Ignacio Fernández

Ignacio Fernández

Periodista


Convenio

25/02/2021

Es muy difícil que en menos tiempo le ocurran más cosas a una multinacional como es el caso de Renault. Las pérdidas salvajes del año pasado (más de ocho mil millones de euros) son el último versículo de una lista de discrepancias con el estado francés, jaleos en la cúpula directiva y un sector de todas las tormentas. El mercado ha caído más de un 25% en 2020 en Europa Occidental, el 30% en el Mercosur y el 19% en Norteamérica

Así que la firma (ayer) del convenio es de las mejores noticias que podemos echarnos al coleto. Un acuerdo de gran altura tras doce reuniones de alta tensión pero de las cuales surge una voluntad unida en torno a los planes de Luca di Meo, líder del grupo, que declaró en otoño pasado: “Los españoles no se dan cuenta lo buenos que son”.

Parece que Renault reconoce en nosotros lo que nosotros mismos somos incapaces de reconocer, probablemente porque el ruido exterior que organizan los contendientes (sobre todo políticos) nos impide centrarnos en nuestras habilidades para subrayar más nuestros frentismos. Poco remedio tenemos en eso.

Con todo, este no es el final de la contienda de las fábricas de Renault en España, sino sólo el principio: las tendencias mundiales están cambiando de modo brusco de la noche a la mañana, incrementadas por la pandemia. De ella surgirá un mundo más “verde”, por lo tanto tendente a la sostenibilidad, y más competitivo, porque de repente aparecen nuevos actores en la venta de vehículos y modas en su consumo que hacen que haya que moverse rápidamente: Apple negocia tener coche propio, abundan empresas de alquiler de vehículos por tiempos cortos y el “car sharing” promete regresar con fuerza tras los confinamientos. Y todo será eléctrico.

Así que la alegría del convenio de Renault reside en que a partir de ahora hay una nueva ocasión de demostrar lo que valemos…. los españoles.