"Hay que cortar los insultos contra la salud mental"

A.M.
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Segoviana de Fuentemilanos, de 37 años, terapeuta ocupacional, es vicesecretaria de la Federación Española de Asociaciones de Rehabilitación Psicosocial y Vocal de la Comisión Deontológica del Consejo de Colegios de España de Terapia Ocupacional

Alicia de la Calle fotografiada en el Centro de Rehabilitación Psicosocial de Segovia - Foto: Rosa Blanco

Alicia de la Calle Sanz, terapeuta Ocupacional del Centro de Rehabilitación Psicosocial (CPRS) de Segovia (SACYL) y vicesecretaria de la Federación Española de Asociaciones de Rehabilitación Psicosocial (FEARP), señala en este entrevista que «hay que empezar a cortar de raíz los insultos y conductas relacionados con una patología de salud mental que, recordemos, padece o padecerá una de cada cuatro personas». La también vocal de la Comisión Deontológica del Consejo de Colegios de España de Terapia Ocupacional, añade que «en este momento, hay mucha gente que ha puesto sus ojos en la salud mental, en las deficiencias que tiene, en la falta de recursos del sistema público o el estigma [que se arrastra]».  

¿Desde cuándo se lleva aplicando la terapia ocupacional y cuáles son los resultados sobre las personas con diagnóstico de enfermedad mental?

El Centro de Rehabilitación Psicosocial (CRPS) de Segovia es un dispositivo de la Red del Servicio de Psiquiatría de SACYL. Yo fui la primera terapeuta ocupacional en incorporarse a él, hace 13 años. Se vio la necesidad de sumar a un técnico medio especializado en trabajar y potenciar la funcionalidad de las personas. La Terapia Ocupacional es una carrera de grado, y el terapeuta es un profesional sanitario cuyo objetivo principal es que las personas sean más independientes y autónomas en las actividades de la vida diaria, así como en la exploración y participación en las actividades significativas y necesarias para el desarrollo de una vida lo más plena posible.

Los usuarios que acuden al CRPS son personas que tienen alterado su nivel de funcionamiento, a nivel de autocuidado, productivo o de ocio, y eso puede hacer que tengan dificultades para desarrollar una vida autónoma y ajustada, tanto en su domicilio como en la comunidad.

¿Qué resultado presenta este programa, destinado a personas entre 18 y 60 años, con diagnóstico de enfermedad mental grave y preferentemente con estabilidad clínica?.

El CRPS va dirigido a mayores de 18 años, porque antes pasarían por el servicio de infanto-juvenil, y menores de 65 años, porque ya accederían a otro tipo de dispositivos, pero Segovia es una ciudad pequeña, y carece de algunos recursos, por lo que tenemos que ser flexibles, al igual que con el diagnóstico, también participan personas con evaluaciones  que no se corresponden a trastorno mental grave, o los tres meses de estabilidad clínica, de los que hablan las guías. El CRPS consta de actividades grupales, pero también de intervención individual, donde con cada persona, desde la terapia ocupacional, se realiza una evaluación y entrenamiento de las diferentes actividades de la vida diaria, tanto en el centro, como en el domicilio, como en la comunidad, dándole un apoyo durante todo este proceso. 

¿Cuáles son estas actividades?

El objetivo es que las personas con problemas de salud mental puedan vivir solas, por lo que, junto con el monitor ocupacional, en mi caso, apoyamos y ayudamos a que las personas adquieran e integren las habilidades necesarias para participar en actividades domésticas, y posteriormente integrarlas en hábitos y rutinas para su desempeño diario, trabajando también en sus propios domicilios. También me centro mucho en la exploración de intereses y que comiencen a participar en actividades de ocio individuales, que les puedan gustar: como leer, juegos de ordenador o móvil, pasatiempos... o en grupo: como salidas por la ciudad, ver exposiciones. Un ejemplo de ello es el Club del Lectura Minerva, en la Biblioteca Pública de Segovia, donde la actividad es la lectura y puesta en común de un libro, pero también se crea cohesión de grupo y después pueden quedar a tomar algo, quedan para subir y bajar... Se intenta fomentar actividades de ocio y comunitarias, es decir las actividades o recursos normalizados que tenemos en nuestra provincia. 

¿Ha cambiado mucho el tratamiento de estas patologías, ha evolucionado?

En este tiempo he percibido un cambio importante, cada vez se intenta dar más autonomía a la persona, y huir del modelo médico más autoritario y paternalisa, intentando que la persona decida sobre qué camino tomar. En el centro se negocian los objetivos y las actividades, nada se impone. A parte de esta mayor autonomía sobre sus decisiones vitales, el perfil de quienes acuden al centro es diferente, actualmente ya no hay muchas personas con sintomatología tan residual o tan grave, porque las medicaciones han cambiado, se interviene antes y hace que quien acude al centro tenga más posibilidades de una recuperación funcional más plena, y con menos limitaciones.

¿Sigue habiendo estigma social hacia las personas que padecen este tipo de sufrimiento?

