Presidido por el obispo de la Diócesis, César Franco, a quien acompañaba el presidente de la Junta de Cofradías, Hermandades y Feligresías, Víctor García Rubio, y el concejal de Participación Ciudadana, Andrés Torquemada, abría las estaciones de la cruz la imagen a hombros del Cristo de la Buena Muerte,  la talla de la capilla del Cementerio del Santo Ángel de la Guarda,  seguida de centenares de personas con velas y como fondo una bella panorámica de segovia al atardecer. En algunos momentos una de las celebraciones más características de la Semana Santa de Segovia ha estado amenazada por la lluvia, que ha sido pasajera y débil.

La Junta de Cofradías ha informado que repartió un millar de velas entre las personas que participaron en él Vía Crucis. 

El silencio de la atardecida solo se rompe por los rezos y cánticos que permiten revivir los últimos días de vida en la tierra de Jesús con hitos como la oración en el huerto, el prendimiento, el juicio, la flagelación, la vía dolorosa, la crucifixión, la agonía, la muerte, la piedad, el entierro y la resurrección. 

El Cristo de la Buena Muerte con el fondo de Segovia durante el Vía Crucis - Foto: A.M.

Las tradicionales estaciones del Vía Crucis, fuerondiseñadas y realizadas por el artesano Prudencio Zorzo, fallecido en 2017,  también impulsor de la Cofradía de San Marcos, y uno de los grandes nombres históricos de la Semana Santa segoviana.