Ignacio Fernández

Ignacio Fernández

Periodista


Absentismo

17/10/2019

Denunciaban el otro día los empresarios de Segovia el potente incremento del absentismo laboral. Quejosos, reclamaban medidas. No es para menos. Castilla y León es la quinta región donde más ha crecido, un 50% en cinco años. Curiosamente, mirando el mapa, es en la España del norte, laboralmente más estabilizada y con menor desempleo, donde más falta la gente al trabajo, a diferencia de la españa meridional, con menor incidencia. Este año, el gasto, de nuevo, disparado.

Ocioso es señalar que no sólo las causas de orden médico son del caso, sino que hay factores sociológicos que influyen de una manera concluyente. Y una legislación obsoleta contribuye a complicar todo sobremanera. De hecho, España es uno de los pocos países en que las bajas las dispensa el mismo doctor que califica la enfermedad, a diferencia de otros países en los que ambos riesgos están sujetos a diagnóstico diverso.

El mayor problema que tiene este asunto es lo poco que se debate, cuando se debate, lo poco que se atina y lo mucho que se desenfoca y, en general, qué poco empeño ponemos en modernizar uno de los mecanismos de las sociedades avanzadas, como es el hecho de enfermar y ser protegido durante ese proceso.

Tánto gobierno provisional, tanta calentura partidaria, tanta falta de reformismo, tanta “melé” intelectual no puede dar otro resultado que la casa sin barrer. Y las contingencias laborales fruto de la enfermedad son uno  de los elementos que más competitividad nos resta y menos contribuye a modernizarnos. El mero hecho de que cuando la economía se aclimata, se disparen las dispensas que se reducen con las vacas flacas es expresivo de que el trabajador enfermo está poco protegido frente a aquel que falta al trabajo por causas distintas a un padecimiento inhabilitante. Aunque no sea más que por la viabilidad y solvencia del sistema. Vamos, digo yo.