Esta semana se cumplen 40 años del primer triunfo electoral del PSOE que condujo a Felipe González a La Moncloa. Con motivo del aniversario, se publican varios libros y el PSOE ha organizado una exposición inaugurada días atrás con presencia de los tres presidentes socialistas, González, Zapatero y Sánchez, y en la que el protagonista no expresó demasiado entusiasmo. Su sintonía personal y política con los dos últimos no va más allá de la cortesía. En sus artículos y declaraciones ha expresado sobradamente sus diferencias con las políticas bolivarianas del primero y las políticas populistas del segundo

Entre los libros, uno especialmente interesante, el escrito por Ignacio Varela, que además de inteligente analista cuenta con una experiencia y cercanía excepcional con el expresidente, con el que trabajó codo a codo en el equipo que lo llevó a Moncloa y después en el gabinete de la presidencia. Fue uno de los personajes que diseñó la estrategia que convirtió a Felipe en presidente, trabajó con Alfonso Guerra y su equipo electoral y desde entonces mantiene una estrecha relación con González y con la mayoría de sus antiguos colaboradores.

Varela explica minuciosamente, con informaciones inéditas, todo lo ocurrido desde que Felipe González se suma al grupo de socialistas que había formado Alfonso Guerra en Sevilla y cómo crean el PSOE del interior en una lucha sin cuartel, política y sentimentalmente muy dura, para hacerse con el partido en Suresnes y dejar atrás el PSOE del exilio. Y, después, la andadura larga durante los gobiernos de Suárez y Calvo Sotelo hasta ganar las elecciones del 82.

Por esas páginas circulan personajes que se diferencian de los políticos actuales por su empeño en trabajar por y para España, con decisiones difíciles y controvertidas pero que consideraban indispensables para salir política y económicamente adelante, y para dejar atrás la pesadilla de una guerra civil. Con una apuesta general por la reconciliación en lugar de la ruptura.

En los libros que se publican estos días aparece un Felipe González, con más claros que oscuros, pero aparecen también personajes que merecen no ser olvidados porque contribuyeron a construir una democracia desde una dictadura, dejando de lado sus diferencias ideológicas cuando era necesario avanzar a través del consenso. Políticos como Suárez, Fraga, Carrillo, Roca, Pujol, Arzalluz, Calvo Sotelo y tantos otros que fueron auténticos patriotas aunque hoy es un término en desuso.

Pudieron hacerlo porque contaban con el apoyo del Rey Juan Carlos, pero también el de otros sectores, empresarios y sindicatos, catedráticos y financieros, así como dirigentes internacionales. Con un adversario común, el terrorismo, que cometió atentados brutales con los que trataron de subvertir el nuevo orden establecido.

Es la semana de Felipe González, y es también la semana para recordar que hubo un tiempo en el que los españoles tenían motivos sobrados para sentirse orgullosos de sus políticos y sus referentes sociales. Aunque las nuevas generaciones no quieran echar la vista atrás para aprender de los grandes personajes.