Editorial

Mucha prudencia y responsabilidad

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Tras dos semanas de nueva normalidad en las que los ciudadanos hemos podido volver a nuestra vida cotidiana con algunas limitaciones, los hechos nos están demostrando que el coronavirus no se ha ido y aún hay que mantener la prudencia y una exigente responsabilidad individual para no dar pasos hacia atrás y retroceder hasta el confinamiento de nuevo. Los rebrotes producidos en muchos territorios de España, especialmente en Lérida y Galicia durante los últimos días, que han provocado que cientos de miles de personas hayan vuelto a la etapa de las fases y a un encierro en casa que parecía olvidado nos hacen seguir insistiendo en la precaución y en el estricto mantenimiento de la distancia social, la mascarilla y el lavado de manos como las medidas más eficaces contra el contagio de la covid-19.

La memoria casi siempre es frágil y, a pesar de las duras restricciones sufridas por los españoles durante más de tres meses, en las últimas semanas se han visto escenas nada recomendables y en demasiadas ocasiones los ciudadanos parecían haber olvidado las normas de convivencia en este nuevo tiempo postcovid.

Más de 71.000 habitantes en la comarca lucense de A Mariña y varios cientos de miles en Lérida, además de varias zonas en Aragón anteriormente, están pagando seguramente las irresponsabilidades o imprudencias de otras personas. Las administraciones tienen que hacer cumplir las normas a rajatabla e insistir en que empresas, colectivos y ciudadanos sigan las recomendaciones para no poner en peligro una ‘nueva normalidad’ que está permitiendo recuperar poco a poco la actividad económica y social de todo el país.

Está visto que la primera medida para reactivar el empleo y el consumo es cumplir de forma exigente las medidas sanitarias. Sin salud no funcionará nada de lo demás y, si una zona, comarca o provincia vuelve a entrar en confinamiento o en las restricciones de algunas fases anteriores sus empresas, negocios de hostelería, comercio y turismo sufrirán mucho más y, en cientos de casos, servirá de puntilla.

Ante esta situación, solo cabe insistir en la prudencia, la precaución y la responsabilidad individual para que podamos mantener una normalidad en nuestra vida diaria sin que ello suponga un incremento exponencial en los contagios por coronavirus. Por supuesto, también las administraciones tienen que hacer un esfuerzo para informar, pero también para ser exigentes con quienes incumplen las normas y recomendaciones que van en beneficio de todos. El equilibrio entre ambas acciones, colectiva e individual, es lo que nos reportará una buena salida a esta crisis sanitaria, económica y social.