Muchísimo, es una lucha diaria, desde el centro intentamos hacer muchas actividades de sensibilización y de que se conozca la enfermedad mental, por ejemplo, hago muchas intervenciones  en la comunidad y, cuando voy con un usuario, la persona que nos recibe se empieza a dirigir a mí y obvia a la persona que va a pedir el servicio, incluso el Día de la Salud mental, el 10 de octubre, todos los años intentamos hacer alguna actividad en el Hospital General, o en la calle, para romper ese estigma, repartiendo lazos de color plata, y hay veces que la gente no lo coge, porque nosotros no llevamos bata ni ninguna identificación, y tengo que explicar que trabajo allí, hasta que no dices algo así a algunas personas lea genera rechazo. También, por ejemplo, este año hemos hecho una exposición ?con trabajos creativos en la entrada del Hospital, que ha gustado mucho, y había gente que nos decía que 'hay que ver qué cosas hacen estos chicos' y hay que empezar por explicar que no son 'chicos' sino personas adultas con un diagnóstico de enfermedad mental, y que pueden tener las mismas habilidades que cualquier otras persona... Siempre nos vamos a pensar en que se trata de personas agresivas, con muchas limitaciones, con niveles intelectuales o educativos bajos... cuando, en realidad, cualquier persona podemos tener un diagnóstico de enfermedad mental a lo largo de nuestra vida. 

¿La falta de recursos frena la realización de actividades?, ¿se cumple con el principio de que la persona con diagnóstico de enfermedad mental como sujeto de derechos y deberes, en plena igualdad con los demás?

Cuando hemos empezado a colaborar con organismos/centros y han visto los resultados de las actividades están encantados y las colaboraciones se mantienen. Dentro de la sanidad, la salud mental siempre ha sido algo de lo que se ha hablado poco y en la que se invierte poco, porque no necesitamos máquinas muy caras para hacer grandes tratamientos, y además estos son muy largos, digamos que ha sido siempre 'la hermana pobre de la sanidad'. A nivel institucional hay conciencia de que la salud mental es necesaria, además la Covid-19 ha dejado clarísimo que nuestras vidas son frágiles y hay cosas que nos afectan mucho, a nivel individual o como sociedad, pero no siempre se destinan los recursos necesarios para ello. A día de hoy podríamos decir que el Servicio de Psiquiatría carece de espacios, dispositivos y personal.

Bajo mi punto de vista a las personas con diagnóstico de enfermedad mental, y más si hablamos de trastrorno mental grave, no se les trata con igualdad. Es cierto que hay situaciones muy complejas, pero hay que luchar mucho porque no se tenga el concepto de que son incapaces. 

¿Las medidas en torno a la pandemia han provocado un aumento de trastornos en la conducta alimentaria (TCA) y no salen a la luz como problema sanitario?

La necesidad de acudir a salud mental sí que se ha incrementado mucho con la pandemia, de hecho se reforzó con dos psicólogas más en plantilla, con contrato por Covid, luego una se fue y no se suplió. Además nos hemos encontrado con personas que ya acudían al servicio, y se han visto durante un tiempo con una intervención telefónica, no presencial, y ha habido quien no lo ha llevado bien. Hay personas con diagnósticos psicóticoso evitativos que no querían salir a la calle o  evitaban el contacto social. En lo que es el trabajo del CRPS no se ha notado en exceso la demanda de la pandemia porque es verdad que las personas que se derivan siguen teniendo el mismo perfil, pero sí hemos cambiado la forma de intervenir, ahora usamos también la vía telemática, que antes era muy puntual.

Vemos que hay que centrar la intervención y los apoyos en el periodo infanto-juvenil que es donde comienzan a aparecer los síntomas de muchos de los trastornos de la conducta alimentaria. Además contamos con centros de referencia estatal especializados y para estos casos hay uno o dos en toda España, siendo muy difícil acceder a recursos especializados en ello. Los TCA, como los demás trastornos, son multicausales, y las redes sociales e internet pueden influir mucho en su desarrollo, y no siempre para bien. Durante el confinamiento se ha aumentado el contacto virtual y se ha reducido el 'real', lo que yo creo que ha afectado a la población en general, y más si hay sintomatología o situaciones que empeoran con ello.

En general el tema está muy de actualidad política, a la vista de que el Gobierno ha presentado el Plan de Acción 2021-2024 Salud Mental o Unidas Podemos un proyecto de Ley General de Salud Mental, incluso cuando el diputado de Más País Íñigo Errejón planteó la necesidad de cuidar la salud mental de los españoles, un diputado de PP le espetó un 'vete al médico', ¿confían en que todo cambie a mejor?

Esperemos. Creo que también hay momentos clave, ?en los que surge algo y entonces se empieza a centrar la atención en eso, y quizá esto es lo que está pasando con la salud mental. En este momento hay mucha gente en la que ha puesto sus ojos en la salud mental, en las deficiencias que tiene, en la falta de recursos del sistema público, ?estigma... Ahora mismo se está elaborando la nueva Estrategia Nacional de Salud Mental 2022-2026, entre otras cosas, y es muy importante que  los partidos políticos se centren en estas políticas, estrategias, reivindicaciones sociales... ya que, al final son los que promueven las leyes. Quizá no se pueda conseguir todo lo que es necesario, pero ya es notable que se hable de ello y, sobre todo, hay que empezar a cortar de raíz esos insultos y conductas relacionados con una patología de salud mental que, recordemos, padece o padecerá una de cada cuatro personas, y estoy segura de que todos conocemos a alguna persona con problemas de este tipo. No me parece que sea un insulto aceptable y menos en un espacio público y de debate como es en el Congreso de los Diputados.