El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha hecho un hueco apresurado en su agenda internacional para recomponer la parte socialista del Gobierno de coalición. Apresurado el hueco y apresurada su comparecencia sin preguntas ni preguntadores emitida por los servicios audiovisuales del Palacio de la Moncloa.
El propio formato de la comunicación a la opinión pública de los dos relevos anunciados, el de la ministra de Industria y el de la de Sanidad, Reyes Maroto y Carolina Darias, ya es revelador de esta perezosa minicrisis que viene obligada por las respectivas aspiraciones de ambas a las alcaldías de Madrid y Las Palmas.
Deprisa, deprisa, sin entrar en detalles, no vaya a ser que los periodistas en su malsana curiosidad acaben complicando el trámite con sus consabidos procesos de intención. Por ejemplo, el rescate del canario Héctor Gómez, cuya caída como portavoz parlamentario del PSOE (septiembre 21-julio 22) nunca fue bien explicada. Su disgusto personal de entonces queda ahora compensado con la titularidad del ministerio de Industria, en sustitución de Reyes Maroto.
Así que pase el trago cuanto antes y quédese en la mera sustitución de dos ministras por dos ministros para que vistan el cargo lo justo, para llegar sin sobresaltos al reparto de cartas que aflore en las urnas de las elecciones generales del último mes del año en curso (háganse a la idea de que será en la noche del domingo 3 de diciembre).
Los nuevos ministros, al menos, tienen a su favor la vinculación técnica con las tareas que les han caído en suerte. Gómez procede del mundo del turismo, adscrito al Ministerio de Industria. El otro nombre del día es Juan Manuel Miñones, forjado políticamente en el municipalismo (alcalde de Ames entre 2015 y 2021). Pero, a lo que iba, es doctor en Farmacia, un área clave en la gestión del Ministerio de Sanidad.
Miñones (Santiago de Compostela, julio, 1972) es un sanchista de primera hora. Y bien lo ha demostrado ejerciendo de parachoques político del sanchismo frente a las críticas de la Xunta de Galicia, gobernada por el PP, mientras se desempeñaba como delegado del Gobierno en la Comunidad Autónoma de Galicia.
Será el tercer gallego que se sienta en este consejo de ministros, junto a las vicepresidentas, Yolanda Díaz y Nadia Calviño. Y, a falta de preguntas en la no explicación pública de una minicrisis del Gobierno, nos quedamos sin tantear las intenciones de Sánchez respecto a la sacudida del tablero político gallego que va a generar el nombramiento de Miñones como ministro de Sanidad.
¿Será el nombre pensado por Sánchez para ocupar en nombre del PSOE la silla que dejó vacante Núñez Feijóo en la Xunta de Galicia?