Javier Santamarina

LA LÍNEA GRIS

Javier Santamarina


Adiós, Mister Chips

07/01/2022

En esta sociedad inmadura, los afectos se transforman en odios con la rapidez de un clic. Hace unos meses Boris Johnson parecía todopoderoso y su gobierno superaría con facilidad la década. Atónitos, sus compañeros comprueban cómo se diluye el control sobre el partido y deja de ser un activo político.

Estos recientes ataques, sobre su toxicidad electoral, son ventajistas porque deberían haberse producido antes. Un partido debe poseer un cuerpo ideológico, dogmático, que permita a sus afiliados y seguidores reconocerse. Esta oferta se presenta a la ciudadanía para que valore por sí misma el mérito de la propuesta o la oportunidad del momento. Los partidos políticos no están hechos para gobernar, sino para ofrecer a los votantes diferentes opciones para solucionar los problemas presentes. Son el eje de una democracia sana.

Antes de Boris, Angela Merkel como David Cameron vaciaron ideológicamente sus partidos una vez llegaron al poder. Se puede pensar que fueron pragmáticos al posponer sus cambios de criterio a la obtención del cargo, cuando fue justamente al revés. Solo Tony Blair transformó al Partido Laborista antes de ganar unas elecciones, lo cual permitió su posterior éxito.

Todos ellos se rodearon de expertos en encuestas para ser asesorados sobre cuál era la política a seguir. Recuerda un poco a los consejos de administración de las empresas, cuando delegan el futuro de la firma en una consultora para que les ilumine sobre las nuevas vías de negocio. El pragmatismo previene contra la rigidez mental pero no elude la necesidad de principios.

Vivimos una época donde demasiada gente es incapaz de aceptar que los demás no tengan nuestras mismas ideas. No digo unas cuantas, sino todas. Solo hay una forma correcta de ser, la de uno.

La democracia como modelo político defiende justamente lo contrario. Al hacer de la libertad y la propiedad privada epicentro dogmático propugna una coexistencia pacífica de sujetos libres, con derechos y responsabilidades. La ley es el instrumento que se otorga a la ciudadanía a través de los políticos para regir una sociedad plural y diversa.

El Partido Conservador debería haber sido más cauto eligiendo a Boris, pero ese no es el problema. Una pandemia exige un talento y coraje que muy pocos políticos poseen; desgraciadamente Boris carece de ambos. Cuantos menos principios poseas más difícil será responder a las preguntas que surjan. Me temo que los gobernantes no han aprendido nada y vamos por la sexta ola. La pobreza se extiende.