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Cuando el arte recibe recompensa

M.Galindo
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El artista afincado en Torrecaballeros Carlos León dará nombre al Centro Cultural del pueblo que le acoge desde hace más de dos décadas.

Carlos León, en su estudio. - Foto: Rosa Blanco

En una entrevista realizada en el prestigioso suplemento cultural del diario ABC el pasado mes de septiembre, Carlos León (Ceuta, 1948) se autodefinía como un «damnificado de la cultura». La explicación es sencilla, y es que tras una trayectoria de 50 años ocupando un lugar preponderante en la nómina de artistas contemporáneos en España, jalonada por premios y distinciones, está lejos de considerarse profeta en Segovia, su tierra de adopción en la que lleva viviendo más de 30 años y que parece negarle un merecido reconocimiento.

Ha tenido que ser Torrecaballeros - el pueblo que eligió para crear su espacio creativo y después su hogar- quien de manera modesta pero firme ha querido honrar a su vecino más ilustre dando su nombre al centro cultural, en un acto que se concretará en los próximos días.

Este homenaje llega en un tiempo que está siendo propicio en reconocimientos para el artista, ya que en diciembre de 2022 fue distinguido con la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes,, junto a una treintena de personalidades e instituciones de la cultura de la talla del director teatral Mario Gas, la escritora Rosa Montero o el cantante y compositor Santiago Auserón.

La idea de dedicar el centro cultural surgió del propio Ayuntamiento, y el artista recibió la propuesta cuando acudía a la sede municipal para realizar unos trámites administrativos. «Allí me comentaron esta propuesta, y yo acepté con la única condición de que fuera aceptada con la unanimidad de todos los grupos políticos, como así sucedió en el pleno - señala León- y para mí es todo un honor».

Carlos León llegó a Torrecaballeros tras una estancia de ocho años en Nueva York, y tras el atentado  contra las Torres Gemelas en 2001, decidió regresar a un lugar en el que pasó su niñez e infancia inspirado por los recuerdos  y por la sensación de encontrar un refugio en el que poder dar rienda suelta a su talento creativo.  Tras un primer estudio en Tizneros, surgió la posibilidad de hacerse con una nave que albergó una discoteca, que consiguió adquirir y acondicionar primero como estudio y luego como residencia, y ahora dispone de una nave muy próxima en la que ha ubicado un estudio que plantea como un 'centro de experimentación' para desarrollar tanto su obra pictórica como los 'ensamblajes' de objetos a los que da una segunda vida en forma de creación artística.

«Segovia es una ciudad que me parece preciosa -asegura - y además de su belleza intrínseca, su proximidad con Madrid me permite estar muy al día de todo lo que se hace en la capital, así como poder recibir visitas de responsables de museos o galerías, criticos y coleccionistas de arte».

La primera mirada al estudio sorprende al visitante por su peculiar estructura, planteada como un espacio expositivo en el que actualmente alberga cerca de medio centenar de cuadros de su obra más reciente, así como varios ensamblajes realizados con chatarra o elementos de reciclaje.

Carlos León señala que su estudio está abierto a las visitas, pero no se ha planteado organizarlas de forma reglada, ya que «no tiene sentido abrir  de una forma masiva, ya que en el fondo es un espacio para la intimidad creativa, que es algo que hay que respetar».

Todos estos elementos  sirven también como marco o inspiración para la otra parte de su obra, vinculada al ensayo y la poesía, y cuyo último ejemplo es el poemario 'Arena en mano', editado por  la editorial La Cama Sol, configurado por poemas e ilustraciones del propio autor.

«Todo sale del mismo cerebro, de la misma sensibilidad, pero todo ello tiene puntos de coincidencia, y ello muestra una gran diversidad - explica-. Desde el mismo bagaje de conocimientos, de lecturas, de experiencias vividas surgen  las creaciones, con géneros diferentes tratados de forma diferente, porque en una orquesta no es lo mismo interpretar el piano que la viola o la flauta».

Para Carlos León, la vida sigue en Segovia, y su actividad creativa no descansa, aunque no duda en expresar su decepción por no haber llegado todavía a ser profeta en su tierra de adopción. De este modo, asegura que cuando decidió establecerse aquí no se sintió bien recibido y aún siente cierta «hostilidad» en la comunidad cultural segoviana. «Salvo algunas excepciones, los artistas que han salido más inquietos en la provincia se han marchado - explica- y en mi caso, parece que se ha entendido que he venido a Segovia a joder a los cuatro enchufados de siempre, sólo por dar mi opinión sobre lo que se estaba haciendo».

«Que un Consejo de Ministros me conceda la Medalla de Oro a las Bellas Artes y que nadie en el mundo cultural de Segovia haya sido capaz de hacer una llamada de felicitación es algo significativo, ni siquiera el Concejal de Cultura»,  lamenta León.