¿Qué turismo puede esperar Segovia en los próximos meses?

David Aso
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Segovia lo tiene difícil incluso para recuperar al menos un tercio de su turismo habitual, pero también puede captar viajeros que buscarán alternativas a los destinos de costa y las casas rurales ya aprecian un aumento de las reservas

El Azoguejo, completamente vacío.

Los guías de turismo de Segovia ya dan por perdida la campaña de verano y «seguramente el año», según lamentan desde su asociación. Son más de 30, el 75% de los grupos que manejan son de extranjeros y de momento sólo les han contactado por uno que vendría venir a finales de septiembre, «unos alemanes que ya se verá si al final viajan», precisa Miguel Ángel Rodríguez; de españoles no tienen ningún grupo, «¿quién va a meterse en un autobús en estos tiempos?». Pésimas previsiones por más que la llamada nueva normalidad pueda llegar a finales de junio o primeros de julio, con el turismo potencial limitado previsiblemente a familias, parejas o similar. 

En torno a esas fechas podrían reactivarse el Alcázar, la Catedral, el Museo Esteban Vicente o los espacios museísticos municipales (salvo excepciones como el Museo de Segovia, de la Junta, que reabre el lunes) y para ello están preparando sus planes de contingencia. Tal vez antes, pero «la fecha no está cerrada», matiza la concejala de Turismo, Claudia de Santos, y se están coordinando para que esto no sea una sucesión de aperturas, sino «que Segovia se abra como destino». También los hoteles podrían abrir por entonces, pero aún deben resolver cómo cuadrar el círculo de recuperar todo el empleo que ahora mantienen en expedientes de regulación temporal después de meses sin facturar y con un futuro más que incierto, y desde luego sin el volumen de negocio de antes. Si no restablecen sus plantillas pierden las bonificaciones, a menos que el Gobierno flexibilice las condiciones que fijó en un principio. Es el mismo problema por el que muchos bares y restaurantes descartan abrir el lunes aunque Segovia pase a la fase 1 y puedan poner el 50% de sus terrazas, tal y como advierte el gerente de la Agrupación Industrial Hosteleros Segovianos, Javier García. En estas circunstancias, y además aún sin turistas entre la clientela potencial, lo tiene menos difícil un pequeño bar de barrio que un hostelero con asalariados al que le puede salir más caro reanudar la actividad que seguir con un ERTE.

En el otro extremo están las casas rurales de alquiler completo de la provincia, que llevan más de dos semanas atendiendo reservas para julio y agosto con estancias más largas de lo habitual y con la aspiración de vivir «el mejor verano de los últimos años», destaca el presidente de la Asociación de Turismo Rural, Domingo Asenjo. De hecho, calcula que ahora mismo ya tendrían asegurado «un nivel de ocupación del 30%», que ya es casi lo que suelen cubrir en esos meses que no son precisamente los de su temporada alta. Son la excepción dentro de un mercado extremadamente complicado.

Segovia pasó de golpe de vivir el mejor mes de febrero de su historia para el turismo al peor marzo, el peor abril, el peor mayo… De batir récords año a año desde hace unos cuantos a luchar por salvar al menos una parte de su campaña más dramática. Este verano será difícil rescatar siquiera un tercio del negocio que movía, según estiman fuentes de un sector aún en shock y obligado a reinventarse. Cuesta encontrar clavos ardiendo entre los escombros de tantos puentes destrozados, desde el 23 de abril hasta el 1 de mayo o San Isidro; la pérdida de Semana Santa, que suele dejar una facturación de más de cinco millones de euros que ha volado; o el aplazamiento de Titirimundi, que en condiciones normales genera otros dos millones y ni celebrándose en septiembre (en caso de que así sea) se parecerá a lo que suele ser. Pero Segovia deberá exprimir su indiscutible fortaleza como referente en turismo de interior, que se perfila como un valor en alza (dentro del desastre general) para estos próximos meses si la crisis sanitaria se lo permite.

