"Con el tiempo las mujeres se incorporarán a la Iglesia"

A.M.
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Licenciado en Filología Hispánica, es profesor de Lengua y Literatura en ESO y Bachillerato en el Colegio Claret de Segovia y de la UNEDy la Universidad de la Experiencia. Es académico numerario de la Real Academia de Historia y Arte de San Quirce.

Juan Antonio del Barrio Álvarez - Foto: Rosa Blanco

Juan Antonio del Barrio Álvarez (Segovia, 1967), licenciado en Filología Hispánica, profesor de Lengua y Literatura, que ha pregonado la Semana Santa, este año, se muestra convencido de que la Iglesia va a ser aperturista –«aunque estamos tardando»– y afirma que «llegará el momento de la incorporación de religiosas y de mujeres a los actos sacramentales». Quien es académico numerario de la Real Academia de Historia y Arte de San Quirce, entiende el TriduoPascual como el momento de «seguir creciendo en la espiritualidad y en la búsqueda personal y comunitaria de la fe».

¿Qué es para usted la Semana Santa?,  ¿cómo ve su celebración en Segovia tras haber pronunciado el pregón este año?

Es el momento más importante de mi vivencia de fe cristiana, soy creyente, y es el tiempo de celebrarlo con mi parroquia, la del barrio de San Lorenzo,  y de seguir creciendo en la espiritualidad y en la búsqueda personal y comunitaria de la fe. En la Semana Santa se encuentra la expresión exterior de esa espiritualidad en las procesiones y en los actos externos que organiza muy bien la Junta de Cofradías, que tiene también una participación muy fructífera y juvenil, y luego otras  dimensiones, como la artística, la turística y de visita cultural. Hay muchas lecturas, me gusta engarzar la personal, la vivencia interior, con el testimonio visual externo.  

En el aspecto exterior, el hecho de que haya determinados aspectos que imitan a Andalucía, ¿puede desvirtuar la tradición castellana, más austera?

No, aunque haya algún acto como la procesión del encuentro del Domingo de Pascua entre Jesús Resucitado y la  Virgen del Rocío, que no es castellana, pero tiene un grupo de cofrades y devotos en Segovia, es una imitación pero con sentido interno, desde la devoción a esa imagen. No se 'vende' a lo turístico. La Junta de Cofradías tiene una línea clara de actuación, está en contacto con el Obispado y existe coherencia entre los actos litúrgicos internos con la celebración externa.     

¿Cual es su visión actual de la Iglesia, teniendo en cuenta que en su pregón mostró preocupación por la jubilación de sacerdotes?, ¿se deben incorporar las mujeres en tareas que ahora no le son encomendadas? 

Y muchos de los que se jubilan lo hacen diez o doce años después de la edad que les correspondería, como el de nuestra parroquia, don Enrique Martín, mostrándonos un panorama de sacerdotes que tienen que venir de otros países de Hipanoamérica o África, donde hay vocaciones emergentes. Dentro de la Iglesia ya se encuentran los celebradores de la palabra, personas preparadas, seglares, que van por los pueblos o parroquias de la capital a donde no llegan los sacerdotes debido a esta precariedad de vocaciones, aunque no puedan consagrar sí dar la comunión si la ha consagrado el sacerdote. Es una salida efectiva que se está llevando a cabo. 

Con el tiempo llegará la incorporación de religiosas y de mujeres a los actos sacramentales; a nivel interno, la institución de la Iglesia es muy compleja,  a veces hay factores que no conocemos que influyen en estas decisiones pero estoy seguro que la Iglesia va a ser aperturista, estamos tardando, pero llegará el momento en el que haya que legitimar estas acciones de incorporación de las mujeres. Realmente, hoy por hoy, la Iglesia es más de las mujeres que de los hombres,  aunque no en el sacerdocio, tanto en catequistas, como celebradoras de la palabra o en los grupos de liturgia de la parroquia, de caridad y de visita a enfermos… Es una incongruencia en el tiempo pero estoy seguro de que habrá una apertura.  

Ejerciendo como profesor en un centro religioso, como el Colegio Claret, ¿qué opinión tiene del peso de la religión en Educación?

Es verdad que en muchos colegios públicos se entiende esa enseñanza solamente desde un punto de vista confesional, cuando tiene una gran carga de información cultural y artística... Seguimos viviendo en España donde la tradición de la cultura y del arte de los últimos siglos está condicionada por la Iglesia, para bien, yo creo. Es verdad que esa religión Católica acoge incluso el estudio de otras confesiones religiosas porque, cada vez más, en el sentido cultural, como no puede ser de otra manera, los alumnos quedan informados de otras confesiones y del respeto y conocimiento hacia ellas, porque convivimos con otras maneras de creer.  Me gustaría que hubiera una enseñanza obligatoria que tuviera que ver con las creencias espirituales que han imprimido una cultura en nuestras sociedades, que no se centrara en la religión Católica, me parece que también es formación personal y aprender la tradición de muchas sabidurías de siglos, en unas religiones y en otras. 

