Ni nombres de relieve ni cambio de rumbo. Quienes auguraban que la sustitución de Darías y Maroto -candidatas en las municipales- sería aprovechada por Pedro Sánchez para encarar los meses futuros con figuras de reconocida trayectoria, no han acertado: no ha habido crisis de gobierno, sino un simple retoque. A Darias le ha sustituido José Manuel Miñones, que fue delegado del gobierno en Galicia, y a Maroto el ex portavoz parlamentario en el Congreso Héctor Gómez.
Los dos, militantes del PSOE como exigían algunas de las figuras del partido preocupadas por la tendencia del jefe de gobierno a potenciar figuras sin militancia; los dos, sin contar con una biografía de relieve político, aunque a Gómez se le dio oportunidad de tenerla en el Congreso de los Diputados, pero no cumplió con las expectativas. Buena gente pero sin la garra necesaria.
Tampoco es novedad que Sánchez apueste por ministros de perfil bajo, ya lo hizo en la última remodelación, cuando recurrió a alcaldesas de localidades medianas o pequeñas, que no han destacado especialmente, como se preveía. Lejos quedan los tiempos en los que junto a Sánchez se sentaban en el Consejo figuras de peso como Carmen Calvo, Josep Borrell o José Luis Ábalos. Hoy solo un par de ministros conocen a fondo el mundo de la política y cómo funciona el PSOE, Félix Bolaños y María Jesús Montero. Y se nota. Sobre todo porque en el ala podemita sí hay figuras que llevan la política en la sangre y la ejercen de forma implacable. De hecho, Pedro Sánchez ha elegido a una persona ajena al PSOE y cercana a Podemos, o que al menos era cercana, para convertirla en la figura más relevante de su gobierno pensando en la estrategia futura, Yolanda Díaz.
El cambio en el gobierno ha sido recorte porque este equipo durará nueve meses como máximo, la legislatura acaba oficialmente en diciembre. No se sabe si Sánchez ha recibido alguna respuesta negativa cuando ha ofrecido los puestos de Darías o Maroto, como le está ocurriendo en la Delegación del Gobierno de Madrid, vacante desde hace días, desde que Mercedes González ha sido nombrada directora de la Guardia Civil para sustituir a la dimitida -más bien cesada- María Gámez. Se comprenden las respuestas negativas: mejor ser diputado, parlamentario autonómico, senador o alcalde -todo en ello también en femenino-, cargos que se pueden ocupar durante cuatro años, que no ministro o delegado de gobierno. Porque si Pedro Sánchez no se mantiene en Moncloa, son puestos en los que el mandato no durará más de diez o doce meses, hasta que se elija un nuevo gobierno.
Héctor Gómez y José Manuel Miñones al menos han demostrado fidelidad a su partido y a su secretario general al aceptar los ministerios: transmiten a los ciudadanos, a los votantes, su seguridad de que a pesar de lo que auguran los sondeos, Pedro Sánchez continuará como presidente de gobierno.