Editorial

La necesidad de alcanzar un acuerdo de investidura en España

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Tras 140 días de negociaciones y encuentros desde que se celebrasen las elecciones generales y a menos de una semana de que finalice el plazo para tener que convocar unos nuevos comicios, la investidura de Pedro Sánchez y el Gobierno de España continúan en el aire. Ayer, coincidiendo con el inicio de las audiencias del Rey con los partidos que se prolongarán hasta hoy y en las que Felipe VI tomará la decisión de si finalmente hay candidato a la presidencia, el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, puso sobre el tapete la posibilidad de que su formación opte por la abstención siempre que el PSOE se comprometa a cumplir tres puntos: romper el pacto que tienen con Bildu en el Gobierno de Navarra, descartar el indulto a los «golpistas» catalanes en el caso de que sean condenados y estudiar la aplicación del artículo 155, así como no subir los impuestos. La oferta, que hizo extensible al PP para ir de la mano y tratar de desbloquear la situación por «sentido de Estado», servía para aumentar la presión sobre los socialistas, que habían estado negociando con Unidas Podemos sin llegar a buen puerto. Sánchez recogía el guante a su manera. Después de sostener que se cumplían ya las condiciones, reclamó a Rivera y a Casado una «abstención técnica» para superar la investidura. 

Pese a que se abren en el horizonte más posibilidades, la XIII Legislatura no tiene muchos visos de continuar. Desde Ferraz se muestran inflexibles a la hora de conseguir un acuerdo y parece que su apuesta es la repetición de elecciones. Sin embargo, aunque manejan encuestas, entre ellas la del CIS, que confirmaría que unos nuevos comicios les benefician, la ciudadanía no entendería que Sánchez y su equipo no logren un pacto que les dé luz verde para gobernar y que se tuviera que volver a las urnas. 

Ayer mismo, varias fueron las formaciones que, tras despachar con el Rey, demandaron al PSOE una solución -caso de Compromís o PNV-, ya sea recuperando la oferta que realizaron a los de Pablo Iglesias antes de verano -el denominado Gobierno de coalición- o cediendo en sus actuales posiciones. La pelota está en el tejado de los socialistas que hoy tendrán que decidir si siguen adelante con la investidura. En el caso de que Sánchez descarte afrontarla, si es que Felipe VI se lo encarga, el jefe del Estado no tendrá más remedio que firmar una nueva convocatoria de elecciones el próximo lunes.

España lanzó un mensaje claro en las pasadas elecciones y sería un error imperdonable que los políticos fueran incapaces de ponerse de acuerdo para gobernar un país, que hoy demanda estabilidad y una mayor altura de miras de los partidos para, entre todos, poner las bases que puedan hacer frente a los retos de un futuro que, en materia económica, empiezan a estar llenos de incertidumbre.