Además, hay una dimensión trascendente en la persona que estamos olvidando, unos la vivimos desde una religión, otros de otra y algunos, a lo mejor, desde ninguna, celebrando la interioridad y la reflexión. Hay un movimiento de recuperación del pensamiento interior, tenía que ser obligatorio esa dimensión espiritual, no enmarcándola en una religión o en otra pero sí conociendo todas, sería una buena línea para evitar los fanatismos o prejuicios como identificar yihadismo con religión musulmana y no tienen nada que ver. Además, nuestras ciudades y pueblos se están llenando de personas que viven distinta fe y debemos intentar comprenderlas y tolerar, y para eso hace falta conocer con apertura.  

¿En general, hay implicación de los ciudadanos en las celebraciones religiosas?

Veo que es un fenómeno que se vive desde dentro o se observa desde fuera con cierta influencia social, a lo mejor se nota más en barrios donde las relaciones son más cercanas, como San Lorenzo,  aunque sigue habiendo una población de aluvión donde la relación es muy lejana. Luego hay momentos del año, como Semana Santa, que convocan a gente que normalmente no vemos y eso nos sigue diciendo que hay un testimonio que interesa y convoca de vez en cuando. Si que tienen una influencia social en el pensamiento, después hay muchas derivaciones de la Iglesia que convocan a personas sin tener que ver directamente con la religiosidad, como son las organizaciones de caridad, las Ong o fundaciones como Cáritas, donde participa mucha gente.   

Usted ingresa como académico en San Quirce hablando del 'Renacimiento a escena. Teatro jesuita en Segovia' ¿qué descubre en esa investigación?

Queriendo completar mi tesis doctoral sobre el teatro en el siglo XVI en Segovia –que es un misterio porque, mientras el teatro barroco está más estudiado, no ocurre lo mismo con el  renacentista y el medieval– en el Archivo de la Real Academia de la Historia descubrí cinco piezas  dramáticas que pertenecían al Colegio Jesuita de Segovia. A partir de ahí comencé a estudiar el teatro jesuita en otras ciudades y comprobé que los jesuitas, en su afán educativo, habían integrado el ejercicio del teatro en la enseñanza del latín y del griego. En un alarde de innovación educativa, que diríamos hoy,  hacían a sus alumnos memorizar las declinaciones del latín y los tiempos verbales del griego  pero, en determinados momentos, les hacían levantarse de las mesas, les habían escrito unos papeles para representaciones teatrales y convocaban a las familias y a los ciudadanos  al Colegio de Jesuitas, que estaba en la Plaza del Seminario, estrenando obras cuya lengua era el castellano pero también mezclaban fragmentos de griego y latín. 

Me encontré con una riqueza teatral muy importante en el siglo XVI, un teatro colegial paralelamente a que en la ciudad está creciendo el teatro comercial, a partir de los autos sacramentales y de la apertura del Corral de Comedias en el Hospital de la Misericordia, hacia 1570. Incluso algunas de aquella piezas sirvieron para recibir oficialmente a dos obispos de la ciudad, Gregorio Gallo (1577-1579) y Andrés Pacheco (1587-1601).  Sabemos que grandes autores del siglo XVII, como Lope de Vega o Calderón de la Barca, estudiaron en el Colegio Imperial de Jesuitas de Madrid por lo que es muy posible que muchas de las vocaciones teatrales del barroco hubieran nacido de la experiencia de haber sido actores en los colegios de jesuitas donde estudiaban de niños o adolescentes. 

Aunque siendo muy joven publicó el libro 'El Alcázar de Segovia. Estudio documental' (1986), también ha escrito la guía de visita de la Casa-Museo de Antonio Machado en Segovia, ¿qué le dice este poeta? 

Aquel estudio lo hice con 12 o 13 años y el historiador Luis Felipe de Peñalosa e Hilario Sanz, entonces archivero de la Catedral, se entusiasmaron con esa ansiedad de adolescente que yo tenía por la historia de Segovia y cometieron la valentía de querer publicar ese libro, que es muy inocente e intuitivo y, aunque había una labor de investigación, muy intrépido para mi edad. 

Estudio Filología y otra cosa es mi interés por la relación de los movimientos literarios en Segovia, desde el punto de vista del teatro o de poetas que han estado aquí, como Antonio Machado que, además de ser esencial en mi lectura, me sigue pareciendo apasionante investigar la obra que escribió en Segovia,  igual que me interesé por otros poetas más locales: Marceliano Álvarez Cerón, Luis Felipe de Peñalosa o Dionisio Ridruejo, que empezó aquí, aunque luego haría una obra de carácter más amplio.  Ahora mismo estoy en un campo de investigación de seguir la pista a los movimientos literarios universales y su reflejo en Segovia. 

Por ejemplo, trabajo en torno al I Congreso de Poesía de Segovia, de 1952, donde vinieron muchísimos poetas para dialogar  en sobre la función de la poesía en la sociedad, en esos años tan centrales del siglo XX para la literatura. Vinieron también los poetas catalanes y pudieron recitar sus versos en su lengua, dentro del régimen,  porque fue organizado por la Universidad Popular  y por gente del régimen aperturista en ese momento, como Dionisio Ridruejo o Joaquín Pérez Villanueva.