan a cabo ejercicios que se centran en la autoestima, el autoconocimiento, la escucha activa, las habilidades sociales y la cohesión.

«Se trata de crear redes de protección cooperativas que configuren un marco protector contra el acoso y de intentar establecer modelos adecuados de comportamiento que sirvan de referente positivo a la población escolar», abunda González Castro, que llama la atención acerca de la implicación mostrada por la comunidad educativa en este instituto de Carbonero el Mayor: «El 90 por ciento de nuestro alumnado ya está formado en esta estrategia». 

Las aulas lideran el cambio

El TEI también cuenta con armas para prevenir el ciberacoso, otro de los desafíos inaplazables a los que se enfrentan los centros. En la región, el 78 por ciento de las incidencias referidas a esta problemática fueron amenazas, según el último Observatorio de Convivencia Escolar de Castilla y León. «Con las nuevas tecnologías, el ‘bullying’ se puede producir las 24 horas del día, no acaba cuando finalizan las clases, los fines de semana o en vacaciones», recuerda la coordinadora en Segovia del TEI. «Por eso, les decimos a los chavales que tienen que tener mucho cuidado con lo que publican en las redes sociales», concluye.

Esa tarea educativa es uno de los vértices de este programa que implantaron en 2016, uno de los paradigmas de la apuesta cada vez más extendida entre los centros por incorporar estrategias para luchar contra el acoso escolar o el calentamiento global. El colegio Fray Juan de la Cruz y el instituto Vega del Pirón encarnan parte del liderazgo que quieren promer las aulas para conseguir ese cambio.