Ganará Segovia

Nacho Sáez
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El Turégano y el Unami se disputan este fin de semana y el próximo una plaza en Tercera en una eliminatoria muy especial.

Ganará Segovia - Foto: Rosa Blanco

La historia está llena de ejemplos de que el fútbol ofrece siempre revancha. Ahora se la puede cobrar el Unami, que el pasado 21 de mayo vio cómo el Turégano le arrebataba la opción del ascenso directo a Tercera. Menos de un mes después ambos equipos se vuelven a medir, en esta ocasión con posibilidades para los dos de subir de categoría. Este sábado (19.00 horas en Turégano) y el próximo (en horario por confirmar en el Estadio Municipal de La Albuera) protagonizarán una eliminatoria a ida y vuelta de la que saldrá el equipo que toca la gloria.

El Turégano es el aspirante. De no aparecer en las quinielas a disputar la final del 'play off'. «Nuestro objetivo no era ascender, pero a lo largo de la temporada hemos ido obteniendo resultados, nos lo hemos ido creyendo y ahora venimos con el subidón de las semifinales, que fue una batalla muy dura. Nos quedan dos fines de semana de competición y tenemos que ir a por todas con lo que tengamos», apunta David Martínez 'Rubio', una de las piezas claves de un equipo armado a partir de diez jugadores tureganenses.

Otros tantos de los pueblos de alrededor y un puñado de Segovia completan la plantilla, dirigida por el veterano técnico Luis Bertó. «Buena parte de la culpa de este éxito es suya. Su experiencia nos ha permitido dar un salto», explica Rubio, emocionado con lo que se viene: «Se me ponen los pelos de punta. De pequeño veía a mi padre jugar en Turégano y siempre ha habido un ambiente de fútbol en el pueblo increíble. Son momentos muy especiales. Los que no lo habíamos vivido ahora estamos viendo lo que es jugar un 'play off'. Va mucha más gente a verte, el otro día hubo bengalas y fuegos artificiales… Te crea una presión más alta, pero se nos va quedar grabado en la memoria. Además, no hay nada más bonito que hacerlo con un grupo de amigos, que al final es lo que somos».

Salvo por los problemas musculares propios de este momento de la temporada y de esta ola de calor, el Turégano llega sin imprevistos a la final. «Creo que la eliminatoria se va a decidir en pequeños detalles. El equipo que dude, que falle, le puede pesar. Nosotros tenemos que hacer un trabajo perfecto o casi perfecto para ganar la eliminatoria. Con los detallitos, como balones parados, saques de banda o errores en algún pase, tenemos que intentar ser perfeccionistas para no dar facilidades al rival», reflexiona Rubio, extremo derecho de un grupo que ha sabido adaptarse a las circunstancias: «Nos gusta mover mucho la pelota, tener la posesión del balón y filtrar pases a los que estamos arriba. Eso no quiere decir que a veces no necesitemos otro tipo de juego más directo. La diferencia con otros años ha estado en que a partir del minuto 70 hemos sido capaces de obtener resultados. Hemos estado mucho más fuertes y hemos obtenido más puntos».

En su opinión, la eliminatoria no tiene un favorito claro. «Un poquito más de presión sí que tienen ellos porque su objetivo es el ascenso y para nosotros no lo era. Nosotros vamos a disfrutar de un momento histórico para el equipo, el pueblo y la afición, pero evidentemente nos encanta competir y vamos a darlo todo para intentar conseguir el ascenso. Y si no lo logramos, tenemos ese segundo premio que es jugar la Copa del Rey», reflexiona a la espera de que llegue el representante de su rival al encuentro preparado en la plaza del Azoguejo por El Día de Segovia.

«A ellos les gusta mucho tocar el balón, jugar con el mediocentro… Al jugar con un sistema de 3-5-2 saben meterse entre líneas y los centrales juegan muy bien abiertos. Creo que una de las claves va a ser que la presión sea buena y que no les dejemos salir con facilidad desde su campo. Y obviamente contrarrestar los balones que vayan arriba, que sus delanteros rompen las líneas», concluye antes de saludar a Rubén Pérez, que muestra su mano derecha. La que le mantiene en duda para la eliminatoria después de que hace algo más de un mes se rompiera el metacarpiano del dedo gordo de esa mano.

«Tengo que ver qué tal los dos entrenamientos que nos quedan para saber cómo va la debilidad de la mano, pero voy a intentar jugar», cuenta al tiempo que reconoce que el pasado sábado temió no poder reaparecer ante la remontada que estuvo a punto de lograr el Mojados. Un mal día que no cree que vaya a influir en la eliminatoria contra el Turégano: «Estamos ilusionados y con ganas de lograr el ascenso que el año pasado no pudimos conseguir por un gol».

El recuerdo de esa fiesta frustrada hace un año en La Albuera sobrevuela al Unami. «Creo que teníamos más presión en el partido de liga regular contra el Turégano, que teníamos que ganar sí o sí para ascender directamente», señala este carrilero izquierdo de 23 años formado en las categorías inferiores del Quintanar y de la Gimnástica Segoviana. Un jornalero del fútbol que sueña con el balón. «Prácticamente no se nos reconoce nada salvo en 'play off' y este año con la Copa del Rey, pero necesitamos el fútbol para nuestro día a día. Muchos de nosotros llegamos a entrenar pegados del trabajo, otros no llegan, cancelamos citas familiares por ir a jugar… Y luego nos une que nos conocemos todos desde hace bastantes años, somos un buen grupo y trabajamos juntos», revela sobre el Unami.

Esta final tiene aroma de último baile para el equipo que dirige Gonzalo del Valle. «El año pasado, cuando no conseguimos ascender en el último partido, algunos jugadores como Javi de la Cruz o Terleira decían que había sido la última oportunidad para ellos de lograr algo importante. Y de repente se han visto otra vez este año viviendo esto tan bonito. ¿Quién dice que el año pasado no lo volvamos a hacer?», reivindica Rubén, que espera dos choques igualados. «Vamos a tener que saber afrontar los choques. Van a ser dos partidos muy intensos, muy físico, muy al choque… Al final el que menos falle es el que se va a llevar la eliminatoria. Viendo desde fuera la última vez que jugamos contra el Turégano, no hicimos un partido malo. Dimos tres o cuatro palos, tuvimos cuatro manos a mano frente al portero, que los paró… Esa intensidad y ese trabajo es el que deberíamos llevar a cabo ahora, aunque también van a ser partidos diferentes. A ver nuestro entrenador cómo lo ve» concluye.