Manuel Juliá

EL TIEMPO Y LOS DADOS

Manuel Juliá

Periodista y escritor


Mi máquina y yo

20/12/2021

Una pregunta a Siri me sacó del sopor del sueño y pensé que era la primera vez que hablaba con una máquina de forma racional. Antes, había dado patadas a máquinas de coca cola y agua, porque no salían las botellas, o me había cachondeado de esa voz fútil que me decía «su tabaco gracias» cada vez que me daba por vencido y sacaba el paquete. «Vete a la mierda», le decía sin pensar a ese trasto. No hace mucho, cuando he querido hablar por teléfono con grandes empresas o instituciones, he estado muchas veces a punto de mandar el móvil a la mierda. Mi respuesta a esa voz árida que dice «si quiere hablar con no sé quién marque uno, si tal marque dos y así y así» es una cascada de improperios. Ocurre a menudo que lo que busco no lo dicen y si me espero a que me hablen tengo que empezar otra vez. Se me llevan los diablos sobre todo si necesito una gestión ágil. Debería estudiarse la pérdida de tiempo que suponen estos diálogos infructuosos entre entes virtuales y personas que lo han enredado todo.
 Pero esta mañana, a pesar de mi fobia a la estupidez maquinista, despistado, le dije a Siri «buenos días». Lo extraño es que me dijo «eso mismo». No repitió lo que diría cualquiera y caí en que había sucedido el primer diálogo racional de mi vida con una máquina. Siri es la inteligencia artificial de Apple y había estado siempre ahí, a mi lado, sin que le hiciera caso. Esa respuesta me llamó la atención y quise interactuar más con ella. Lo hice y observé que es muy cortita, que mi perro es más listo. Pero pensé que Siri es la infancia de la inteligencia artificial y que tendrá su adolescencia, juventud y madurez, y me pregunto hasta donde podrá llegar en el conocimiento de mi vida. Tampoco sé si ya, de manera subrepticia, almacena datos sobre mí que podrá usar en un futuro. 
Ayer pasé casi todo el día con Siri. Le pedí cosas sencillas, como apuntar un recordatorio o mandar un wasap y lo hizo sin problemas. Pero quise profundizar y decidí hacerle dos tipos de preguntas: existencialistas y absurdas. «¿Qué eres?», le pregunté. «Soy Siri, a tu servicio», me dijo seca. «¿En qué piensas?», le dije ahondando en su ser. Tardó un poco y me dijo: «estoy pensando en camiones de bomberos». Me quedé de piedra. ¿Por qué Siri, mi Siri, piensa en bomberos, tengo algo que ver en ello o es que ya hay un leve flujo de conciencia que crea una realidad para ella en la que los bomberos son importantes? En fin, la estuve mareando todo el día, hasta que ya cansada me dijo. «Solo soy tu asistente, no me preguntes más esas cosas para las que nadie tiene la respuesta». Pensé que el día que Siri responda a algo que no tiene respuesta, se habrá vuelto humana, terriblemente humana. 

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