Los espejos de Javi Guerra y David Llorente

Nacho Sáez
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Jesús Romano, técnico jubilado de la Concejalía de Deportes, ha recopilado las historias de todos los segovianos que han participado en los Juegos Olímpicos, marcando el camino a Javi Guerra y David Llorente que apuntan a estar en Tokio 2020

Los espejos de Javi Guerra y David Llorente

La pregunta se repite insistentemente entre los aficionados al deporte de Segovia. ¿Van a ir Javi Guerra y David Llorente a los Juegos Olímpicos de Tokio? La respuesta es que aún no lo saben pese a que ambos han completado un ciclo olímpico –los cuatro años entre una edición y otra– casi perfecto. Guerra tiene la marca mínima necesaria en maratón, pero también la poseen el marroquí nacionalizado español Hamid Ben Daoud, el soriano Daniel Mateo y otros aún podrían conseguirla en los próximos meses. Son tres las plazas que hay reservadas para España y una de ellas ya está adjudicada a Mateo por su reciente décimo puesto en el Mundial, mientras que las otras dos dependerán del campeonato de España y de criterios técnicos. Guerra espera que una sea suya. 

Por su parte, el piragüista David Llorente tendrá que esperar al menos hasta marzo para saber si estará en los Juegos, tal y como confirmó a esta redacción el coordinador técnico de la federación, Guillermo Diez-Canedo, que explicó que durante ese mes analizarán los resultados de la temporada que acaba de finalizar y decidirán si son suficientes para otorgar el billete a Llorente o a Joan Crespo o incluyen más pruebas de selección hasta mayo.

De conseguir finalmente estar en Tokio, Guerra y Llorente seguirían los pasos de otros segovianos que participaron antes en unos Juegos Olímpicos, recopilados por Jesús Romano. Con motivo de la exposición ‘Leyendas del deporte’ que acogió hace ahora dos años el Torreón de Lozoya, este técnico jubilado de la Concejalía de Deportes y exárbitro profesional de fútbol intentó recordar la historia de los segovianos olímpicos a través de textos y fotografías. A través del Comité Olímpico Español y conversaciones con los protagonistas o sus familias, completó un valioso estudio que, reconoce, no estuvo exento de olvidos y ausencias. Por eso, ha continuado con el trabajo y ha sumado nuevos nombres a una lista que comienza en la primera mitad del siglo XX y sigue en nuestros días.

En el debate acerca de quién fue el primer olímpico segoviano, el doctor en Ciencias del Deporte Fernando Arrechea concluyó que tal honor correspondía a Gastón Mayor, boxeador nacido en Segovia y posteriormente nacionalizado francés que participó en los Juegos de Los Ángeles de 1932 con cierto éxito en la categoría de pesos ligeros. Superó en la primera ronda al mexicano Manuel Ponce y cayó en cuartos de final contra el púgil que después lograría la medalla de plata, según la investigación llevada a cabo por Arrechea.

El siguiente olímpico segoviano fue Tomás Velasco Palomo, que inauguró la lista de campeones de esquí naturales de Valsaín. El Diccionario Biográfico Español de la Real Academia de Historia cuenta que comenzó a trabajar muy joven en la estación de Navacerrada y que aprendió a esquiar para no perder su empleo, aunque con una técnica «muy rudimentaria y basada en la resistencia». A pesar de esa circunstancia, Velasco Palomo ganó el Campeonato de España de Esquí de Fondo en 1935 y participó en los Juegos de Invierno de Garmisch-Partenkirchen (Alemania). Según el propio Diccionario Biográfico Español, allí compitió en la prueba de dieciocho kilómetros y fue una de sus últimas apariciones antes de que el estallido de la Guerra Civil pusiera fin a su carrera.

Pocos meses antes de que terminara la contienda nació en Segovia Jesús Codina Bourgon, base de 1,85 metros de altura formado en el Estudiantes que fue internacional con la selección española en cerca de un centenar de ocasiones. Incluido en los Juegos Olímpicos de Roma 1960, adonde también viajaron otros dos segovianos, Ramón Martínez Roig y Pablo Ordejón Díez. Estos «fueron alumnos aventajados de la esgrima que se impartía en el edificio renacentista conocido como ‘El gimnasio’ –frente a la iglesia de San Martín–, fundado a principios del siglo XIX por la familia Martínez», explica Jesús Romano.

En Roma 1960, Roig Martínez y Ordejón Díez participaron en sable individual y por equipos. No fue hasta Múnich 1972 cuando se produce la primera presencia segoviana en el deporte rey de los Juegos, el atletismo. Agustín Fernández, maratoniano que estuvo también en Montreal 1976, firmó un tiempo de dos horas, 27 minutos y 24 segundos en la capital bávara, donde se encontró con el ciclista también segoviano Carlos Melero. Este, tras lograr el oro en contrarreloj por equipos en los Juegos del Mediterráneo celebrados en Esmirna en 1971, también fue convocado a los Juegos Olímpicos de Múnich; la guinda a una carrera adornada también por varias participaciones en el Tour de Francia y un triunfo de etapa en la Vuelta a España de 1977, según recuerda Romano.

Sus logros precedieron la irrupción del que seguramente sea el mejor deportista de la historia de Segovia. Antonio Prieto, plusmarquista nacional de 5.000 y 10.000 y campeón de España en más de una decena de ocasiones en diferentes disciplinas, tiene también en su palmarés tres participaciones en los Juegos: Moscú 1980, Los Ángeles 1984 y Seúl 1988. En estos últimos también estuvo y fue finalista la gimnasta María Martín, que puede presumir de quince títulos de campeona de España.

Un buen currículum ostenta también el marchador Miguel Ángel Prieto, el único deportista segoviano en Barcelona 92, donde además estuvieron como jueces de atletismo Juan José Fuentes y José Manuel Rodríguez. Pero desde ese momento hubo que esperar veinte años para volver a ver a un segoviano en los Juegos: José Luis de Santos como seleccionador de ciclismo en Londres 2012. Guerra –que se cayó de Río 2016 en el último momento– y Llorente aspiran a imitar a todos estos pioneros y cumplir su sueño.