Pero las perspectivas generales no son buenas, evidentemente. El 20% del negocio de los hoteles segovianos depende de los turistas extranjeros, que sin embargo representan hasta un 45% del total de visitantes de la capital si se incluyen los excursionistas de día, según el Ayuntamiento; y es más que probable que su presencia en los próximos meses sea entre escasa y nula. Ahí ya se esfuma una cuota de mercado seria para un sector que mueve más del 15% del PIB provincial y condiciona el futuro de miles de puestos de trabajo. Taxistas, bodegueros, ganaderos, agricultores, buena parte del comercio… 

Después está la desaparición de los grupos organizados en este incipiente escenario de desescalada hacia la nueva normalidad, la inseguridad del turista nacional a la hora de moverse o la merma de su poder adquisitivo por la nueva crisis económica. Pero, como apunta Marta Laguna, experta en análisis turísticos de la UVa (aparte de decana de la Facultad de Ciencias Sociales, Jurídicas y de la Comunicación), también están los viajeros nacionales que solían ir al extranjero o a la costa en verano y que este año pueden mirar al interior en busca de un turismo como el que ofrece Segovia.

Hoteles. Tampoco les va a resultar sencillo a los hoteles captar turistas con una nueva normalidad tan compleja, si bien Laguna valora que «están trabajando duro por adaptarse y reinventarse». Frente a la imagen negativa que puede transmitir la reducción o la imposibilidad de usar zonas comunes, tal vez cuajen iniciativas como subir los desayunos a la habitación, aparte de la racionalización de horarios. ¿Y se alcanzará entonces al menos un tercio del turismo que tenía Segovia? «Puede ser, o igual un poco más, un 35%, pero es difícil saberlo todavía», responde. Demasiadas incertidumbres, aunque sí ve claro el tipo de turismo que se puede esperar: «Familias, parejas, viajes cortos en coche y un segmento creciente de excursionistas». Una descripción que, por otro lado, aunque encaje en la oferta de Segovia, también vale para otros muchos destinos.

«Ahora estamos en un ambiente de competencia que no debería ser así, pero es así», advierte la concejala de Turismo de Segovia, Claudia de Santos. «Vamos a estar todos a la caza del turista y los que antes salgan (de la desescalada) van a tener una situación de ventaja sobre lo que lo hagan más tarde». Cuanto más tiempo se tarde en llegar a la nueva normalidad, lógicamente será mayor el coste económico, pero De Santos teme también por «el golpe anímico» que supondría para el sector. Y después hay que contar con otra variable, la imagen que pudiera proyectar Segovia hacia el turista potencial si sale más tarde que el resto.

«El turismo es muy sensible a las cuestiones de seguridad. Igual que por un atentado se resiente, esto también afecta psicológicamente», explica la profesora Laguna. «Entonces la gente por un lado va a tener ganas de salir porque además no hemos tenido campaña de Semana Santa, y por otro hay que ver también la seguridad y cómo afecta la crisis económica. Manejamos muchas variables».

Entretanto, el Ayuntamiento de Segovia prepara un plan de reactivación del turismo con el apoyo del área de análisis turístico de la UVa y en contacto con los agentes del sector, a la vez que prepara su oferta. Nuevas pistas para las audioguías que inviten a explorar espacios monumentales menos concurridos, pequeñas guías de «la Segovia más natural y desconocida», fomentando itinerarios que ayuden a redirigir flujos turísticos hacia el turismo natural de la ciudad… «Nuevo producto con arreglo al nuevo perfil del turista», resume De Santos. Un trabajo que puede potenciarse gracias a la presencia de la ciudad en diversas redes de promoción como las de Saborea, el Grupo de Ciudades Patrimonio de la Humanidad de España y las campañas que preparan.

La Diputación, por su parte, también trabaja en su propio plan de reactivación del turismo con idea de presentarlo y lanzarlo cuando Segovia culmine la desescalada. «A pesar de la dramática situación en la que estamos, para el turismo rural puede ser una oportunidad por la gente que ahora especialmente busque alternativas al turismo de sol y playa», destaca la diputada provincial, Magdalena Rodríguez. «La provincia lo tiene todo para ofrecer un turismo tranquilo, exclusivo, sin aglomeraciones, auténtico, y es una oportunidad que se presenta no sólo pensando en este verano, sino en fidelizar turistas para los próximos». Aunque primero toca seguir desescalando.