Victoria Lafora

Victoria Lafora


La correctora

19/05/2022

Si Núñez Feijoo pensaba que, después de su llegada triunfal a la dirección del partido y la solución al enfrentamiento con Casado, Isabel Diaz Ayuso iba a renunciar a marcar territorio e ideología, se ha equivocado.
Es verdad que su número tres, Bendodo, se equivocó estrepitosamente, para la estrategia del PP de arrinconar a VOX, al hablar de nacionalidades. Que más quiere la extrema derecha que le mienten a la bicha. Pero Feijoo salió raudo a corregirlo y el mismo se disculpó por el "error". No hacía falta la apostilla de la presidenta madrileña.
Pero, el cerebro en la sombra de la Puerta del Sol, Miguel Ángel Rodriguez, viene de otra escuela de los populares: el Aznarismo, que está claramente distanciado de la línea Rajoy (de hecho la relación entre ambos es inexistente) y por tanto de la de Feijoo.
Además, Isabel Diaz Ayuso que va a ganar el congreso madrileño de su partido por aclamación, tiene repetición de elecciones autonómicas a la vuelta de la esquina y necesita ganarlas por mayoría absoluta para seguir en la carrera por el despacho principal en la calle Génova 13. Porque ese, no nos engañemos, es su destino final si Feijoo no gana a Sánchez.
Pese a la gravedad de las filtraciones de los "favores" de Villarejo a Maria Dolores de Cospedal y a Esperanza Aguirre, el partido está mucho más agitado con el tema de las nacionalidades que por los casos de corrupción, sobre los que pretende correr un tupido velo.
Hay dirigentes del sector duro que recuerdan la frase de Aznar describiendo España como: "Ni es un Estado plurinacional, ni es un Estado multinivel ni, con perdón, la madre que los parió" y lo consideran la doctrina oficial. Muy lejos del "bilingüismo cordial" y el coqueteo con las diferentes sensibilidades que propugna Feijoo.Por si quedaba alguna duda de qué lado está, la presidenta madrileña ha vuelto a describir a Madrid como un muro contra un "nacionalismo que está secando España".
Dado el nivel de la polémica, a un mes de las elecciones andaluzas, y cuando Moreno Bonilla lucha por alejar a VOX de su Gobierno, sólo caben dos explicaciones. La primera, que este debate sea un ardid para no hablar de los casos de corrupción antes mencionados y que podrían llevar a Cospedal a una nueva imputación, o que, sencillamente, el lider nacional y la lideresa madrileña estén jugando, de acuerdo, a "poli bueno y poli malo" (dejo a su criterio el asignar a cada cual él papel que crean que les corresponde) para recuperar al unísono los votos de centro y los de la extrema derecha.