Tres años sin juicio ni justicia

Laura Ramírez (EFE)
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Un jurado popular dirime esta semana si Bernardo Montoya, presunto asesino de Laura Luelmo, merece la condena de prisión permanente

Tres años sin juicio ni justicia - Foto: Raúl Caro Cadenas

Tres años sin descanso y sin Justicia, el caso Laura Luelmo, la joven zamorana de 26 años agredida sexualmente y asesinada en diciembre de 2018 en El Campillo (Huelva), llega a juicio esta semana  casi tres años después sentando en el banquillo a Bernardo Montoya, único acusado por estos hechos, que se enfrenta a una condena de prisión permanente revisable.

Será un jurado popular el que decida sobre la culpabilidad o no de Montoya que, si bien en un primer momento confesó tanto en sede policial como judicial, e incluso ante las cámaras de televisión, ser el autor de los hechos pidiendo perdón a la familia, meses más tarde cambiaría su versión asegurando que era inocente y culpando a una mujer que fue su pareja sentimental, que, pese a constar en un principio como investigada, fue excluida finalmente de la causa.

Es por tanto Montoya el único protagonista de un juicio que ha suscitado una gran una expectación mediática, con alrededor de 35 medios acreditados, y en el que se le podrá escuchar hoy, jornada en la que junto con la constitución del tribunal del jurado, está prevista su declaración y la de 12 testigos.

Con ello se inicia una semana completa de sesiones, de mañana y tarde, en las que se sucederán las declaraciones de unas 40 personas, entre testigos, peritos y forenses, que arrojarán luz sobre los hechos acontecidos aquellos días de finales de 2018.

Concretamente, la desaparición de Luelmo se produjo el 12 de diciembre, apenas cuatro días después de que se trasladara a vivir a El Campillo para cubrir una baja de la especialidad de Plástica en el instituto de Educación Secundaria Vázquez Díaz de un pueblo cercano, Nerva.

Cinco días más tarde, tras intensas y largas batidas por la zona en la que participaron centenares de voluntarios, apareció su cuerpo en un lugar conocido como Las Mimbreras, a las afueras de El Campillo, dando al traste con las esperanzas de los que confiaban en poder encontrarla con vida. Al día siguiente fue detenido Montoya, un vecino del pueblo que residía en una vivienda frente a la de la joven, con antecedentes por asesinato.

Según el escrito de acusación de la Fiscalía, que solicita para él 32 años de cárcel y prisión permanente revisable por los delitos de detención ilegal, agresión sexual y asesinato, este hombre sometió a la joven a «padecimientos innecesarios» durante una agresión que duró unos 75 minutos.

Relata el fiscal que fue alrededor de las 17,30 horas de ese 12 de diciembre cuando el acusado abordó por sorpresa a la joven al volver a su domicilio tras hacer la compra en un supermercado cercano y, con ánimo de privar su libertad de movimiento, mientras la misma gritaba, la introdujo a la fuerza en su domicilio. Una vez dentro, comenzó a propinarle golpes y puñetazos dejándola malherida y debilitada y, tras inmovilizarla atándole las manos y taparle la boca, la trasladó a uno de los dormitorios y la agredió sexualmente. Después volvió a golpearla hasta la muerte, la introdujo en el maletero de su coche y la abandonó en el lugar donde fue encontrada sin vida.

Tanto la acusación particular, ejercida por la familia de la joven, como la Junta de Andalucía han solicitado prisión permanente para Montoya, quien lleva en la cárcel de Huelva desde el pasado 2 de noviembre tras pasar por la de Sevilla.

Los hechos parecen estar claros, si bien habrá que esperar al desarrollo del juicio y a la decisión del jurado para ver cómo se cierra.

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