Villalar se mira al espejo de la España Vaciada

SPC
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"Que no se engañen, la riqueza está aquí, en las ciudades hay mucha precariedad", avisa uno de los vecinos de esta localidad vallisoletana

Imagen de archivo de Villalar de los Comuneros (Valladolid). - Foto: Eduardo Margareto (Ical)

Con los datos en la mano, no es un caso extremo de despoblación, pero hace ya 20 años desde la última vez que el emblemático municipio vallisoletano de Villalar de los Comuneros -donde cada 23 de abril se celebra la fiesta popular de Castilla y León- contó 500 habitantes.

Ahora tiene 473 censados (el 5,4% menos que en 2001), y el dato tiene truco, porque basa su relativa estabilidad demográfica en la población flotante de su residencia de mayores: hay lista de espera y cuando uno de sus usuarios muere, su plaza es utilizada por otra persona, principalmente de poblaciones aún más pequeñas, según explica a EFE el alcalde, Luis Alonso Laguna.

El Día de Castilla y León su histórica campa, icono de las batallas comuneras que conmemoraron en 2021 su quinto centenario, se llena con una media de 20.000 personas en una jornada que insufla al municipio una vida que, en el día a día, se apaga. Ahora, en plena campaña electoral, en sus calles no hay banderolas ni carteles con los rostros de los candidatos, pero sus vecinos reconocen que el futuro del pueblo está en peligro.

"No hay niños"..., se escucha en una conversación de EFE con varios de los que, cercanos a los 50 años, se consideran "los jóvenes" de la localidad, reunidos el sábado pasado a mediodía en el bar del pueblo, regentado por el padre de Álvaro, quien cerca de la veintena, reconoce que "ponen muy difícil vivir en un pueblo", aunque su familia no vive en Villalar, sino en otro cercano a Tordesillas.

Pone el acento en la pérdida de servicios, como el banco, que es uno de los cientos cerrados en la España rural, pero no es menor escollo la falta de oportunidades educativas y laborales.

El 'lobo' de la despoblación

Como en el cuento de 'Pedro y el lobo', "no es que venga el lobo, es que ya ha venido", contesta resignado sobre los efectos de la despoblación el alcalde de Villalar, que se presenta por un partido local y ve como "inevitable" que haya surgido un movimiento como el de la España vaciada que pretende defender el medio rural en el ámbito político.

Sobre este asunto, el regidor tira de Constitución para defender el derecho de los habitantes del medio rural a tener garantizados ciertos servicios esenciales y apuesta por medidas de repoblación para revertir la sangría que viven los pueblos. "Este mes han muerto cinco mayores", resume.

Lo que no han perdido los habitantes de Villalar es su tienda de ultramarinos, que vive su particular temporada alta esos 23 de abril comuneros, y tampoco falta la visita de la furgoneta de Satur, un ingeniero de telecomunicaciones de RTVE en excedencia y con una empresa de imagen 3D radicada en Valladolid, que sin embargo dedica parte de su tiempo a recorrer varios pueblos de la provincia para vender fruta y verdura a sus ancianos vecinos.

"Que no se engañen, la riqueza está aquí, en las ciudades hay mucha precariedad", avisa Satur sobre su experiencia en varios puntos urbanos de Europa, aunque uno de sus clientes le replica desde fuera de su comercio ambulante: "Ya, pero aquí nadie se queda".

Pese a su convencimiento sobre el potencial y la calidad de vida del medio rural, Satur reconoce que en los cinco años que lleva al frente del negocio tras relevar a su padre la población se reduce a toda velocidad. "Se me muere la clientela", dice resignado, quejoso también con otra 'cruda' realidad: "Los niños y los jóvenes ya no comen fruta".

"Cuatro gatos"

La estadística del Instituto Nacional de Estadística indica que el 60 por ciento de los habitantes de este municipio tienen más de 50 años, con 133 hombres y 149 mujeres que, sin pretenderlo, ponen en marcha el contador del fin del municipio, que en el bar ven aún más cerca con el cambio de actividad al que ven avocado al pueblo: de la agricultura a las placas solares -unas 2.000 hectáreas en proyecto-, asunto que como es habitual genera controversia entre los vecinos.

Y mientras, en el bar, siguen con la conversación y concluyen que, aunque tiene su parte buena que haya nuevas formaciones que concurran a las elecciones reivindicando el medio rural y el freno a la despoblación, añaden resignados: "Son cuatro gatos".

Se refiere a quienes están detrás de las candidaturas de la España vaciada, pero las palabras valen también para los habitantes de cientos de municipios del medio rural de Castilla y León y de España en general, también son 'cuatro gatos... y cuatro votos'.